Un anestésico contaminado, el principal sospechoso por la meningitis en Matamoros
Las autoridades confirman 23 contagios, nueve de pacientes estadounidenses y 14 mexicanos. Al menos una persona procedente de Texas ha fallecido por la enfermedad, en un brote similar al de Durango
La historia se repite. Tanto las autoridades mexicanas como las estadounidenses apuntan a un anestésico contaminado como el origen del brote de meningitis en dos clínicas privadas de la ciudad de Matamoros, en Tamaulipas, especializadas en operaciones de cirugía estética y clausuradas desde el 14 de mayo. La Secretaría de Salud ha confirmado 23 contagios, nueve de pacientes procedentes de Texas, Estados Unidos, entre los que ya hay al menos un fallecido por la enfermedad, —se investiga otra posible muerte—, y 14 mexicanos. “De estos últimos, cuatro son sospechosos y se encuentran con síntomas; cinco son probables y presentan además alteraciones en los resultados de líquido cefalorraquídeo, y otros cinco han sido confirmados por la presencia del hongo Fusarium solani”, ha señalado la entidad este jueves en un comunicado.
El caso guarda similitudes significativas con el brote de Durango, que comenzó el pasado octubre y a la fecha se ha cobrado ya 39 víctimas, 38 mujeres y un hombre. Entonces, un anestésico local llamado bupivacaína e infectado por el mismo hongo fue también el causante de la enfermedad. El medicamento se utilizaba principalmente en cesáreas y otras operaciones cortas, lo que explica que la inmensa mayoría de afectadas fueran mujeres jóvenes. En el caso de Tamaulipas, no ha trascendido el nombre del fármaco contaminado, aunque las autoridades han señalado que los contagios se han producido en pacientes que se sometieron a “bloqueo neuroaxial por procedimientos quirúrgicos”, igual que en Durango.
Las autoridades tratan ahora de identificar a los pacientes que estuvieron expuestos al anestésico en las dos clínicas implicadas, River Side Surgical Center y K-3, que están siendo investigadas. El Gobierno de Tamaulipas estima que 547 personas se sometieron a cirugías en los dos hospitales entre el 1 de enero y el 13 de mayo. Con este tipo de meningitis, la mortalidad puede superar el 50 % de pacientes contagiados, pero, según un estudio, si los afectados son atendidos antes de presentar síntomas, el riesgo de muerte podría descender hasta un 40 %. La Secretaría de Salud está capacitando a los profesionales sanitarios de los hospitales públicos de Matamoros, Ciudad Victoria y Reynosa ante la posible llegada de más casos.
“Nuestra prioridad son los pacientes con riesgo, que no tienen sintomatología y los que tienen algún tipo de alteraciones, con el fin de proporcionarles de manera oportuna, el diagnóstico, atención médica y el tratamiento que se requiera”, señaló hace tres días el secretario de Salud de Tamaulipas, Vicente Hernández Navarro. El Hospital General Doctor Alfredo Pumarejo y el Hospital General de Zona No. 13 del Instituto Mexicano Del Seguro Social se utilizan como centros de referencia para los pacientes afectados. La Comisión Federal Contra Riesgos Sanitarios (Cofepris) se encuentra ya investigando los medicamentos que presuntamente provocaron el brote, así como las dos clínicas implicadas.
“Lamentablemente, sí, ya hay fallecidos por esta situación”, ha señalado este jueves el presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador. “Es una sustancia, un medicamento utilizado como anestésico para cirugías plásticas, que se contaminó, que se descubrió que está en mal estado. Lo aplicaron en dos hospitales privados en Matamoros y se está ayudando a quienes fueron afectados. Tenemos conocimiento de lo que está pasando en Matamoros desde hace 15 días. Está atendiendo este asunto el doctor Hugo López Gatell [subsecretario de Salud] y se está haciendo toda una investigación”, ha añadido.
La hoja de ruta es la misma que se siguió en Durango, que ha mandado medicamentos a Matamoros para combatir la enfermedad. Entonces, la comunidad médica se enfrentaba a un brote con apenas precedentes históricos, sin un guion que pautara el camino. La meningitis en su forma más común se transmite por un virus e inflama los tejidos que cubren el cerebro y la médula espinal. Pero en Durango y Tamaulipas la dinámica es distinta. El hongo fue inyectado junto con el anestésico directamente en la médula espinal. Un experto consultado por EL PAÍS lo ejemplificaba de la siguiente manera: es como si una ciudad se protege de un asedio con murallas fuertes y robustas, pero el enemigo aterriza en la plaza central. De ahí su alta mortalidad.
El pasado 16 de mayo, el Gobierno de Estados Unidos lanzó una alerta por el contagio de meningitis en los cuatro ciudadanos que viajaron a Matamoros para operarse, una práctica extendida, ya que en México la cirugía estética es más barata. Los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés) pidieron a los estadounidenses que no se operaran en la ciudad “hasta que haya evidencia de que ya no hay riesgo”. Entonces, ya señalaban que la causa podía ser una anestesia epidural. Fueron las autoridades estadounidenses las que avisaron del brote a las mexicanas, según ha reconocido este jueves la Secretaría de Salud: “Cabe mencionar que el Gobierno de México tomó conocimiento de este evento por una comunicación, el 11 de mayo de 2023, por parte de los CDC, en cumplimiento del Reglamento Sanitario Internacional (RSI)”.
El brote de meningitis de Durango comenzó a mediados de octubre. La Fiscalía señaló después de una larga investigación que el medicamento causante de la enfermedad no estaba adulterado de origen: Pisa, la farmacéutica que lo produce, lo distribuye por todo el continente, pero entonces solo hubo casos en Durango. En su lugar, el Ministerio Público sostuvo que fue el mal manejo en los hospitales y el hecho de que los centros médicos permitieran ingresar fármacos ajenos sin un debido control de calidad, lo que causó la infección.
Ahora, con la extensión de la enfermedad a las clínicas de Tamaulipas, la pregunta clave es si el diagnóstico que se hizo entonces en Durango, que partía de la premisa de que los casos eran aislados, sigue siendo válido. Todavía no ha trascendido a qué farmacéutica pertenecían los anestésicos adulterados de Matamoros.
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