80 entierros, 15.585 inmuebles, miles de fragmentos cerámicos: los nuevos hallazgos arqueológicos en la ruta del Tren Maya
El megaproyecto turístico del sureste mexicano se encuentra en su camino nuevos vestigios en la zona maya que formaron parte de los antiguos asentamientos prehispánicos
El sendero del Tren Maya está rebosante de ruinas y objetos arqueológicos. Ya son 17.079 vestigios prehispánicos los que han encontrado los investigadores en la ruta del tren, el megaproyecto turístico y promesa estrella del presidente Andrés Manuel López Obrador. Por el camino del ferrocaril que recorrerá la península de Yucatán de punta a punta a través de 1.554 kilómetros se han ubicado 15.585 monumentos inmuebles, 1.087 monumentos muebles, 407 vestigios agrícolas, 80 entierros, 60.000 fragmentos cerámicos y 30 vasijas completas. Los hallazgos no han terminado y las obras de excavación, que abarcan medio kilómetro a cada lado de la vía, pisan el acelerador para entregar antes de 2024.
“En su mayoría hemos encontrado monumentos inmuebles: construcciones domésticas, enterramientos y, en algunos casos, arquitectura monumental y más de 1.000 monumentos muebles como molcajetes, metates, vasijas, elementos cerámicos y otros elementos de la vida cotidiana o carácter ritual”, enumera Diego Prieto, director del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH). Destaca, por ejemplo, una milenaria vasija con escritura jeroglífica cuyo tipo data de finales del periodo Clásico Temprano al Clásico Tardío (600 y 800 d. C.), atribuido a la zona de Oxkintok, en Yucarán, que probablemente corresponda a un depósito mortuorio. También los 80 entierros humanos que, en algunos casos, presentaban deformaciones craneanas lo que indicaría que tuvieron un mayor estatus social, y los más de 15.000 vestigios inmuebles en la periferia del proyecto: montículos y nivelaciones domésticas hasta basamentos con arquitectura compleja.
Tanto los monumentos arqueológicos inmuebles como los de tipo mueble amplían el conocimiento sobre la vida cotidiana y las relaciones de comercio e intercambio cultural que existieron hace siglos en el área maya, explican la arqueóloga Ileana Echauri Pérez, de la dirección de Estudios Arqueológicos del INAH e Iliana Ancona Aragón, del centro del INAH en Yucatán. Los hallazgos han sido ubicados gracias al proyecto de salvamento arqueológico bautizado como ‘U lu’umil maaya wíiniko’ob: Un análisis regional del sureste mesoamericano’, que se concentra en los Estados de Chiapas, Tabasco, Campeche, Yucatán y Quintana Roo, donde arqueólogos, antropólogos, arquitectos y restauradores realizan recorridos en superficie con herramientas como la georreferenciación mediante GPS, la topografía con tecnología satelital y el uso de sensores LIDAR, lo que ha permitido identificar y valorar áreas donde se concentran elementos arqueológicos de muy diversas características y magnitudes.
Tan solo el tramo 1, que va de Palenque a Escárcega — en los Estados de Chiapas y Campeche, con una longitud de 223 kilómetros — se han recorrido a la fecha 131.19 kilómetros, donde se han registrado 553 monumentos arqueológicos; algunos de ellos documentados por primera vez. Debido a la concentración de estos vestigios en el camino del tren, el Instituto de Antropología definió áreas críticas donde habrá de establecerse medidas específicas para evitar la destrucción de los basamentos piramidales, plazas o cuadrángulos y terrazas, destacando un basamento de grandes dimensiones, sobre el que se desplantan varios montículos. De hecho, algunos de los edificios registrados fueron afectados parcialmente durante la construcción de la antigua vía del tren.
Hasta el momento, el INAH ha dado el visto bueno a 760.093 kilómetros de obra en 5 de los 8 tramos del tren y anunció que ya no solicitarán modificaciones a la vía. “Al principio tuvimos que hacer sugerencias para modificar algún trazo para evitar que estructuras monumentales se pudieran ver afectadas, pero por parte del Consejo de Arqueología ya hemos validado el trazo general de los cinco primeros tramos”, adelantó el director del INAH. Los hallazgos, dicen las arqueólogas, reflejan la presencia de grupos humanos viviendo en tiempos tan tempranos como el Preclásico (700-300 a.C), quienes se sirvieron de vasijas de cerámica para actividades cotidianas y suntuarias. Destaca una ofrenda del periodo Clásico Temprano 250-600 d.C. compuesta de un cajete y una vasija vertedera, ambas con cuatro soportes mamiformes, que representan los senos de una mujer, los cuales se fechan hacía la transición del Preclásico al Clásico. Los investigadores consideran a la obra del Tren Maya una buena oportunidad de investigación, con miras a ampliar el conocimiento sobre los sitios arqueológicos de las regiones que recorrerá. “Una vez que estos procesos de salvamento se llevan a cabo, las piezas se llevan a los laboratorios donde se estabilizan, se les realiza limpieza y restauración, y ahí empieza algo que nos emociona mucho, el proceso de investigación que se realiza en el INAH es lo que nos ha revelado durante todos estos años, esa riqueza cultural que tenemos”, comentó la secretaria de Cultura, Alejandra Frausto, en conferencia de prensa.
El diseño inicial del Tren Maya dividió la ruta en tres tramos —Selva, Golfo y Caribe— y contaba con 18 paradas en cinco Estados: Campeche, Chiapas, Tabasco, Quintana Roo y Yucatán. Pero, a la fecha, 327 personas han interpuesto 25 amparos contra el proyecto, informó el director general del Fondo Nacional de Fomento al Turismo (Fonatur), Rogelio Jiménez Pons. También dijo que el costo del Tren Maya se incrementó en 60.000 millones de pesos. “El costo inicial era de 140.000 millones de pesos y se va a casi a 200.000 millones”, explicó Jiménez Pons, al comparecer este lunes ante la Comisión de Comunicaciones y Transportes del Senado. Ahora, el proyecto tendrá 21 estaciones y 17 paraderos. Fonatur anunció dos modificaciones importantes en Campeche y Mérida, donde las comunidades de la zona presentaron amparos contra la obra.
El Tren Maya se vende como parte de una estrategia del Gobierno de México para atender al sureste, con la finalidad de saldar la deuda histórica, reducir la desigualdad e integrar a la región a las dinámicas económicas. Alrededor del proyecto abundan las promesas: un nuevo polo turístico, una obra eficiente, fuente de empleo e impulsor de bienestar, pero ambientalistas, pueblos originarios y algunos arqueólogos e historiadores no están tan convencidos. La Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) autorizó el Impacto Ambiental del proyecto Tren Maya, con lo que se prevé deforestar 800 hectáreas de selva para su construcción, tan solo en la primera fase. Las vías pasarán por áreas protegidas como el Sistema Lagunar Catazajá y La Libertad en Chiapas y Tabasco; el sitio Ramsar Anillo de Cenotes en Yucatán y la Reserva de la Biosfera Los Petenes en Campeche. Y sobre miles de vestigios prehispánicos.
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