Ni princesas ni caballeros: los nuevos cuentos para las nuevas generaciones
El amor en la literatura infantil se trata de igual a igual. Ya no se usa eso de chica esperando a un chico para invitarte al baile y enamorarse. Ahora los chicos también se enamoran perdidamente
La literatura se adapta a los nuevos tiempos. De los cuentos alrededor de la hoguera a las narraciones multimedia ha llovido mucho. Tanto el continente como el contenido ha tenido agua para rato. El ser humano podrá vivir sin wifi, sin productos BIO o sin ropa ECO, pero sin lo que a ciencia cierta es difícil seguir respirando son historias. Alba Puig, de la editorial Mediterrànea y editora de Littlecuentus, cree en la magia de la narración. Tengas la edad que tengas, si alguien te cuenta una peripecia, tropelía o anécdota (es decir, una historieta) es difícil salir de la trampa. Es por eso que se considera a la literatura como el altavoz más potente para con el aprendizaje de los peques. Los cuentos les entran y les calan.
Pero no hace tanto que las niñas soñábamos con tirar nuestra trenza por la ventana, y cuál Rapuncel, que un apuesto zagal emparentado con alguna corona nos salvase el pellejo. Las niñas nos veíamos en lujos y palacios, comiendo (más bien poco) con trece tenedores de oro y comportándonos protocolariamente vaya a ser que Barba Azul se enfade. A las niñas se nos crió para esperar, en el mito del amor romántico, y para aguantar el dolor si el zapatito de cristal te va peque. Y cuidado, que los niños también tienen su veneno: siempre fuertes, luchadores, insensibles y, si matas al dragón, con su sangre salen rosas para tu esposa.
Según Alba Puig, experta en narrativa infantil: “Disney es una muestra de que cada vez se van adaptando los mensajes a los nuevos tiempos. En principio, las mujeres siempre éramos rescatadas, pero a partir de Brave o Frozen, que son las primeras princesas Disney que se redimen a sí mismas, los discursos han cambiado. Elsa no se casó y el mundo siguió brillando”. Laura Vila es la responsable de infantil de la librería Alberti, cree que la literatura de princesas rosas no ha dejado de existir, el cambio no ha sido total, pero, ahora, el abanico de cuentos modernos (gracias a editoriales subversivas con el discurso anterior) es tan amplio que el prescriptor (madre, padre, bibliotecaria, librera o maestro) es quien elige qué libro pone en las pequeñas manos. Laura Vila tiene algo de cuentos “brilli-brilli” en la tienda, pero a sus lectores y a ella les interesan más Las princesas también se tiran pedos, y contra el rol masculino de la valentía y siempre dispuesto a la batalla otra receta: El caballero que no quería luchar. Un caballero que es enviado a matar al dragón, pero se niega, así que acabará leyéndole historias. Lo que nunca falla es el humor intercultural e intergeneracional, recomienda El lobo en calzoncillos. Sus cuentacuentos en #AlbertiADomicilio
Cierto es que las editoriales pueden ser muy visionarias y progresistas, pero tienen que comer. No pueden sacar un libro que venda dos copias. Es por eso que la principal faena del editor es escuchar qué pide la sociedad. Para Alba Puig el arte es una visión de alguien que intenta plasmar lo que existe, los discursos de las pelis y los libros son fotografías de lo que está sucediendo. Nadie va a sacar libros de divorcios si o los divorcios no están pasando o no está aceptado hablar de ello. Y es por ese motivo el éxito absoluto de El espejo en casa de mamá y El espejo en casa de papá (editorial Nubeocho). Si empiezas el libro por el principio, es la aventura del peque en casa de la madre, y en la mitad del libro hay un espejo. Si giras el libro y comienzas por la contra, estás en casa del padre. Hay dos casas, dos padres separados, pero el niño siempre es y será el centro.
Según Olga Portella, editora de Duomo, las nuevas narrativas infantiles pasan por libros sobre género/romper estereotipos y libros de ecología. Sobre valores relacionados con el cambio climático tendríamos Tú puedes salvar el mundo o Cuentos por el clima o Cuentos para niños y niñas que quieren salvar el mundo. Según Laia Falcón, de El Culturista, estos libros tienen éxito porque estamos concienciados con la alarma de la destrucción del planeta, además de ser un valor comercial en auge por ser tendencia actual. La editorial Zahorí Books ha abierto un club, Club Pequeño Activista (con carnet y todo), que va ligado a sus libros, como SOS Monstruos verdaderos, en el que trata los problemas medio ambientales como monstruos con cara y ojos. Laia nos recomienda Plasticus Maritimus (Kalandraka), con preciosas ilustraciones aborda cómo se amontonan las toneladas de plásticos en nuestros océanos.
Para acabar con estereotipos tenemos a la niña que juega, corre mucho, va muy rápida y le dicen que hace las cosas como un niño, pero ella se empeña en gritar: Soy una niña (Editoral Corimbo). Y sí, qué malo tiene si tu niño quiere pintarse las uñas de rojo, amarillo y verde, y mover las manos como Rosalía. Un precioso álbum sobre el tema es Vivan las uñas de colores (Nubeocho). Para entender la diversidad como elemento enriquecedor Monstruo rosa (Ediciones Apila) o el elefante acomplejado con la trompa grande, ¡Eso no es normal! (Nubeocho).
Alba Puig afirma que el amor en la literatura infantil se trata de igual a igual. Ya no se usa eso de chica esperando a un chico para invitarte al baile y enamorarse. Ahora los chicos también se enamoran perdidamente. “Lo importante es el amor, no de quién te enamores”. Un libro que nos recomienda es Con tango son tres (editorial Kalandraka), se trata de dos pingüinos machos que incuban un huevo y tienen un bebé pingüino. ¡Y que viva la paternidad doble!
Olga Portella cree que se han publicado libros que mostraban otro tipo de familias, pero considera que la literatura infantil va muy retrasada y aún hay espacio por recorrer. Con la idea de hacer el mundo más inclusivo y ayudar a las nuevas generaciones a crecer en la empatía y a normalizar la diversidad ha editado con mucha ilusión El gran viaje de las familias extraordinarias (Duomo ediciones), un misterio a bordo de un crucero en el que aparecerán familias diferentes: monoparentales, separadas, reconstruidas, lesbianas... Y es así cómo la sociedad moldea a la literatura, y a su vez, depende de esta cómo se formen nuestros niños y niñas.
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