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Un bombardeo ruso contra una academia militar deja medio centenar de muertos y más de 200 heridos, entre ellos civiles

Zelenski evita concretar que el ataque fue contra un edificio en el que se concentraban soldados, pero asegura que abrirá una investigación sobre lo sucedido

Varias personas cerca del Instituto Militar de Comunicaciones en Poltava, Ucrania, después del ataque ruso, este martes. Foto: Bohdan Kazyrid (Global Images Ukraine via Getty ) | Vídeo: EPV
Cristian Segura

Dos misiles balísticos rusos han destruido este martes el edificio del Instituto Militar de Comunicaciones de la ciudad ucrania de Poltava. El presidente, Volodímir Zelenski, informó en un primer momento de que había 41 muertos y 180 heridos. La fiscalía ucrania ha actualizado posteriormente que los fallecidos ya son 51, además de más de 270 heridos. Zelenski se ha limitado a decir que han sido atacados “una institución educativa y un hospital colindante”. El jefe de Estado ha dicho que “la escoria rusa pagará por este ataque”, pero también ha indicado que ha ordenado “una investigación completa sobre las circunstancias de lo sucedido”. La academia militar, según varias fuentes ucranias y rusas, estaba llena de soldados.

Además del hospital, 10 edificios de viviendas han sufrido daños, según el Ayuntamiento de Poltava, ciudad del este de Ucrania pero alejada del frente de guerra. Todavía se están buscando víctimas bajo los escombros. Amnistía Internacional ya advirtió en 2022 que las Fuerzas Armadas de Ucrania establecían bases militares en zonas densamente habitadas lejos del frente, y que esto ponía en riesgo a la población civil. Amnistía fue víctima en Ucrania de un duro boicot institucional. Ese informe ha sido bloqueado para consulta en internet desde Ucrania.

Bomberos ucranios, en un almacén de grano tras un bombardeo ruso en Kostantínovka, en Donetsk.
Bomberos ucranios, en un almacén de grano tras un bombardeo ruso en Kostantínovka, en Donetsk. Anadolu (Anadolu via Getty Images)

Las críticas contra la cúpula militar no han tardado en producirse por haber permitido que tantos soldados se concentraran en el mismo edificio. Militarnyi, medio ucranio especializado en información de defensa, ha detallado que en el Instituto Militar de Comunicaciones también estudiaban civiles. Cuentas de Telegram próximas al ejército ruso han estimado que en el edificio podía haber hasta 300 militares. Illia Ponomarenko, uno de los activistas contra la invasión más populares de Ucrania, pidió desde la red social X que se castigue a los responsables de una posible negligencia: “Zelenski ha proclamado que investigará el trágico incidente, pero esto no es suficiente. No es suficiente hacer una declaración y que todo pase de nuevo. Estas investigaciones prometidas por Zelenski necesitan que finalmente aporten nombres de los que permiten que los rusos lo vuelvan a hacer”.

“Parece que hay bastantes generales que no han aprendido la lección tras tres años de guerra”, añadió Tatarigami, otro destacado analista ucranio de la guerra del medio Euromaidan Press. El mensaje más severo lo volvió a escribir la diputada Mariana Bezugla, habitual crítica del ejército ucranio, haciendo referencia a un ataque ruso en 2023 que terminó con la vida de decenas de soldados reunidos en una entrega de medallas: “El caso de la 128ª Brigada no enseñó nada, nadie fue castigado, porque Zaluzhni, Pavliuk y Sirski [altos mandos militares] dijeron que todo estaba solucionado. Repetimos y repetimos las tragedias. ¿Dónde está el límite?”.

El medio ucranio RBC ha avanzado en la tarde de este martes que la Oficina Estatal de Investigación, un organismo que trabaja para la Fiscalía General de Ucrania, ha abierto ya una investigación sobre una “posible negligencia militar”.

Zelenski ha reiterado que la tragedia de Poltava podría evitarse si sus aliados internacionales elevan la ayuda aportada en cuanto a sistemas de defensa antiaérea, pero también si Estados Unidos autoriza el uso de misiles de largo alcance contra objetivos militares en suelo ruso. “Ucrania necesita ahora sistemas de defensa aérea y misiles, y no que estén en almacenes. Ataques de larga distancia que nos puedan proteger del terror ruso son necesarios ahora. Cada día de retraso, por desgracia, supone más vidas perdidas”.

El Ministerio de Exteriores de Ucrania, en línea con las declaraciones del presidente, ha acusado al Kremlin de un “ataque atroz y brutal” y ha omitido que el ataque podría haber sido contra un objetivo militar: “Rusia ha golpeado la ciudad de Poltava matando a docenas de personas. Un hospital y un centro educativo fueron los objetivos. Utilizando misiles balísticos, el invasor ruso dejó a ucranios sin casi opciones de escapar”.

Johh Healey, secretario de Estado de Defensa del Reino Unido, que se ha reunido este martes en Londres con el ministro ucranio Rustem Umérov, ha tildado el bombardeo de “ataque indiscriminado por las fuerzas de Putin”. Otro británico, John Foreman, exasesor de defensa de las embajadas del Reino Unido en Moscú y Kiev, ha opinado en otro sentido desde sus redes sociales: “Mikolaiv, Yavoriv, Desna, Poltava… Son todas bases militares atacadas por Rusia en dos años y medio que han dejado bajas masivas. Pura incompetencia y un total desprecio por las vidas de los soldados por parte de sus autoridades”. Umérov ha hecho pública una nota en la que ha condenado “la brutalidad del terror ruso”, pero en la que también ha anunciado que su ministerio investigará si ha habido decisiones improcedentes por parte del ejército.

El ataque en Poltava se produce en un momento en el que el invasor ha intensificado en las dos últimas semanas los bombardeos masivos contra ciudades ucranias alejadas del frente, con el sistema energético del país como principal objetivo. El pasado 26 de agosto, Ucrania sufrió el mayor bombardeo de la guerra, con más de 100 drones y más de 100 misiles dirigidos contra 15 provincias.

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Sobre la firma

Cristian Segura
Escribe en EL PAÍS desde 2014. Licenciado en Periodismo y diplomado en Filosofía, ha ejercido su profesión desde 1998. Fue corresponsal del diario 'Avui' en Berlín y en Pekín. Desde 2022 cubre la guerra en Ucrania como enviado especial. Es autor de tres libros de no ficción y de dos novelas. En 2011 recibió el premio Josep Pla de narrativa.
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