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Sentenciado a 30 años de prisión el agresor del esposo de Nancy Pelosi

David DePape entró en octubre de 2022 a la residencia de la política demócrata y golpeó con un martillo a Paul Pelosi

David DePape escucha al juez Alex Tse en una vista judicial de noviembre de 2022, de acuerdo al retrato de un artista de la Corte.
David DePape escucha al juez Alex Tse en una vista judicial de noviembre de 2022, de acuerdo al retrato de un artista de la Corte.Vicki Behringer (REUTERS)
Luis Pablo Beauregard

David DePape, el hombre que atacó con un martillo en la cabeza a Paul Pelosi en su casa el 28 de octubre de 2022, ha sido sentenciado este viernes a 30 años de prisión. La pena se acerca a lo que habían solicitado los fiscales, 40 años, por considerar que los hechos eran equiparables al terrorismo doméstico. DePape fue hallado culpable de los delitos de intento de secuestro de la entonces presidenta de la Cámara de Representantes y de atacar a un familiar de una funcionaria federal. El hombre, de 44 años, recibió en realidad una pena de 50 años: 20 años de castigo por el primer cargo y 30 años por el segundo, condenas que purgará al mismo tiempo. Se le han descontado además los 18 meses que lleva tras las rejas tras ser detenido al interior de la residencia de los Pelosi en San Francisco.

DePape, vestido con el overol naranja de los rpesidiarios, miró al piso mientras escuchó a la jueza dictar la sentencia, que llega seis meses después de haber sido declarado culpable. La togada ha subrayado esta mañana el hecho “sin precedentes” perpetrado por el sujeto, un canadiense que había descendido por la espiral de las teorías de conspiración de derechas. “Eso significa, y por lo que esto es tan dañino para todos en el futuro, es que cuando alguien piense en entrar al servicio público, tendrán que pensar no solo si ellos se están poniendo en riesgo, sino si están también dispuestos a poner en riesgo a sus parejas, hijos y nietos”, ha dicho la jueza.

Aquella noche, DePape llegó a la residencia de los Pelosi con la intención de tomar como rehén a la speaker emérita de la Cámara de Representantes para someterla a un interrogatorio para exponer la supuesta corrupción del Gobierno. Paul Pelosi se despertó aquella madrugada y vio junto a su cama la gruesa silueta de un hombre que gritó “¿dónde está Nancy?”. DePape había roto una ventana para entrar en la residencia. Llevaba con él una cuerda y esposas de plástico. Nancy Pelosi estaba en Washington.

Christine Pelosi, la hija de la veterana política demócrata de 84 años, leyó antes de la sentencia un mensaje con el que transmitió cómo el violento incidente afectó a su familia. “No podríamos estar más orgullosos de cómo Papá y su tremenda valentía para salvar su vida la noche del ataque y por haber testificado en este caso”, aseguró. Christine agradeció las muestras de cariño recibidas desde entonces y aseguró que su padre sigue su recuperación tras el golpe que le causó una fractura en el cráneo y para la que necesitó una placa y tornillos.

Nancy Pelosi también envió una carta que fue leída durante la vista. “Es necesaria que la sentencia para el culpable sea muy larga, como un castigo por las heridas que Paul sigue sufriendo y como una forma de disuasión para aquellos que piensan usar la violencia en contra de un funcionario electo”, escribió la expresidenta de la Cámara de Representantes. La jueza Scott calificó a DePape un peligro para el público y para “todos los estadounidenses”.

“El golpe de shock fue tremendo”, dijo Paul Pelosi durante el juicio celebrado en noviembre del año pasado. “Me di cuenta de que estaba en serio peligro, pero intenté mantener la calma todo lo que pude”, añadió desde el estrado. Pelosi, de 84 años, intentó mantener la calma aquella noche a pesar de que el intruso tenía en la mano un martillo. Llamó al número de emergencias mientras DePape lo vigilaba y le ordenaba decir a las autoridades que era su amigo.

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La defensa de DePape, compuesta por abogados de públicos, había solicitado una pena de 14 años para su cliente. Durante el juicio, los letrados argumentaron que el ataque había sido motivado por sus creencias políticas y que no buscaba interferir con las tareas de Pelosi como integrante del Congreso. Con esto buscaban reducir la gravedad de los cargos, presentados por actos de violencia en contra de una servidora pública federal. También alegaron que DePape había sido en realidad una víctima de Oxane Taub, una polémica activista nudista de la bahía de San Francisco. Esta ha sido señalada por la familia del acusado de haberlo aislado de la sociedad y alimentado con conspiraciones alejadas de la realidad.

DePape, quien lleva más de 20 años en Estados Unidos, era un asiduo consumidor de medios de derecha. Creía que los medios mentían continuamente sobre Donald Trump, una opinión que vertía con ira en varias publicaciones en blogs y foros en línea, entradas que fueron borradas tras el ataque. Era también partidario del culto de QAnon, que considera que la cúpula política de Washington adora al diablo y trafica con niños desde una pizzería de Washington. Aquella noche de octubre, el intruso planeaba romper las rodillas a Pelosi si no admitía ante la cámara la trama de corrupción en la que creen los seguidores trumpistas.

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Sobre la firma

Luis Pablo Beauregard
Es uno de los corresponsales de EL PAÍS en EE UU, donde cubre migración, cambio climático, cultura y política. Antes se desempeñó como redactor jefe del diario en la redacción de Ciudad de México, de donde es originario. Estudió Comunicación en la Universidad Iberoamericana y el Máster de Periodismo de EL PAÍS. Vive en Los Ángeles, California.
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