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El presidente de Guinea-Bisáu disuelve el Parlamento tras denunciar un intento de golpe de Estado

El presidente de la Asamblea Nacional, Domingos Simões Pereira, acusa a Embaló de “subversión del orden democrático”

José Naranjo
Umaro Sissoco Embaló Guinea Bisáu
El presidente de Guinea-Bisáu, Umaro Sissoco Embaló, durante la asamblea general de Naciones Unidas en Nueva York el pasado 21 de septiembre.EDUARDO MUNOZ (REUTERS)

El presidente de Guinea-Bisáu, Umaro Sissoco Embaló, disolvió por decreto este lunes el Parlamento después de que el pasado 1 de diciembre se produjera un tiroteo entre dos unidades del Ejército en las calles de la capital. El presidente bisauguineano ha justificado su decisión asegurando que este incidente fue, en realidad, un intento de golpe de Estado en el que existen “indicios de complicidad de políticos” que, a su juicio, están “instalados en el propio aparato del Estado”, en referencia al partido rival que controla el Gobierno y el Parlamento. Embaló ha desplegado al Ejército en sectores clave de la capital y ha tomado las sedes de la televisión y la radio públicas, cuyo director general ha sido despedido.

Domingos Simões Pereira, presidente del Parlamento y líder del Partido por la Independencia de Guinea-Bisáu y Cabo Verde (PAIGC), que controla el Gobierno y la Asamblea Nacional desde que ganó las legislativas del pasado verano, aseguró a los medios: “[Esta decisión] es una subversión del orden democrático y si no es un golpe de Estado constitucional, no sé lo que es”. En este sentido, manifestó que la Constitución no permite la disolución de la Asamblea Nacional durante sus primeros 12 meses de funcionamiento.

El 30 de noviembre por la noche, miembros de la guardia nacional asaltaron una comisaría de policía para liberar al ministro de Finanzas, Suleimán Seidi, y al secretario de Estado del Tesoro, Antonio Monteiro, miembros del PAIGC. Ambos habían sido detenidos en el marco de una investigación judicial ordenada por el fiscal general del Estado, afín al presidente Embaló, por un presunto caso de corrupción. Esa misma noche, efectivos de las fuerzas especiales de la guardia presidencial atacaron a la guardia nacional y, tras un intenso tiroteo, lograron su rendición. Al día siguiente, los dos políticos fueron devueltos a su celda y el comandante de la guardia nacional fue detenido. Al menos dos militares fallecieron en este enfrentamiento.

El presidente Embaló, que el 1 de diciembre se encontraba en Dubái para participar en la COP28, hizo público un comunicado este lunes en el que califica estos hechos de “intento de subversión del orden constitucional” y acusa al Gobierno, bajo control del PAIGC y sus aliados, de pasividad. Asimismo, señaló al Parlamento por haber “salido en defensa” de los dos acusados de corrupción “en lugar de apostar por la aplicación rigurosa de la ley”. Por todas estas razones, el presidente decidió disolver la Asamblea Nacional, que se constituyó el pasado verano.

La rivalidad entre el PAIGC de Simões Pereira y el presidente Embaló, que llegó al poder en 2020 cuando se autoproclamó presidente contra el criterio del Tribunal Constitucional tras unas reñidas elecciones presidenciales frente al citado líder opositor, ha marcado los últimos cuatro años en Guinea Bisáu. El presidente ha ejercido una intensa represión contra los miembros del PAIGC que, pese a todo, logró alzarse con la victoria en los comicios del pasado 4 de junio al frente de la coalición Pai-Terra Ranka.

El Partido de la Izquierda Europea ha condenado con firmeza la disolución del Parlamento, calificándola de golpe de Estado orquestado por el presidente Embaló. “Esta decisión antidemocrática e ilegal es un atentado flagrante al orden constitucional y pone en peligro la estabilidad política e institucional del país”, asegura. En la misma línea de lo expresado por Simões Pereira, cita el artículo 94 de la Constitución bisauguineana, que recoge que la Asamblea Nacional no puede ser disuelta en los 12 primeros meses tras su elección. Por su parte, la Internacional Socialista ha mostrado mediante un comunicado su “profunda preocupación” por los sucesos de Guinea-Bisáu y su firme rechazo a “todo intento de perturbar el orden democrático”.

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Guinea-Bisáu ha sufrido una guerra y una decena de intentos de golpes de Estado desde su independencia por las armas de Portugal en 1974, el último de ellos, el 30 de enero de 2022, cuando un grupo de militares entró por la fuerza en el Palacio de Gobierno. Tras las recientes asonadas de Malí, Guinea, Burkina Faso, Níger y Gabón, el presidente Embaló reforzó su seguridad personal y colocó a militares de confianza en puestos clave.

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Sobre la firma

José Naranjo
Colaborador de EL PAÍS en África occidental, reside en Senegal desde 2011. Ha cubierto la guerra de Malí, las epidemias de ébola en Guinea, Sierra Leona, Liberia y Congo, el terrorismo en el Sahel y las rutas migratorias africanas. Sus últimos libros son 'Los Invisibles de Kolda' (Península, 2009) y 'El río que desafía al desierto' (Azulia, 2019).
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