Decenas de miles de civiles huyen al sur de Gaza tras la amenaza de invasión
El ultimátum de Israel para un desplazamiento masivo ha vencido. La ONU considera la evacuación “extremadamente peligrosa” o “simplemente imposible”. Netanyahu arenga a sus tropas: “¿Estáis preparados para la nueva fase?”
Decenas de miles de civiles huyen este sábado al sur de Gaza por el ultimátum lanzado en la víspera por Israel con vistas a una invasión terrestre, según datos de la Oficina de Coordinación de Ayuda Humanitaria (OCHA) de Naciones Unidas. El ejército israelí eleva la cifra a cientos de miles e insiste en que los civiles pueden dirigirse de forma segura hacia el sur por las dos grandes carreteras paralelas hasta las 16.00 (15.00, hora peninsular española), mientras siguen los bombardeos. Ya acabó este viernes el plazo de 24 horas que, según la ONU, Israel había dado para la evacuación de toda la capital y casi la mitad de la población de la Franja (2,3 millones) que vive al norte de Wadi Gaza, el punto marcado por Israel. También concluyó a las 16.00 horas de este sábado, una menos en la España peninsular, un segundo ultimátum anunciado por Israel. Con el plazo vencido, el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, ha visitado este sábado a las tropas situadas en los alrededores de la Franja. “¿Estáis listos para la nueva fase?”, ha lanzado a sus soldados.
El secretario general de la ONU, António Guterres, ha calificado de “extremadamente peligroso y, en algunos casos, simplemente imposible”, el movimiento masivo de la población. Hamás, que gobierna Gaza desde 2007, trata de evitar el éxodo con mensajes desde las mezquitas y considera el llamamiento israelí una “misión extraordinariamente audaz y brutal para sacar por la fuerza de su tierra” a los palestinos. El ultimátum israelí afecta también a los extranjeros que residen en la Franja y que intentan salir por el paso fronterizo de Rafah hacia Egipto. El Cairo ha asegurado este sábado que solo permitirá la evacuación hacia su territorio por ese puesto si Israel permite el paso de ayuda humanitaria hacia el territorio palestino.
“Somos conscientes de que llevará tiempo, pero tienen que ir moviéndose hacia el sur [...] Estamos haciendo todo lo posible para que suceda, entendemos la complejidad, pero estamos decididos a actuar contra Hamás”, ha señalado el portavoz del ejército israelí para medios internacionales, Richard Hecht, en una videoconferencia. El desplazamiento conecta en la memoria colectiva de Gaza con la Nakba (la huida o expulsión de unos 750.000 palestinos hace siete décadas) y se produce mientras Israel efectúa sus mayores bombardeos en Gaza, que han causado por el momento 2.215 muertos, 734 de ellos menores, según datos ofrecidos este sábado por el Ministerio de Sanidad de la Franja. Unos 1.300 edificios han resultado destruidos, según Naciones Unidas.
El ejército israelí ha anunciado además haber hecho incursiones puntuales en la Franja para intentar hallar a rehenes cautivos y atacar a milicianos de Hamás. “Han sido muy contenidas, principalmente cerca de la valla [la barrera fronteriza de seguridad] para localizar rehenes y matar terroristas”, ha precisado el portavoz militar. La prensa israelí apuntan a que se recuperaron los cadáveres de israelíes que fueron trasladados a Gaza durante el ataque masivo de grupos armados palestinos liderados por Hamás y del sábado, del que se cumple una semana del ataque. Causó al menos 1.400 muertos, la mayoría civiles, y al menos 120 rehenes.
El llamamiento al desplazamiento masivo de casi la mitad de la población de la Franja, incluida la capital, apunta a la inminencia de una invasión terrestre, pero ni la ONU ni las organizaciones humanitarias que trabajan sobre el terreno ven factible semejante movimiento de población en una de las zonas más densamente pobladas del planeta: 2,3 millones de personas sin capacidad de salir. Antes incluso del ultimátum Israel, muchos gazatíes ya se estaban desplazando, bien porque sus casas se habían destruido, bien porque buscaran refugio. El número de personas que abandonó sus hogares llegó el viernes a 423.000, un 25% más que el día anterior, según la Oficina de Coordinación de Ayuda Humanitaria (OCHA) de Naciones Unidas. Dos tercios están entre las 92 escuelas que gestiona la UNRWA.
El ultimátum de las Fuerzas Armadas es, según Amnistía Internacional, “una exigencia imposible que incluso el portavoz del ejército israelí ha admitido que no puede llevarse a cabo en un solo día”. Esta misma organización denuncia el uso de fósforo blanco en los bombardeos que el ejército israelí está llevando a cabo en zonas habitadas por civiles de la franja de Gaza. El uso en zonas densamente pobladas de esa sustancia, que causa quemaduras de por vida y no puede quitarse con el agua, contraviene la normativa del derecho internacional humanitario. “No importa lo que haga el otro lado, nadie tiene el derecho de atacar a civiles”, recordó esta semana en un comunicado Human Rights Watch en referencia a la necesidad de que ambos lados respeten las normas bajo las que ha de desarrollarse una guerra, rara vez respetadas en las contiendas bélicas.
A última hora del viernes, las autoridades israelíes dieron al Hospital Al Awda dos horas para evacuar, según informó Médicos sin Fronteras. “Condenamos de forma inequívoca esta acción, el derramamiento de sangre indiscriminado y los ataques contra los equipos médicos”, aseguró la organización en X (antes Twitter). Más tarde, la ONG informó de que las fuerzas israelíes habían retrasado la exigencia de evacuar hasta las 06.00 hora local (05.00, en la España peninsular). Al norte de Gaza está también el principal hospital, Al Shifa, que atiende más de 6.000 heridos y ha tenido que dejar cadáveres en el aparcamiento exterior por llenarse la morgue.
El llamamiento a evacuar el norte de la Franja fue recibido el viernes con preocupación por organismos internacionales. La agencia de la ONU para los refugiados palestinos en Oriente Próximo (UNRWA) lo tildó de “horrendo” y el secretario general de Naciones Unidas, António Guterres, aseguró que el desplazamiento de un millón de personas “a través de una zona de guerra densamente poblada a un lugar sin alimentos, agua ni alojamiento, cuando todo el territorio está sitiado” es una tarea “extremadamente peligrosa y, en algunos casos, simplemente imposible”. Además, recordó que los hospitales del sur de la Franja “ya están al límite de su capacidad y no podrán aceptar a miles de nuevos pacientes del norte”. Su portavoz alertó de “consecuencias humanitarias devastadoras”.
“Incluso las guerras tienen reglas. Hay que respetar y defender el derecho internacional humanitario y la legislación sobre derechos humanos; hay que proteger a los civiles y no utilizarlos nunca como escudos”, declaró Guterres antes de dirigirse al Consejo de Seguridad, convocado por segunda vez esta semana, informa María Antonia Sánchez-Vallejo desde Nueva York. “Todos los rehenes de Gaza deben ser liberados inmediatamente”, añadió.
Mientras, con Gaza en el foco, Cisjordania vivió el viernes su jornada más letal en lo que va de año. 14 palestinos murieron por fuego de soldados o colonos israelíes. La mayoría, en protestas por el Día de la Rabia convocado por Hamás.
Las Fuerzas Armadas israelíes justifican la exigencia de evacuar el norte de Gaza en la “seguridad y protección” de los residentes al norte de Wadi Gaza, unos cinco kilómetros al sur de la capital. “Civiles de Gaza, evacúen la ciudad hacia el sur por su propia seguridad y la de sus familias, y aléjense de los terroristas de Hamás que los están utilizando como escudos humanos. En los próximos días, el ejército va a operar de manera significativa en la ciudad. Se harán grandes esfuerzos para evitar daños a los civiles”, advirtieron las Fuerzas Armadas en un llamamiento —a través de octavillas, radio, mensajes de móvil e internet— a quienes viven en la capital, Ciudad de Gaza.
Hamás es el grupo armado islamista que el pasado sábado efectuó el mayor ataque sobre territorio israelí, con 1.400 muertos y un centenar de secuestrados. Su brazo armado, las Brigadas de Ezedin Al Qasam, ha anunciado este viernes la muerte de 13 del centenar de rehenes en Gaza por alguna de las 6.000 bombas lanzadas sobre Gaza desde el sábado, según datos del comandante general de la aviación militar, Tomer Bar.
La Franja ―que el ejército de Israel está bombardeando con “énfasis en el daño, no en la precisión”, en palabras de su portavoz, Daniel Hagari― es un hormiguero de personas y una sucesión de edificios muy juntos y superpoblados, particularmente en los campos de refugiados, más algunos barrios más amplios y espacios agrícolas. Tiene 5.500 personas por kilómetro cuadrado, 60 veces la densidad de población de España. Llama la atención la cantidad de niños y adolescentes: la mitad de la población tiene menos de 18 años.
Hasta el sábado, coches, camiones y algunos carruajes tirados por burros circulaban por una arteria que recorre los 42 kilómetros que separan sus puntas meridional y septentrional. Lleva por nombre Saladino, el líder musulmán que expulsó de la zona a los cruzados hace casi 1.000 años.
La Nakba, la huida o expulsión de unos 750.000 palestinos ―dos tercios de los que vivían en el actual territorio de Israel― y la destrucción de más de 400 localidades, entre 1947 y el final de la primera guerra árabe-israelí, en 1949, sigue muy presente en Gaza como elemento de identidad, incluso entre los jóvenes que solo la conocen por relatos. El 80% de la población de la Franja tiene estatus de refugiado, porque lo heredan los descendientes.
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