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Alexis Tsipras dimite como líder de Syriza tras el mal resultado de las elecciones en Grecia

El ex primer ministro llama a renovar la dirección del partido de izquierda y confirma que no será candidato en el futuro proceso interno

Alexis Tsipras
Tsipras saludaba este jueves a su llegada a las oficinas de su partido en Atenas.ORESTIS PANAGIOTOU (EFE)
Hibai Arbide Aza

Alexis Tsipras se va. El carismático líder, de 48 años, que desde 2009 ha dirigido la formación de izquierda Syriza, ha anunciado que renuncia al cargo de presidente del partido y no volverá a ser candidato en ninguna elección. Lo ha hecho en una comparecencia ante los medios y convocada por sorpresa. Tsipras sustituyó a Alekos Alavanos en la presidencia de Syriza el 8 de octubre de 2009, cuatro días después de unas elecciones generales en las que el partido apenas logró el 4,6% de los votos. A partir de ahí comenzó una galopante carrera ascendente que concluyó con el acceso al Gobierno, en enero de 2015, con el 36,3% de los votos.

“La batalla por las ideas no la define el sillón que uno ocupa”, declaró Tsipras el jueves. A pesar de que no volverá a ser candidato, dijo que estará presente en el proceso de renovación: “Antes, durante y después de los trámites correspondientes”.

Bajo la batuta de Tsipras, Syriza pasó de ser una coalición de una decena de formaciones a una fuerza unificada para beneficiarse de los escaños extra que el sistema electoral griego reserva al partido ganador, un modelo conocido como proporcional reforzado. En 2020, Syriza, acrónimo de coalición de izquierda radical, en griego, decidió cambiar de nombre y llamarse oficialmente Alianza Progresista.

Durante su primera legislatura en el cargo, en 2015, Tsipras protagonizó el que fue, hasta entonces, el conflicto institucional más importante del proceso de integración europea. La izquierda griega ganó los comicios con un programa rupturista que pretendía terminar con las políticas de austeridad, revertir la privatización de los sectores estratégicos y priorizar el gasto social frente al pago de la deuda soberana, que llegó a superar el 200% del PIB.

“Austeridad irreflexiva” de Bruselas

Sin embargo, la propuesta de Tsipras se topó con la ortodoxia inflexible de los artífices de la austeridad, personalizada en la entonces canciller alemana, Angela Merkel, y su ministro de finanzas, Wolfgang Schäuble. Ante la imposibilidad de llegar a un acuerdo con las instituciones europeas, en junio de 2015, Tsipras convocó un referéndum sobre la austeridad. A pesar de que el 62% de los electores respaldó sus tesis, Tsipras acabó firmando un tercer rescate, ante la amenaza de que Grecia podría ser expulsada del euro si no cumplía con su compromiso en la contención del gasto, y con la certeza de que el Gobierno griego no contaba con ningún aliado en Bruselas. Años después, en 2019, el presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, admitió haber aplicado una “austeridad irreflexiva” con Atenas y lamentó haber dado “demasiada importancia” al Fondo Monetario Internacional durante esa crisis. “Hemos sido insuficientemente solidarios con Grecia, hemos insultado a Grecia”, declaró en el Europarlamento.

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Tras la firma del tercer rescate, Tsipras dimitió como primer ministro y convocó elecciones. Entonces, tuvo que afrontar la peor crisis interna de su partido. En agosto de 2015, poco después de su dimisión, se produjo una división de la corriente opositora interna conocida como Plataforma de Izquierda. Esta facción formó una nueva candidatura electoral llamada Unidad Popular, liderada por Panayiotis Lafazanis, que había sido ministro de Energía en el Gobierno izquierdista. 25 diputados de Syriza se unieron a Lafazanis. A pesar de ello, Unidad Popular nunca logró superar el 3% de los votos, el mínimo exigido por la ley para tener representación parlamentaria. En 2015, en la repetición electoral que Syriza ganó de nuevo, lo rozaron con el 2,86%. En 2019, solo les votó el 0,28% de los electores.

El vencedor de las elecciones del domingo pasado, el conservador Kyriakos Mitsotakis, no ha pasado por alto la ocasión para criticar con dureza a su rival por última vez. Desde Bruselas, donde asiste a una cumbre europea, el recién reelegido primer ministro destacó que con la renuncia de Tsipras “se cierra un ciclo”. “[Syriza] ha sido un partido tóxico, tanto en el Gobierno como en la oposición, y solo ha llevado a cabo un discurso para dividir. En última instancia, también se ha caracterizado por una ineficacia abrumadora para gestionar los asuntos del país”, aseguró.

El recambio interno

Uno de los nombres que suena con más fuerza dentro del partido para sustituir al líder es el de Efi Ajtsioglu, la candidata de izquierdas, que en las generales del pasado domingo recibió el segundo mayor número de votos en los escaños reservados para listas abiertas, solo después de Tsipras. Ajtsioglu conoce bien la formación; es miembro de su Comité Central y ha ocupado relevantes cargos internos. Como ministra de Trabajo, de 2016 a 2019, fue responsable de la negociación del Ejecutivo heleno con las instituciones europeas sobre temas relacionados con el mercado laboral y la Seguridad Social. Los mayores logros de su mandato fueron el restablecimiento de la negociación colectiva y la subida del salario mínimo.

Otro de los posibles relevos es Nasos Iliópulos. Representa al sector más joven de la formación. Fue candidato a la alcaldía de Atenas en 2019, y antes viceministro de trabajo, en el último año de la segunda legislatura de Syriza (2015-2019). Fue el portavoz de Syriza de 2020 a 2022. Durante los convulsos años marcados por la crisis de la deuda, Iliópulos fue uno de los miembros de Syriza que mejor relación tenía con el Movimiento de los Indignados, que ocupó las plazas de Atenas y Salónica para oponerse a las políticas de austeridad.

Después del fracaso electoral de mayo, el vicepresidente del Parlamento Europeo Dimitris Papadimoulis añadió otro nombre a los de Ajtsioglu e Iliópulos. Aunque dejó claro que no cuestionaba el liderazgo de Tsipras, declaró a los medios que la renovación debería venir de la mano de “la nueva generación que el voto popular ha hecho surgir, como Ajtsioglu, Iliópulos o Haritsis”, en referencia a Alexis Haritsis, que fue portavoz de Syriza hasta 2020. Antes, de 2018 a 2019, ocupó la cartera de Interior y también había ejercido como viceministro de economía.

Tsipras solo había comunicado la decisión de irse a su círculo más íntimo. Ni siquiera la dirección del partido lo sabía. Yiannis Sarakiotis, del sector más próximo al ya exlider de la izquierda, tres horas antes del anuncio, participó en un debate televisivo en Skai, la principal cadena de noticias privada, para declarar: “Mi opinión personal, que es también la de mis conciudadanos con los que hablo, es que Syriza no puede existir sin Alexis Tsipras. Se deben hacer cambios radicales en los cargos y las estrategias, pero estos cambios no incluirán al presidente”.

Syriza siempre había afrontado sus crisis, tanto internas como gubernamentales, con una única certeza: que Tsipras era el timonel. Ahora, debe decidir quién toma el mando de la nave y, sobre todo, el rumbo al que se quiere dirigir.

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