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El choque entre la fuerza de paz de la OTAN y la minoría serbia en el norte de Kosovo causa decenas de heridos

La Alianza Atlántica, que había aumentado su despliegue en la zona, urge a Prístina y a Belgrado a amainar la escalada desatada por las protestas de la minoría serbia tras el intento de toma de posesión de alcaldes de mayoría albanesa

Choque entre los manifestantes de la minoría serbokosovar y soldados de la fuerza de mantenimiento de la estabilidad de la OTAN en la ciudad de Zvecan, en el norte de Kosovo, este lunes.Foto: GEORGI LICOVSKI (EFE) | Vídeo: REUTERS
María R. Sahuquillo

La escalada de tensión persiste en el norte de Kosovo. Este lunes, después de que la OTAN aumentase el despliegue de su fuerza de apoyo a la paz (Fuerza de Kosovo o KFOR) en cuatro municipios del norte del país donde desde el viernes se vivió un aumento de los disturbios y la violencia, se han registrado choques de los manifestantes serbokosovares con los uniformados de la Alianza Atlántica en la localidad de Zvecan (7.300 habitantes). Hay varios heridos, según informa la prensa local y testigos sobre el terreno, que hablan del uso de gases lacrimógenos, mientras se va haciendo más intensa la crisis entre la ciudadanía de minoría serbia y las autoridades de mayoría albanesa del país.

La OTAN informa de 25 heridos entre sus fuerzas multinacionales desplegadas allí. Estos han sufrido traumatismos, fracturas y quemaduras por la explosión de “artefactos incendiarios”, según la Alianza. El Ministerio de Defensa italiano añadió en un mensaje a través de Twitter que había varios soldados italianos, húngaros y moldavos heridos. La prensa local, a su vez, habla de heridos entre los manifestantes serbokosovares.

La presidenta de Kosovo, Vjosa Osmani, ha denunciado los actos de violencia. Osmani tuiteó en inglés:“Las estructuras ilegales serbias, convertidas en bandas criminales, han atacado a la policía de Kosovo, a los agentes de la KFOR y a los periodistas. Estos actos de violencia inaceptables deben ser condenados por todos”. La mandataria kosovar ha acusado al presidente serbio, Aleksandr Vucic, de “desestabilizar” el norte de Kosovo. Mientras, la UE, Estados Unidos y la OTAN han criticado en los últimos días a las autoridades de Kosovo, territorio independizado de Serbia en 2008, por alimentar la tensión.

La OTAN, que cuenta en el país con un equipo de unas 3.800 personas desplegado tras la guerra de 1998-1999, había tomado la decisión de reforzar su presencia en el área tras los altercados de los últimos días producidos después del intento de toma de posesión (ayudados por la policía) de alcaldes de ascendencia albanesa en varios municipios donde vive una mayoría de población serbia. Esta población es minoría en el conjunto de la antigua provincia serbia, donde representan solo el 5,8% de la población de los 1,8 millones de habitantes. La minoría serbia decidió boicotear el pasado abril unas elecciones locales que el Gobierno de Prístina celebró, aunque solo con el 3,4% participación.

“La KFOR está lista para tomar todas las medidas necesarias para garantizar un entorno seguro de manera neutra e imparcial”, ha recalcado la Alianza Atlántica en un comunicado en el que indica que está en contacto con los órganos de seguridad de Kosovo y Serbia.

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La crisis más intensa de este año

La crisis de estos días es la más intensa de este año, después de otros picos de tensión importantes. Este lunes, la OTAN ha colocado a sus soldados formando cordones de seguridad alrededor de tres ayuntamientos de Kosovo para tratar de mantener alejados a los manifestantes, según informa Reuters. Los colegios de varias localidades del norte han suspendido las clases, según ha narrado el serbio Dragisa Milosevic, alcalde de una de ellas, Zvecan, en una transmisión en directo emitida por internet.

El viernes, se registró una decena de heridos en medio de los disturbios y las cargas policiales de la policía de mayoría albanesa. Ante esa situación, Serbia ordenó a su ejército ponerse en alerta de combate y desplazarse hacia la frontera. El año pasado, Belgrado tomó una decisión similar.

La UE, la OTAN y Estados Unidos han alertado de la situación en la zona y han criticado al Gobierno kosovar. Consideran que los movimientos de Prístina para penetrar con las fuerzas policiales en los edificios municipales para que los nuevos alcaldes tomen posesión, con la consiguiente represión de las protestas serbokosovares, solo contribuyen a aumentar la tensión.

Rusia, con estrechos lazos con Serbia, ha vuelto a cargar este lunes contra Occidente, a quien culpa de la escalada. “Una gran explosión amenaza [con desatarse] en el corazón de Europa, donde la OTAN llevó a cabo una agresión contra Yugoslavia en 1999″, ha asegurado el ministro de Exteriores, Serguéi Lavrov, este lunes durante una visita a Kenia. “La situación es alarmante, Occidente ha puesto rumbo al sometimiento total de todo aquel que de alguna manera exprese su propia opinión”, ha insistido.

El alto representante para Política Exterior de la UE, Josep Borrell, que lleva meses mediando entre Kosovo y Serbia, conversó el domingo con el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg. Ambos llamaron a Prístina a “no tomar medidas unilaterales ni desestabilizadoras”. El primer ministro de Kosovo, Albin Kurti, defendió este domingo la toma de posesión de los alcaldes tras una conversación con el jefe de la diplomacia europea. “Los regidores darán servicio a todos los ciudadanos”, zanjó en sus redes sociales.

La minoría serbia, mientras, reclama al Gobierno de Prístina que destituya a los alcaldes que surgieron de los comicios en los municipios del norte en los que votaron solo alrededor de 1.500 de los 45.000 censados. Los manifestantes exigen también la retirada de las fuerzas especiales (compuestas por personas de mayoría albanesa) de la zona.

Igor Simic, uno de los líderes de Serb List, el mayor partido serbio de Kosovo y que recibe el respaldo de Belgrado, ha acusado a Kurti de alimentar la tensión. “Estamos interesados en la paz. Los albaneses que viven aquí están interesados en la paz y solo él [Kurti] quiere crear el caos”, declaró a los periodistas en el municipio de Zvecan, según recoge la agencia Reuters.

Los representantes locales de los municipios de norte de Kosovo y un buen número de policías de la minoría serbia abandonaron sus cargos el pasado noviembre por la decisión de Prístina de convocar elecciones locales. Esto se sumó a la tensión latente de la llamada “crisis de las matrículas”, que surgió en septiembre de 2021, cuando Prístina exigió que los vehículos serbokosovares tuvieran matrículas de Kosovo. Ese pico de tensión se resolvió con la mediación de la UE en noviembre de 2022. Belgrado accedió a no emitir más matrículas de ese tipo y Prístina se comprometió a no multar a los vehículos con esas placas.

La escalada de violencia de los últimos días ha despertado nuevos temores a que se caliente la situación y el enfrentamiento étnico en una zona que vivió entre 1998 y 1999 un conflicto —que terminó con los bombardeos de la OTAN, que intervino en favor de la mayoría albanesa de Kosovo— en el que murieron más de 10.000 personas y obligó a un millón de personas a dejar sus casas. Kosovo consumó su independencia de Serbia en 2008 y es reconocido por 100 de los 193 países miembros de la ONU (España no está entre ellos).

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Sobre la firma

María R. Sahuquillo
Es jefa de la delegación de Bruselas. Antes, en Moscú, desde donde se ocupó de Rusia, Ucrania, Bielorrusia y el resto del espacio post-soviético. Sigue pendiente de la guerra en Ucrania, que ha cubierto desde el inicio. Ha desarrollado casi toda su carrera en EL PAÍS. Además de temas internacionales está especializada en igualdad y sanidad.

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