Putin suspende el último acuerdo con EE UU para el control de armas nucleares
El presidente ruso advierte de que llevará la guerra en Ucrania hasta el final: “No se puede vencer a Rusia en el campo de batalla”
El presidente ruso, Vladímir Putin, ha elevado este martes el desafío a Occidente, entre aplausos de los suyos, al asegurar que nada frenará su guerra hasta el final porque considera a Ucrania “territorio histórico de Rusia”. El mandatario, que cerró su primer discurso desde 2021 ante la Asamblea Federal, antes de la invasión, con la frase “la verdad está con nosotros”, anunció también la suspensión del último acuerdo para el control de las armas nucleares con Estados Unidos que ambos países mantienen en vigor. “Rusia superará paso a paso, cuidadosa y continuamente, los desafíos con los que se encuentre. (...) No se puede vencer a Rusia en el campo de batalla”, manifestó Putin.
El mandatario insistió en que su objetivo va más allá de controlar la región de Donbás (en el este) porque “el propósito de Occidente es quitar a Rusia los territorios históricos que hoy se llaman Ucrania”. Putin se ha referido a la invasión de un país soberano en estos términos: “Rusia defiende su casa”. Y ha agregado: “Cuantos más medios entregue Occidente a Kiev a largo plazo, más se obligará a Rusia a alejar la amenaza por sí misma”.
Durante su discurso de casi dos horas, Putin ha anunciado la suspensión unilateral del acuerdo Nuevo Start, en un escenario ya marcado por la amenaza nuclear en torno a la guerra de Ucrania. “Rusia no abandona, no. Congela temporalmente” su participación en el pacto, ha aseverado el mandatario, que ha calificado de “teatro del absurdo” la exigencia estadounidense de supervisar sus arsenales atómicos. Esta es una de las obligaciones clave del tratado, firmado por los gobiernos de ambos países en 2010 para la reducción y control de las armas estratégicas, pero Moscú no lo ha permitido desde la pandemia de 2020. “Sabemos que algunas armas nucleares están cerca de su fecha de caducidad en EE UU”, ha añadido el mandatario ruso, que ha exigido para volver al acuerdo que incluya al Reino Unido y a Francia.
El tratado fue prorrogado en 2021 hasta 2026, aunque el Kremlin insinuó en enero que podría abandonarlo definitivamente una vez expire esta ampliación. Ya en septiembre de 2022, Moscú había exigido al Pentágono una aclaración sobre su afirmación de que se habían reconvertido para otros fines varias plataformas de armas nucleares, entre ellas decenas de bombarderos B-52 y cuatro silos de misiles intercontinentales. En total, ambas potencias suman el 90% del armamento nuclear mundial.
El secretario de Estado de EE UU, Antony Blinken, calificó de “muy decepcionante e irresponsable” el anuncio de Putin. “Pero, evidentemente, seguimos dispuestos en cualquier momento a hablar con Rusia de la limitación de armas estratégicas”, añadió ante los periodistas en la Embajada de EE UU en Atenas. Mientras, el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, ha instado a Putin a “reconsiderar” su decisión de suspender el tratado, con lo que “se desmantela toda la arquitectura del control de armas”, informa Silvia Ayuso desde Bruselas. “Más armas nucleares y menos control de armas hacen del mundo un lugar más peligroso. Y por eso en la OTAN hemos trabajado tan duro para incluir a Rusia en cuestiones relacionadas con el control de armas, y por ello los aliados de la OTAN apoyan el Nuevo START. Por ello, llamo a Rusia a reconsiderar su decisión”, ha dicho Soltenberg en declaraciones con el ministro de Exteriores ucranio, Dmitro Kuleba, y el alto representante para Política Exterior de la UE, Josep Borrell.
Por parte, el ministro de Exteriores ruso, Serguéi Lavrov, ha asegurado que Rusia seguirá cumpliendo con los límites de cabezas nucleares marcados por el tratado y ha culpado a EE UU de la suspensión. Moscú no se negará a reanudar la participación en el acuerdo si Washington cambia su política hacia Rusia, ha añadido Lavrov.
En una línea que ahonda la ruptura con Occidente, Putin ha acusado a la Alianza Atlántica de estar envuelta en los ataques de diciembre contra bases aéreas en territorio ruso, donde estaban desplegados varios de sus bombarderos nucleares. “Sabemos que Occidente está directamente involucrada en los intentos del régimen de Kiev de atacar nuestra aviación estratégica. Los drones utilizados para esto fueron equipados y modernizados con la ayuda de especialistas de la OTAN”, ha manifestado Putin.
Poco después de concluir la intervención del líder ruso, su Ministerio de Exteriores convocó a la embajadora de EE UU en el país, Lynne Tracy, para exigirle explicaciones por su apoyo a Ucrania. Un día antes, en vísperas del primer aniversario del ataque relámpago sobre Kiev, el presidente estadounidense, Joe Biden, realizó un histórico viaje a la capital ucrania para reunirse allí con su homólogo, Volodímir Zelenski.
Gran parte del discurso de Putin ha girado en torno a su ofensiva sobre Ucrania. Hace meses, desde el contraataque de Kiev de septiembre del pasado año, que el discurso de Putin ha dejado de remarcar que todo “va acorde a los planes”. En el inicio de la intervención de este martes, el presidente ruso ha reconocido que es “un momento difícil” para su país, aunque ha justificado su decisión de atacar Ucrania con la guerra que desató EE UU en Irak en 2003. “Nadie en el mundo ha olvidado y no olvidará esto”, manifestó.
El líder ruso ha reiterado sus acusaciones de que Ucrania está dirigida por un supuesto “régimen nazi” y ha puesto como ejemplo la denominación de Edelweiss para una nueva brigada ucrania. Además de ser el nombre de una flor que nace en las montañas y de una antigua división del Tercer Reich, Putin olvidó mencionar que Edelweiss también es el nombre de un polígono militar en Kirguistán de la Organización del Tratado de Seguridad Colectiva (OTSC), la alianza militar que lidera Rusia.
Al tiempo que considera a Ucrania parte del mundo ruso, Putin ha criticado la incorporación a la OTAN de los países fronterizos con Rusia. “En diciembre de 2021 enviamos oficialmente a EE UU y a la OTAN unos borradores con garantías de seguridad, pero en todos sus puntos clave, fundamentales para nosotros, recibimos una negativa directa”, ha afirmado sobre una negociación en la que el Kremlin exigió que fueran expulsados de la Alianza Atlántica todos los países al este de Alemania.
El mandatario también ha sostenido como pretexto de su guerra que Occidente calificó como “farol” los acuerdos de Minsk y el Formato de Normandía para resolver la guerra en Donbás. Putin ha justificado su versión de los hechos con unas declaraciones recientes de la excanciller alemana Angela Merkel sobre los pactos de paz para Donbás de 2014 y 2015. La política germana, que participó en su negociación, dijo hace semanas que con ellos “solo se ganó tiempo” para que Ucrania se preparara ante una futura guerra. Frente a la versión de Putin, su propio negociador de aquellos pactos, el entonces encargado de Rusia para Ucrania, Vladislav Surkov, recalcó hace una semana que Moscú no negoció con el objetivo de implementar los puntos pactados.
Además de Ucrania, Putin también ha dejado claro de que todos los países independizados tras el colapso de la Unión Soviética forman parte de su patio trasero. El líder ruso ha acusado a Occidente de “prender fuego” a todos los Estados postsoviéticos tras su derrumbe en 1991 “para finalmente acabar con Rusia”, según manifestó el mandatario durante su larga intervención.
Putin ha comparecido ante los legisladores después de haber incumplido en 2022 el mandato constitucional por el que debe rendir cuentas una vez al año ante la Asamblea Federal, el poder legislativo del país formado por la Duma Estatal (la Cámara baja) y el Consejo de la Federación (la Cámara alta). Además de abordar la guerra, también ha presumido de que la economía rusa no ha sucumbido ante las sanciones, y ha anunciado un aumento del salario mínimo del 18,5%, hasta los 19.242 rublos, unos 240 euros al cambio actual.
Las dos grandes preocupaciones de los ciudadanos rusos son la movilización de 300.000 reservistas decretada por Putin en septiembre y una posible nueva gran ofensiva, que se podría desencadenar en los próximos días con motivo del primer aniversario de la guerra, el día 24, y que la OTAN considera que ya ha comenzado. El portavoz del mandatario, Dmitri Peskov, reconoció el lunes que los rusos están ansiosos por que se produzca un avance en un conflicto que ha costado ya miles de vidas. “En una etapa tan difícil y de tanta responsabilidad de nuestra historia, de nuestras vidas”, afirmó el representante del Kremlin, “todos esperan el mensaje con la esperanza de escuchar su evaluación de lo que está sucediendo (…). Toda nuestra vida gira ahora en torno a la operación militar especial”.
La guerra se prevé larga y, para animar a los cientos de miles de civiles llevados al frente, Putin anunció que todas las tropas que combatan en Ucrania dispondrán de un permiso de descanso de 14 días cada seis meses. Y, por el contrario, el mandatario envió un recado a quienes han huido del país: “No ajustaremos cuentas con los que dieron un paso al lado y abandonaron su patria. Que quede en su conciencia, que vivan con ello. Lo importante es que la gente, los ciudadanos de Rusia, han visto su nivel moral”.
El acceso al centro de Moscú fue prohibido un día antes con motivo del discurso de Putin ante la Asamblea Federal. La intervención del mandatario ha tenido lugar en el antiguo mercado de Gostiny Dvor, junto a la plaza Roja. Las fuerzas de seguridad cortaron el tráfico en el centro de la ciudad y desplegaron numerosos controles policiales.
Pederastia, degeneración y condena del colectivo LGTBIQ
El presidente ruso ha vuelto a insistir en que su país libra una guerra contra los valores de Occidente, que considera sumido en la depravación absoluta. “Mirad lo que están haciendo con sus propios pueblos. La destrucción de la familia y de la identidad cultural y nacional. La perversión, el abuso de los niños, incluso la pedofilia, son norma, norma de vida, y los sacerdotes son obligados a bendecir matrimonios entre personas del mismo sexo”, ha arremetido Vladímir Putin en una acusación genérica sin base.
“Que Dios les bendiga, que hagan lo que quieran. ¿Y aquí? Los adultos tienen derecho a vivir como quieran. En Rusia nadie se entromete en la vida privada y no lo vamos a hacer”, ha dicho el líder ruso pocos meses después de que entrase en vigor una ley que prohíbe cualquier declaración pública en apoyo del colectivo LGTBIQ y veta su realidad en los contenidos culturales. Asimismo, las ONG que defienden a estos colectivos son las únicas cuyas direcciones aparecen públicamente en la lista negra del Kremlin de agentes extranjeros.
Putin ha aseverado que en las sagradas escrituras de todas las religiones del mundo “se dice que la familia es la unión de un hombre y una mujer”, y ha lamentado que la Iglesia anglicana explore la idea de una deidad de género neutro. “¿Qué decir? Que Dios me perdone, no saben lo que hacen”, añadió Putin con una cita a Jesús en la cruz.
En el anterior gran discurso de Putin, pronunciado en septiembre del año pasado con motivo de la anexión de los territorios ucranios ocupados, el líder ruso afirmó que las sociedades europeas y norteamericanas han adoptado "una religión inversa, el satanismo absoluto". "¿Queremos tener, aquí, en nuestro país, en Rusia, en lugar de mamá y papá, un padre número uno, un número dos, un número tres?", apuntó.
“Las élites occidentales se están volviendo locas y parece que no hay cura, pero estos son sus problemas. Nosotros estamos obligados a proteger a nuestros hijos, y lo haremos: protegeremos a nuestros hijos de la degradación y la degeneración”, apuntó este martes el mandatario, que ha llevado la militarización a un nuevo nivel en las escuelas. Su Gobierno ha introducido este curso escolar una nueva materia, Conversación de lo importante, en cuyos manuales se insta a los profesores a enseñar a los menores que “no hay miedo a morir por la madre patria”. Asimismo, los ministerios de Educación y Defensa se plantean recuperar las clases soviéticas donde se enseñaba el empleo de armas y otra preparación para servir en el ejército.
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