Un nuevo atentado en Jerusalén eleva la tensión mientras Israel refuerza sus tropas en Cisjordania
El atacante, abatido, tenía 13 años y causó dos heridos. Netanyahu promete una respuesta “fuerte, rápida y precisa” y el Gabinete de seguridad aprueba facilitar que miles de civiles obtengan permiso de armas
La escalada de tensión en Israel y Palestina no da tregua. Menos de 24 horas después de que un palestino matase a siete personas en el atentado más letal desde 2011, otros dos israelíes han resultado heridos (uno de ellos de gravedad) en un nuevo ataque con pistola, en Jerusalén. El atacante, de apenas 13 años, fue abatido por dos civiles con licencia de armas. Israel ha reforzado con un batallón su despliegue militar en Cisjordania, territorio que ocupa desde la Guerra de los Seis Días de 1967, mientras que la policía del distrito de Jerusalén ha aumentado al máximo la alerta y arrestado a 42 personas desde el atentado del viernes. El primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, ha prometido una respuesta “fuerte, rápida y precisa” y su Gabinete de seguridad ha aprobado facilitar que miles de civiles obtengan permiso de armas, precintar la casa del autor del atentado hasta que sea demolida, “reforzar los asentamientos” en territorio ocupado y retirar la seguridad social “a las familias de terroristas que apoyen el terrorismo”.
El nuevo ataque ha tenido lugar en la mañana de este sábado en Silwán, un barrio palestino a los pies de la ciudad vieja. En los vídeos difundidos en redes sociales se escuchan varios disparos y se ve en el suelo, por separado, a dos judíos religiosos con la ropa ensangrentada. Son un padre y su hijo, de 47 y 23 años, y sufren “heridas de bala en la parte superior de su cuerpo”, han informado los servicios de emergencia. El segundo se encuentra en estado grave.
En ambos atentados, la policía ha identificado a los autores como residentes en Jerusalén Este, la parte palestina ocupada por Israel, que ya ha aumentado la alerta en la ciudad al máximo nivel, con turnos de 12 horas para los agentes, y pedido a la población que “informe de cualquier persona u objeto sospechoso”. También estacionará de forma permanente en la zona de Jerusalén un escuadrón de la unidad antiterrorista “para responder con rapidez a las situaciones excepcionales, cuando sea necesario”.
El jefe de la policía, Kobi Shabtai, ha pedido además a los civiles “que tengan licencia de armas y estén entrenados para emplearlas que las lleven consigo cuando sea necesario”. “A lo largo de los años, más de una vez, los civiles con competencia en el uso de armas con licencia han neutralizado terroristas e impedido ataques más graves cuando estaban cerca del lugar de un ataque”, ha señalado en un comunicado.
La mayoría de los 42 arrestos tras el atentado se produjeron tras patrullar el domicilio del atacante en Al Tur, un barrio palestino de Jerusalén situado a unos 10 kilómetros de la sinagoga de Neve Yaakov, el asentamiento judío cercano a Jerusalén frente a la que abrió fuego con una pistola. Una parte de los detenidos son familiares y allegados del atacante y otra, residentes en el barrio. La policía quiere “examinar a fondo la conexión entre cada uno de los sospechosos arrestados y el terrorista que llevó a cabo el ataque, así como el alcance de su conocimiento y/o participación”. El autor tenía 21 años y llegó al lugar del ataque en coche. Una persecución policial derivó en un tiroteo en el que perdió la vida.
En un comunicado difundido por la agencia oficial Wafa, la Autoridad Palestina ha responsabilizado “por completo al Gobierno de ocupación israelí de la peligrosa escalada que ha alcanzado la situación”. Con 30 cadáveres palestinos y siete israelíes en menos de un mes, 2023 va camino de duplicar el balance de 2022, que ya fue el más sangriento en años.
Dos incidentes revelan el ambiente de tensión. Por la tarde, un conductor de camión palestino se desvió de la carretera en dirección a un grupo de colonos reunido en un cruce de carreteras. Un soldado israelí lo interpretó como un intento de atropellarlos y abrió fuego contra él. Según la investigación preliminar del ejército, el movimiento del conductor fue fortuito. Poco después, en el asentamiento donde tuvo lugar el atentado del viernes, un grupo de israelíes echó abajo las verjas que protegían a un equipo de periodistas del canal 13 de la televisión nacional, tiraron al suelo las sillas y los amenazaron mientras gritaban: “¡Izquierdistas, a casa!”.
El atentado del viernes no es habitual. La cifra de muertos ―inédita desde que una célula se coló en Israel desde la península egipcia del Sinaí y mató a ocho personas cerca de la ciudad de Eilat en 2011― se asemeja a las de los años de la Segunda Intifada (2000-2005). Fue el punto más sangriento de una jornada en la que Israel había bombardeado Gaza y milicianos palestinos habían lanzado siete cohetes, en ambos casos sin producir víctimas, en un primer pulso a raíz de la incursión israelí que desencadenó en la víspera la actual escalada de violencia. Con nueve muertos en el campamento de refugiados de Yenín, es una de las más letales de los últimos años.
Durante la jornada, las autoridades israelíes han comenzado a hacer públicas las identidades de varias víctimas mortales del ataque en Neve Yaakov. Dos eran un matrimonio, de 48 y 45 años, que salió a ayudar a los heridos; otros dos tenían 56 y 68; y el más joven, 14. Entre los fallecidos se encuentra una mujer de nacionalidad ucrania, ha informado en Kiev el presidente del país, Volodímir Zelenski.
La gira por Oriente Medio que el secretario de Estado de Estados Unidos, Antony Blinken, tenía planificada desde hace semanas toma ahora otro cariz. Blinken tiene previsto aterrizar este domingo en Egipto y pasar lunes y martes entre Israel y Palestina. En el nuevo contexto, abordará durante su visita las “medidas que tomar para una desescalada de las tensiones”, indicó este viernes el viceportavoz del Departamento de Estado, Vedant Patel.
La protesta contra el Gobierno, marcada por el luto
Los atentados han frenado la ola de protestas contra el nuevo Gobierno de Benjamín Netanyahu, que tomó posesión hace un mes. Las convocan organizaciones de la sociedad civil y las apoyan las principales fuerzas de la oposición. Las manifestaciones, en denuncia del impacto en el Estado de derecho de iniciativas como una polémica reforma judicial, comenzaron en Tel Aviv y han ido creciendo. El día 14 ya juntaron 80.000 personas y la pasada semana, 130.000, aún con Tel Aviv como epicentro, pero ya con unas 20.000 en otras ciudades como Haifa o Jerusalén. Este sábado, con la sangre de los dos atentados aún caliente a escasas decenas de kilómetros, la asistencia ha caído a unos 60.000 y transcurren en tono sombrío. La protesta en Tel Aviv, de hecho, comenzó con un minuto de silencio y esta vez no va acompañada de música. Los manifestantes han encendido además velas en recuerdo de los muertos en una mesa instalada al efecto.
Se trata de una dinámica habitual entre la mayoría (80% de la población) judía del país: ante un ataque palestino, las diferencias internas -políticas o identitarias- pasan a segundo plano y la sociedad se aglutina en torno al sentimiento de que afronta un enemigo común y no es el mejor momento para criticar al Gobierno. “Estos terribles ataques terroristas nos recuerdan una verdad simple y dolorosa: sean cuales nuestros desacuerdos, debemos mantener la unidad contra nuestros enemigos, que quieren dañarnos y levantase en armas para matarnos”, aseguró antes de la protesta el presidente del país, Isaac Herzog, en un comunicado.
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