El presidente de Kazajistán asegura a Putin que ha retomado el control del país
El Gobierno kazajo anuncia la detención del exjefe de los servicios de espionaje por alta traición al Estado
El presidente de Kazajistán, Kasim-Yomart Tokáyev, ha dicho este sábado a su homólogo ruso, Vladímir Putin, que su país “está camino de la estabilización” tras seis días de unas protestas que comenzaron por la subida del precio del combustible y una oleada de represión que dejan decenas de muertos y miles de detenidos. Ambos mandatarios mantuvieron una conversación telefónica en la que el kazajo volvió a agradecer al ruso el envío de tropas tras el estallido de la revuelta y resaltó que “aún quedan puntos calientes”. Sin embargo, esta no es la única de sus preocupaciones: el Gobierno ha anunciado la detención del exjefe del espionaje por alta traición al Estado.
El Kremlin ha informado en un comunicado que “los presidentes intercambiaron sus puntos de vista sobre las medidas tomadas para restaurar el orden en Kazajistán”. Moscú afirma que ha sido iniciativa de Tokáyev proponer una cumbre por videoconferencia entre los líderes de la Organización del Tratado de la Seguridad Colectiva (CSTO), la alianza militar que encabeza Rusia y que ha desplegado de momento 2.500 soldados en la república centroasiática. “Vladímir Putin apoyó esta propuesta y se acordó estar en contacto permanente”, recalcó Moscú. Por su parte, Tokáyev aseguró a Putin que “la lucha contra el terrorismo continuará con la máxima determinación”, según el servicio de prensa de la presidencia kazaja.
El Gobierno de la antigua república soviética insiste en hablar de “terrorismo” pese a las altas cifras de detenidos. Las autoridades kazajas y rusas han apuntado estos días a la supuesta presencia de “bandas de Oriente Medio y Oriente Próximo” en las manifestaciones que desembocaron en el incendio de varios edificios gubernamentales y enfrentamientos con la policía y el Ejército. Desde el jueves han sido detenidas 4.404 personas. El viernes, en un discurso dirigido a la nación, Tokáyev dijo que solo en Almaty, la antigua capital y ciudad más poblada del país, habían aparecido, según sus palabras, “20.000 bandidos y terroristas”. El Ministerio del Interior cifra en 26 las muertes de participantes en las protestas y en 18 las de los miembros de las fuerzas de seguridad. Por otro lado, Israel ha sido el único país que ha anunciado la muerte de uno de sus ciudadanos durante las manifestaciones, un hombre de 22 años que se dirigía a su trabajo en Almaty.
En paralelo, la actividad parece volver poco a poco a la normalidad en un país rico en hidrocarburos. El aeropuerto de Almaty, uno de los principales focos de las protestas, seguirá cerrado al menos hasta el lunes, aunque el Ayuntamiento de la urbe (dos millones de habitantes) ha anunciado la pronta reapertura de las tiendas. Al mismo tiempo, el Ministerio de Energía ha anunciado que las plantas de gas han vuelto a abrir y las refinerías de petróleo ya trabajan como antes del inicio de la crisis. El Ministerio de Exteriores ruso también ha constatado la vuelta a la normalidad. “La situación ha cambiado gradualmente a mejor desde los eventos del 5 y el 6 de enero. Los servicios económicos vitales se están normalizando”, ha señalado el organismo en un comunicado.
La rápida propagación de las protestas ha sacudido los cimientos del poder en Kazajistán. Las manifestaciones comenzaron por las quejas en la región de Mangystau (oeste) por el encarecimiento del gas licuado de petróleo, que se emplea allí en tres de cada cuatro automóviles. Pronto se extendieron por todo el país y se convirtieron en una revuelta contra el Gobierno. Ante esta espiral, Tokáyev, de 68 años, destituyó el miércoles al primer ministro y a todo su Gabinete, nombró un nuevo Ejecutivo en funciones y asumió el control del Consejo de Seguridad (organismo que coordina todas las fuerzas de seguridad), que hasta entonces dirigía su predecesor y “padre de la patria”, Nursultán Nazarbáyev, quien gobernó durante casi tres décadas.
Uno de los grandes afectados por el terremoto de esta semana ha sido la persona que dirigía el Comité de Seguridad, organismo responsable de los servicios de espionaje. El Gobierno ha anunciado este sábado la detención de Karim Masimov por sospechas de alta traición al Estado. Masimov fue destituido el miércoles sin ninguna explicación oficial, el mismo día que Tokáyev apeló a la CSTO (formada por Rusia, Bielorrusia, Armenia, Kirguistán, Tayikistán y la propia Kazajistán) para recibir de la alianza unos refuerzos destinados no a dispersar a los manifestantes, según el propio organismo, sino a proteger “puntos clave” del país.
Masimov, de 56 años, formaba parte del círculo próximo del expresidente Nazarbáyev, con quien fue primer ministro en dos ocasiones antes de ponerse al frente del espionaje, en 2016. El alto cargo ha sido sustituido por Yermek Sagimbáyev, antiguo responsable de la seguridad de Tokáyev. Y en medio de estas intrigas palaciegas, se ha confirmado que Samat Abish, sobrino de Nazarbáyev, seguirá como primer jefe adjunto del Comité de Seguridad.
Nazarbáyev, de 81 años, estuvo al frente de la república desde el ocaso de la Unión Soviética hasta 2019, cuando cedió el testigo a su delfín Tokáyev ante unas elecciones que la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE) declaró irregulares por el veto a candidatos independientes. Nazarbáyev no ha sido visto de manera pública desde el 28 de diciembre, cuando viajó con Tokáyev a San Petersburgo en dos aviones distintos.
El portavoz de Nazarbáyev, Aidos Ukibay, aseguró este sábado a la agencia rusa Interfax que “Elbasy (su título honorífico de ‘guía de la nación’) está en la capital de Kazajistán (Nur-Sultán)”. “Elbasy mantiene numerosos encuentros consultivos y está en contacto directo con el presidente”, dijo Ukibay, quien agregó que Nazarbáyev “llama a todos [los ciudadanos] a unirse en torno al presidente de Kazajistán para superar los actuales desafíos y asegurar la integridad de nuestro país”.
El estrecho vínculo entre el exjefe del espionaje Karim Masimov y Nazarbáyev es resaltado por el portal Eurasianet, especializado en Asia central. Su editor David Trilling señaló a EL PAÍS que la petición de ayuda a Moscú podría hacer más dependiente del Kremlin a Tokáyev, y que sus discursos a la nación, incluido aquel en el que avisó de que sus tropas dispararán a los manifestantes sin previo aviso, han tenido mucho de simbólico: el mandatario se ha dirigido a la ciudadanía en ruso tras haber firmado el 30 de diciembre, tres días antes del inicio de las protestas, una ley que impone en el sector servicios la rotulación obligatoria en kazajo y anula la obligatoriedad de hacerlo en la lengua eslava. El 23 de diciembre, Putin advirtió de que Kazajistán “es un país rusoparlante en todo el sentido de la palabra”, y su ministro de Exteriores, Serguéi Lavrov, denunció semanas antes que las élites kazajas han virado hacia “un sentimiento antirruso” bajo la influencia del panturquismo del mandatario Recep Tayyip Erdogan.
Esta nación multiétnica y vecina de China ha sido hasta ahora uno de los principales aliados de Rusia, tanto en la CSTO como económicamente en la Unión Euroasiática. Un análisis de esta crisis publicado por el centro de estudios Carnegie de Moscú destaca que el sistema kazajo “ha tenido enormes fallas que han llevado el descontento a millones de personas por la distribución de sus riquezas”, lo que “ha llevado a su fin a la era de Nursultán Nazarbáyev”, pero de la crisis sale ganadora Rusia. “El Kremlin resuelve varios problemas a la vez. Primero, preservará un régimen amistoso, que es uno de los intereses fundamentales de la política exterior rusa. Y sin perder un soldado, mejor. Segundo, elevará la autoridad de la CSTO, que se vio sacudida por los recientes hechos de Kirguistán y Nagorno Karabaj. Y tercero, una intervención eficaz y rápida de las tropas fortalecerá la posición de Rusia en la nueva generación de la administración kazaja, de la que Tokáyev dependerá cada vez más”, destaca el informe de los expertos Aleksandr Gabuyev y Temur Umarov.
Repatriación de turistas rusos
Rusia ha anunciado este sábado la repatriación exitosa de 25 turistas que se habían quedado atrapados en el caos en el que se ha sumido Kazajistán. El consulado de Estados Unidos en Almaty ha autorizado la marcha de todos los empleados no esenciales y sus familias de la ciudad. La Embajada española en Nur-Sultán, por su parte, mantiene la recomendación de evitar “los lugares concurridos”.
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