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Beto O’Rourke buscará la gubernatura de Texas en las elecciones de 2022

El excongresista demócrata prepara una nueva campaña tres años después de perder la contienda por el Senado por solo el 3% de los votos

Luis Pablo Beauregard
Beto O’Rourke
El excongresista y antiguo aspirante presidencial demócrata Beto O'Rourke habla en un mitin en Austin en mayo pasado.MIKALA COMPTON (Reuters)

La carrera de Texas tiene un nuevo contendiente. Beto O’Rourke, una de las figuras más conocidas dentro del partido demócrata con un discurso progresista, ha anunciado este lunes que buscará ser candidato en las elecciones de noviembre de 2022. La irrupción del excongresista y aspirante presidencial en 2019 termina con semanas de especulaciones y convierte la competencia por el feudo republicano en un evento de alto voltaje en las intermedias del próximo año. “Quienes están en posiciones de confianza pública han dejado de escuchar, servir y confiar en los tejanos... Están enfocados en impulsar políticas extremistas sobre el aborto, permisos de portación de armas o en las escuelas, que solo nos dividen y separan más”, dijo el político de El Paso en el video donde reveló sus intenciones.

En el mensaje que inicia su campaña, O’Rourke dice haberse convencido de entrar en la contienda en febrero, cuando una fuerte nevada afectó gravemente, y durante varios días, la red eléctrica de un Estado con 29 millones de habitantes. Las bajas temperaturas causaron problemas en las tuberías, dejando a millones sin calefacción y causando la muerte de al menos 23 personas. La tormenta provocó una enorme crisis para el gobernador de Texas, el republicano Greg Abbott, quien trató de pasar página rápidamente promoviendo una serie de legislaciones enfocadas en el núcleo duro de sus votantes. Entre estas estaba la eliminación de la necesidad de tener permisos para portar armas, la reactivación económica tras la pandemia o una iniciativa para continuar la construcción del muro fronterizo con México tras la salida de Donald Trump de la Casa Blanca.

Abbott es hoy el gran destinatario de las críticas de O’Rourke. El republicano tiene una larga tradición en la política local. Fue juez del Supremo de Texas con George W. Bush y después fiscal local con el gobernador Rick Perry. Llegó al poder tras ganar la elección de 2014 y la reelección cuatro años más tarde. O’Rourke, de 49 años, tendrá que hacer un gran trabajo para desbancarlo. Sobre todo en una entidad donde un demócrata no gana un cargo estatal desde 1994. Una encuesta reciente hecha por la Universidad de Texas y el Texas Tribune coloca al demócrata progresista nueve puntos atrás del gobernador, cuya aprobación está en terreno negativo desde agosto. El actor Matthew McConaughey, quien ha jugado con la idea de lanzarse a la gubernatura y supera al gobernador actual en los ejercicios demoscópicos, sigue sin confirmar sus aspiraciones.

A un año de las elecciones hay tiempo para remontar para O’Rourke, un político electrizante que fue bajista en una banda de punk y tiene experiencia como empresario tecnológico, un sector que goza de un enorme impulso en la capital tejana. Reúne muchas simpatías entre los demócratas, pero causa repulsión entre los republicanos gracias a ideas progresistas como la legalización de la marihuana. El 37% de los votantes tiene una opinión favorable de él mientras que el 50% lo rechaza. El espacio para crecer será entre los independientes, quienes no se identifican necesariamente con ninguna de las dos formaciones principales de la política estadounidense. Entre estos el excongresista de El Paso, un oasis azul en un bastión rojo, tiene 22% de opiniones favorables y 48% de negativas.

O’Rourke es un político curtido sobre el terreno. Vestido con una camisa azul y remangado, las campañas son su estado natural. Lo demostró en la contienda para arrebatar a Ted Cruz su asiento en el Senado en 2018. El demócrata comenzó rezagado a varios puntos de distancia del senador republicano, pero consiguió recortar la ventaja. No fue suficiente. El 6 de noviembre de 2018, O’Rourke perdió la elección por 200.000 votos, un 3% de los sufragios. Fue la elección más cerrada vista en Texas desde 1978, cuando el demócrata Bob Krueger perdió por 0,5%.

La elección al Senado convirtió a O’Rourke en un personaje nacional. En marzo de 2019 se sumó a los 15 aspirantes demócratas que buscaban sacar a Donald Trump de la Casa Blanca. Entre sus propuestas figuraba la regulación de armas, un tema que decidió empujar tras la matanza racista en su ciudad natal, El Paso. En esa competencia no apareció la atractiva figura, similar a una estrella de rock, que reunía a centenares de seguidores en Texas. El congresista en tres legislaturas tiró la toalla después de no despegar en los sondeos nacionales, donde apenas lograba el 3% de los apoyos. Su salida provocó las burlas de Donald Trump. En marzo de 2019 respaldó a Joe Biden. Y hoy se prepara para dar una nueva batalla que puede marcar el rumbo de los demócratas en la Administración

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Sobre la firma

Luis Pablo Beauregard
Es uno de los corresponsales de EL PAÍS en EE UU, donde cubre migración, cambio climático, cultura y política. Antes se desempeñó como redactor jefe del diario en la redacción de Ciudad de México, de donde es originario. Estudió Comunicación en la Universidad Iberoamericana y el Máster de Periodismo de EL PAÍS. Vive en Los Ángeles, California.

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