El hedor de un paquete con fruta exótica manda a seis carteros al hospital
Un envío de durián, un fruto conocido por su mal olor, provoca la evacuación de una oficina de correos en Baviera
Como si en lugar de fruta se tratara de un paquete bomba, un envío recibido en una oficina postal de Schweinfurt (54.000 habitantes) en Baviera, Alemania, ha provocado el desalojo de toda la oficina, con sus 60 trabajadores.
El pasado sábado a primera hora de la mañana varios empleados de correos acusaron que de un paquete emanaba un aroma pestilente. Alertaron a los servicios de emergencia, que acudió al lugar y, como precaución, desalojaron las instalaciones, recoge la cadena de radio Bayerischer Rundfunk. Doce empleados se quejaban de problemas de vómitos y de ellos seis fueron al hospital.
Dudando de si el paquete era o no peligroso, la policía lo aseguró y lo sacó al exterior de la oficina, al tiempo que se identificaban al remitente y al destinatario del envío, que había salido desde Núremberg hasta la pequeña localidad bávara y que contenía cuatro frutos de durián, una delicia para los habitantes de China y del sudeste asiático, pero cuyo olor consideran repulsivo la mayoría de los consumidores occidentales. De hecho, está prohibido en aviones y muchos hoteles de Asia, porque su olor se impregna con facilidad en las habitaciones y tarda tiempo en pasarse. Se lo describe como un hedor a cebollas, queso o pescado podrido, y quien aprecia el fruto destaca que es rico en proteínas, azúcares y grasas. Se suele consumir crudo, pero también forma parte de platos y de una crema que se elabora a partir de su pulpa.
El envío provocó tal alarma, que se movilizaron seis patrullas policiales y cinco ambulancias, además de los bomberos de la ciudad y un cuerpo de voluntarios. No se sabe si el paquete terminó llegando a manos de su destinatario, un hombre de 50 años, o si al conocer su contenido lo rechazó.
No es la primera vez que un envío de estas características provoca una evacuación. En mayo de 2019, más de 500 personas fueron desalojadas de la librería de la Universidad de Canberra, en Australia después de que alguien dejara un de las frutas en una bolsa sellada delante de una corriente de aire. Una hora tardaron los bomberos en identificar el origen del olor, que se sospechaba fuera de un escape de gas.
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