Jurado de día, candidato de noche
Dos de los principales aspirantes a las primarias demócratas pasan todo el día encerrados en el Senado a pocos días de la cita clave de Iowa. Otra cuestión subyace: ¿puede jurar imparcialidad un político?
En Iowa, un Estado agrícola de poco más de tres millones de habitantes, empieza desde el 3 de febrero la gran batalla demócrata para convertirse en el candidato del partido que se enfrente a Donald Trump en las elecciones presidenciales de noviembre. Estos primeros caucus (asambleas electivas) resultan de enorme carga simbólica -y más que simbólica- porque un mal resultado en ellas espanta a donantes y puede acabar con una campaña; porque una victoria en ellas da impulso para el siguiente y, también, porque la prensa los cubre como si se acabase el mundo y suponen un escaparate sin igual. Así que todos los aspirantes se vuelcan estos días en patear ese trozo de América para arañar votos.
¿Todos? No. Resulta que dos de los primeros en liza (Bernie Sanders y Elizabeth Warren) son senadores y, por tanto, miembros del jurado del impeachment a Donald Trump y, mientras sus rivales apuran los días a base de actos y saludos puerta a puerta -así se ganan los caucus de Iowa-, ellos pasan un mínimo diario de ocho horas encerrados, sin poder usar el móvil, hablar con el de al lado o beber algo más que no sea leche o agua. Así, de lunes a domingo a partir de la una de la tarde, hasta que dure el impeachment al presidente.
“¡Escuchen, escuchen, escuchen! Se ordena a todas las personas que guarden silencio, so pena de prisión”, con esta advertencia empieza cada día la jornada en el Senado. Warren, senadora por Massachusetts, llega a la sala este jueves en el último instante y toma asiento muy seria; Sanders, de Vermont, ya en su escaño, escucha con la barbilla apoyada en el puño; dos filas atrás tiene a Michael Bennet, de Colorado, que frunce los labios con las manos cruzadas y luego empieza a mirar papeles; Amy Klobuchar, legisladora por Minnesota, hace lo propio y toma notas. Tienen todo el día por delante.
A semana y media de la cita, la carrera está muy ajustada y cada día, cada apretón de manos, selfi o discurso con votantes en el polideportivo de cualquier remoto pueblo cuenta. Para Klobuchar y Bennet, con tasas de apoyo inferiores al 10%, las cosa ya está difícil, pero para Sanders y Warren se acaban de perder días de oro. Según el promedio de los sondeos que elabora Real Clear Politics, Biden se mantiene líder con el 21%, seguido después por un trío muy igualado: Sanders (17,3%), Warren (16,7%) y Buttigieg (16,3%), así que el joven exalcalde de South Bend (Indiana), una de las grandes sorpresas de esta campaña de primarias, dispone de unos días de oro para dar un acelerón ante el segundo y la tercera en discordia. Y Biden puede buscar el golpe final que le consolide a la cabeza.
Warren y Sanders han tenido que cancelar múltiples actos, pero han buscado sustitutos. El senador de Vermont tiene una bala de lujo, la famosa congresista Alexandria Ocasio-Cortez, la sensación de la política la joven sensación del nuevo Congreso estadounidense, que convierte en oro mediático todo lo que toca. Ella ocupará el lugar del veterano izquierdista en los eventos que tenían programados en Iowa City, Cedar Rapids y Ames entre viernes y sábado.
Por la senadora de Massachusetts está pateando el territorio Julian Castro, también fue candidato y se retiró de la carrera a primeros de mes. Él y su hermano gemelo, el congresista Joaquín Castro, participarán entre jueves y viernes más de siete actos de campaña por Iowa y Nevada.
Además de los trastornos de agenda, subyace una cuestión de fondo más relevante: ¿pueden jurar justicia imparcial, tal y como prometieron en su juramento el primer día de juicio, unos políticos que se buscan batirse en las urnas con el acusado? En la justicia ordinaria, el abogado defensor pediría que recusaran a los cuatro, pero un impeachment es un procedimiento extraordinario y el propio senador responsable de diseñar las reglas del juego del proceso ya ha advertido que no piensa ser independiente. Ese fue Mitch McConnell, el líder de los republicanos en la Cámara alta, que el pasado diciembre, ya advirtió de que estaba “coordinando” el procedimiento con la Casa Blanca. “No soy un jurado imparcial. Este es un proceso político”, se despachó.
Según lo que dure el juicio, si se llama o no a testigos a declarar, el proceso podría prolongarse incluso hasta la segunda cita de la carrera demócrata, las primarias de New Hampshire, el 11 de febrero. Ya lo advirtió en diciembre Chuck Schumer, líder de los demócratas en el Senado, “presentarse siendo senador tienes sus ventajas, pero también sus convenientes”. El sábado por la noche y el domingo, únicos espacios libres de juicio, pueden resarcirse.
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