Arrestado en Moscú por espiar para la OTAN un experiodista asesor de la agencia espacial rusa
Ivan Safronov está acusado de entregar a los servicios de inteligencia de uno o varios países de la OTAN información sobre cooperación militar
Las fuerzas de seguridad rusas han arrestado este martes en Moscú a un asesor de la agencia espacial rusa, Roscosmos, por alta traición. Ivan Safronov, que hasta hace unos meses había trabajador como periodista en dos grandes diarios rusos donde cubría de manera destacada información sobre defensa, está acusado de entregar secretos de estado relacionados con ventas de armas y seguridad a un país de la OTAN, según ha informado el Servicio Federal de Inteligencia ruso (FSB, heredero del KGB); según su abogado, a los servicios secretos checos. Roscosmos asegura que su arresto no tiene que ver con su trabajo en la agencia espacial. El experiodista, que se ha declarado inocente ante el juez, puede enfrentarse hasta a 20 años de cárcel si es declarado culpable por los cargos de alta traición.
“Safronov, que realizaba tareas para uno de los servicios de inteligencia de los países de la OTAN, se reunió y entregó a sus representantes secretos estatales e información sobre la cooperación técnico-militar y sobre la defensa y seguridad de la Federación de Rusia”, dijo el FSB en un comunicado. El abogado del periodista, Ivan Pavlov, ha asegurado a la agencia Interfax que la investigación señala a Safronov como sospechoso de “transferir información técnica militar sobre suministros de armas rusas a Oriente Proximo y África a los servicios especiales checos, que operaban bajo el liderazgo de Estados Unidos”, y que el supuesto caso se remonta a hace tres años.
El caso ha desatado una oleada de solidaridad de distintos medios de comunicación con Safronov y de duras críticas a un proceso cerrado y opaco. Al involucrar secretos de estado no habrá información del proceso, y se espera que los juicios y declaraciones se celebren a puerta cerrada. “Este tipo de casos bajo secreto eliminan la más mínima garantía de transparencia”, critica Andrei Jvirblis, del sindicato independiente ruso de periodistas y trabajadores de los medios, que cree que con las informaciones que se conocen el caso puede estar “fabricado” como venganza por las publicaciones anteriores de Safronov.
Safronov, de 30 años, había empezado a trabajar como asesor en política de información del director general de Roscosmos, Dmitri Rogozin, el pasado mayo. Rogozin asegura que el arrestado no tiene acceso a material clasificado de la agencia espacial rusa. Safronov, hasta ocupar el puesto de consultor de Roscosmos, se había especializado en asuntos militares y de defensa; sobre todo en temas de investigación. Primero en el diario Kommersant y luego en Vedomosti, dos de los medios económicos líderes; también formó parte una temporada del selecto grupo de periodistas que acompaña al presidente ruso, Vladímir Putin. En marzo del año pasado causó una marejada al publicar en Kommersant los detalles sobre un contrato de Rusia para el suministro de 20 cazas Sukhoi SU-35 a Egipto. Tras esa información, el secretario de Estado de Estados Unidos, Mike Pompeo, amenazó a Egipto con sanciones si continuaba la compra. El artículo ya no está online en Kommersant.
El periodistas ya había sido convocado a una “conversación” con el FSB hace más de un año, según varios medios rusos, como la agencia Interfax, que citan fuentes de la investigación; sin embargo no se habló de un “caso criminal”. La agencia estatal Tass, que cita una fuente legal, informa de que el año pasado la fiscalía quería presentar un caso civil contra el diario Kommersant por revelar un secreto de estado no especificado.
Kommersant ha publicado una carta de sus compañeros en la que definen a Safronov como un “gran profesional” y un “patriota”, dudan de las acusaciones y reclaman transparencia en el caso. También Vedomosti, su antiguo empleador, y RBC, otro medio líder, ha publicado textos en solidaridad con el arrestado, en un caso cuya movilización empieza a recordar al del periodista de investigación Iván Golunov, detenido y acusado el año pasado por tráfico de drogas, en un proceso que generó protestas multitudinarias y que se terminó por demostrar que había sido fabricado. Un caso que se convirtió en un asunto de alto nivel, por la gran repercusión, pero que solo es la punta del iceberg de los problemas a los que se enfrentan los medios independientes y los periodistas en Rusia, se lamenta Jvirblis. El lunes, un tribunal de la ciudad de Pskov condenó a otra periodista, Svetlana Prokopyeva, a una sustanciosa multa por cargos relacionados con el terrorismo que incluso el consejo de derechos humanos del Kremlin había calificado como injustificados.
El proceso contra Safronov ya ha desatado protestas en Moscú, donde se han congregado decenas de personas, sobre todo periodistas, frente a la sede del FSB para participar en los llamados piquetes solitarios (forma de protesta de uno en un con un cartel para salvar la prohibición de reunión y manifestación). Allí, una quincena de personas fueron arrestadas por participar en la movilización. “El público tiene que confiar en la narrativa ofrecida por los servicios especiales, cuyo trabajo ha planteado cada vez más preguntas. Los periodistas que hacen esas preguntas se encuentran en peligro”, dicen la declaración en apoyo de Safronov de la redacción de Kommersant.
Mientras, el portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, ha comentado en una conferencia telefónica que no cree que los cargos estén relacionados con el trabajo de periodista de Safronov, aunque aseguró desconocer los detalles del proceso. “Desafortunadamente se han hecho tales acusaciones. Sabemos que nuestro servicio de contrainteligencia tiene mucho trabajo, muchas preocupaciones y están haciendo un muy buen trabajo”, dijo Peskov.
Safronov salió de Kommersant en 2019, después de un conflicto con la Administración por negarse a revelar sus fuentes de un artículo sobre a posible renuncia de la portavoz del Consejo de la Federación, Valentina Matvienko. Su despido provocó la renuncia en cadena de una decena de periodistas, que criticaron las nuevas tenazas del Kremlin para acallar la libertad de prensa. Pasó entonces a trabajar en Vedomosti y después, en Roscosmos.
El experiodista es, además, hijo de Ivan Safronov, un conocido periodista y observador militar de Kommersant que murió en 2007 en extrañas circunstancias tras caer por la ventana de su apartamento, en un quinto piso. Safronov padre preparaba entonces un artículo sobre contratos firmados por Rusia para vender armamento a Irán y Siria, y otro sobre el suministro a esos países de armas por parte de Bielorrusia. La policía dijo que había sido un suicidio pero su entorno lo dudaba. El artículo nunca fue publicado.
El de Safronov no es el único caso de espionaje que salpica a Roscosmos. En 2016, el ex investigador espacial de la agencia rusa Vladimir Lapygin fue sentenciado a siete años de prisión después de ser condenado por pasar material clasificado a China. Lapygin, de 79 años, aseguró durante todo el proceso que era inocente y que se trataba de una caza de brujas. La ONG de derechos humanos Memorial ha declarado a Lapygin, que recibió la libertad condicional el mes pasado, como un preso político. Al menos ocho científicos rusos han sido arrestados y acusados de traición en los últimos años por supuestamente revelar secretos de estado en casos criminales de alto perfil.
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