Estados Unidos anuncia su retirada del tratado de Cielos Abiertos por incumplimientos de Rusia
El acuerdo permite sobrevolar los territorios de los 34 países firmantes para vigilar si se producen movimientos o concentraciones de fuerzas con fines agresivos
El Gobierno de Estados Unidos ha anunciado este jueves su decisión de retirarse del tratado de Cielos Abiertos, firmado con otros 33 países a principios de los años noventa. El acuerdo concede a los países firmantes derechos recíprocos para sobrevolar sus respectivos territorios con aviones desarmados para vigilar si se producen movimientos o concentraciones de fuerzas con fines agresivos. El objetivo de permitir dichos vuelos era promover la confianza entre los países y evitar un conflicto bélico entre Estados Unidos y Rusia.
“Tenemos una muy buena relación con Rusia, pero Rusia no ha acatado el tratado, así que hasta que lo acaten nos retiraremos”, ha dicho este jueves el presidente Trump en la Casa Blanca, a preguntas de los periodistas. “Pero hay una muy buena probabilidad de que hagamos un nuevo acuerdo o que hagamos algo para reconstruir ese acuerdo”, ha añadido. “Cuando tenemos un acuerdo de dos partes, en el que una parte no acata y nosotros sí, nosotros nos retiramos también”.
La Administración de Donald Trump ha notificado su decisión este jueves a sus aliados internacionales, según Associated Press, y prevé informar a Moscú el viernes, según The New York Times. La retirada, que en virtud de los términos del tratado será efectiva en seis meses, supone un nuevo rechazo del presidente Trump a un gran acuerdo multilateral, después de su abandono del tratado para la eliminación de misiles nucleares de medio y corto alcance (INF) en verano del año pasado.
Como en aquella ocasión, según fuentes anónimas de la Administración citadas por Reuters, la decisión se ha tomado después de una revisión de seis meses en la que supuestamente se han confirmado múltiples incumplimientos de los términos del tratado por parte de Rusia. Dichos incumplimientos, según las mismas fuentes, pueden contribuir a amenazas militares contra Estado Unidos y sus aliados. Washington defiende además que las mismas imágenes de eventuales movimientos de tropas pueden obtenerse de manera más eficaz mediante satélites. “En el curso de la revisión ha quedado claro que ya no es del interés de Estados Unidos seguir siendo parte del tratado de Cielos Abiertos”, ha asegurado un oficial estadounidense anónimo citado por Reuters.
El Pentágono y la inteligencia estadounidense acusan a Moscú de violar el tratado de Cielos Abiertos al impedir vuelos sobre una ciudad donde se sospecha que Rusia ha desplegado armas nucleares capaces de alcanzar Europa. También sostienen que han utilizado vuelos sobre Estados Unidos para localizar infraestructuras críticas del país que podrían constituir blancos de eventuales ciberataques.
Pero la decisión de Trump no sentará bien a los aliados europeos de la OTAN, también firmantes del tratado, que llevan tiempo presionando a Washington para que no lo abandonara. Temen que, tras la retirada de Estados Unidos, Rusia también se retire, quedando todo su territorio prohibido a los vuelos de vigilancia de los demás firmantes, lo que impediría el control sobre los movimientos de tropas en las fronteras con países europeos. El oficial estadounidense citado por Reuters reconoce que ha habido debates con los aliados, pero que en última instancia Washington ha decidido que abandonar el pacto era mejor para sus intereses.
Rusia no ha recibido ninguna “notificación” de Washington de la retirada del Tratado de Cielos abiertos firmada por Donald Trump, según el Ministerio de Exteriores, informa María R. Sahuquillo desde Moscú. No obstante, El viceministro de Exteriores, Aleksandr Grushko, acusó a Washington de “socavar” un acuerdo fundamental, informó la agencia RIA, y afirmó que la retirada afectaría a todos los firmantes. Según el Ministerio de Exteriores ruso, el anuncio de Trump supone un “golpe a la seguridad internacional”.
El tratado fue inicialmente planteado por el presidente Dwight Eisenhower en 1955, pero los soviéticos se opusieron a la idea. El presidente George H.W. Bush lo resucitó en 1989 y finalmente el tratado, negociado entre los miembros de la OTAN y del Pacto de Varsovia, fue ratificado entre 1992 y 1993 y entró en vigor el 1 de enero de 2002. Se trata, pues, de un acuerdo enraizado en el legado republicano, ideado, promovido y ratificado durante tres administraciones de presidentes de dicho partido: Eisenhower, Bush padre y Bush hijo. Al amparo del tratado se han realizado más de 1.500 vuelos, que han contribuido a la transparencia en la actividad militar de los firmantes. Pero Rusia ha restringido los vuelos de los otros países firmantes en ciertos territorios.
La retirada del acuerdo de Cielos Abiertos, para muchos analistas, es una señal que indica que pronto Washington podría retirarse de uno de los grandes tratados armamentísticos que le quedan vigentes con Moscú, el Nuevo START, firmado por Barack Obama y Dmitri Medvédev en 2010, que contribuye a la reducción de arsenales nucleares y expira poco después de las elecciones presidenciales de noviembre.
“Hoy el presidente ha dado otro paso positivo hacia la terminación de la dependencia de Estados Unidos de tratados rotos y disfuncionales”, ha dicho en Twitter el senador republicano Tom Cotton. “El tratado de Cielos Abiertos empezó su vida como un acuerdo de buena fe entre grandes potencias y murió siendo un activo de la inteligencia rusa”.
Hace meses que se temía la retirada de Estados Unidos del acuerdo. Destacados congresistas demócratas escribieron al presidente Trump el mes pasado, y le acusaron de presionar con una retirada del tratado en un momento en que el mundo se centra en la respuesta a la pandemia del coronavirus. “El esfuerzo de la Administración de llevar a cabo un cambio de gran alcance en nuestra política de seguridad nacional en el medio de una crisis sanitaria global no es solo miope sino inconcebible”, escribieron. Un total de 16 ex altos mandos militares y de defensa europeos publicaron un comunicado este mismo mes en el que pedían a Estados Unidos que siga apoyando el tratado, alegando que una retirada supondría un golpe a la seguridad global y a la estructura de acuerdos internacionales de control de armas.
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