_
_
_
_
_

López Obrador saluda a la madre de El Chapo tras visitar unas obras en Sinaloa

El presidente mexicano le ha dado la mano a Consuelo Loera pese a los llamamientos a la sociedad a mantener distancia social y quedarse en casa

Captura de pantalla del momento donde el Presidente de México Andrés Manuel López Obrador saluda a la madre del narcotraficante Joaquín Guzman Loera.
Elena Reina

El presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador, ha saludado dándole la mano a la madre del que fuera hasta hace poco el narcotraficante más poderoso del mundo, Joaquín El Chapo Guzmán, sentenciado en julio de 2019 a cadena perpetua por la Justicia estadounidense. El acercamiento se ha producido durante la gira que mantuvo el mandatario para supervisar la construcción de un tramo carretero en la sierra del Estado de Sinaloa, el bastión de uno de los cárteles más poderosos de México. La polémica se desató no solo por el gesto mostrado y las palabras que dedicó a Consuelo Loera: “Te saludo, no te bajes. Ya recibí tu carta". También porque López Obrador, al saludar de mano a la señora, insiste en su conducta habitual pese a los llamamientos a la sociedad mexicana a mantener la distancia social en momentos donde los contagios se multiplican rápidamente en la crisis del coronavirus. México se acercara peligrosamente a la etapa crítica de la pandemia, que registra 993 casos y 20 fallecidos.

“Sí, la saludé. Hicieron un escándalo nuestros adversarios”, reconoció rápidamente López Obrador en su conferencia de prensa matutina. El presidente mexicano aseguró que el encuentro se dio después de que Consuelo Loera, de 91 años, se acercara desde la localidad de La Tuna, el pueblo natal de El Chapo, al lugar donde se informaba de las obras en la carretera rural que conectará a más de 100 comunidades serranas en el municipio de Badiraguato. Durante la gira, el presidente fue informado de la presencia de la señora, quien quería saludarlo. López Obrador se bajó de la camioneta y se dirigió al vehículo último modelo de doble tracción donde estaba Consuelo Loera. “La peste funesta es la corrupción, no un adulto mayor, que merece todo mi respeto independientemente de quien sea su hijo. Y lo seguiré haciendo. A veces tengo que dar la mano a delincuentes de cuello blanco que no han perdido su respetabilidad porque ese es mi trabajo”, zanjó el político. Repreguntado sobre la sana distancia y el peligro de saludar a una persona que pertenece a la población más vulnerable al coronavirus, el presidente dijo que era “irrespetuoso” no dar la mano. “No soy un robot, tengo sentimientos”, añadió.

La señora Loera envió el año pasado una carta a López Obrador donde le imploraba apoyo para que su hijo pudiera cumplir su condena en su tierra (algo poco probable) o al menos recibir la visita de sus hermanas y de su madre. El mandatario mexicano aceptó entonces públicamente brindar el apoyo legal para lo segundo. “Voy a hacer el trámite, pero desde luego esto depende del Gobierno de Estados Unidos, de la embajada”, reiteró López Obrador la mañana del lunes. La decisión sobre las visas humanitarias efectivamente dependen de Washington. Y, según el Servicio de Migración de Estados Unidos, dicho permiso está reservado para personas con una emergencia imperiosa.

La gira del presidente mexicano por el Estado de Sinaloa, el fin de semana también visitó Baja California y Sonora-- coincidió con el cumpleaños de Ovidio Guzmán, uno de los hijos de El Chapo y nietos de la señora Loera. Ovidio, nacido el 29 de marzo de 1990, logró fama internacional en octubre del año pasado después de que un operativo del Ejército mexicano fracasara en su intención de capturarlo para enviarlo a Estados Unidos, donde enfrenta varias acusaciones de narcotráfico y delincuencia organizada. El fallido intento es conocido como el Culiacanazo y se mantiene en la memoria de los mexicanos por el despliegue de fuerza que el cártel hizo en la capital del Estado para rescatar a uno de sus líderes.

El viernes por la noche, López Obrador difundió en sus redes sociales un mensaje que significó un giro drástico en su discurso en torno al coronavirus. Pidió a la ciudadanía quedarse en casa después de semanas de alentar la actividad en las calles para mantener viva la economía. La mañana de este lunes, sin embargo, el presidente le dijo que le era muy difícil no abrazar y saludar a la gente durante sus giras. El Gobierno mexicano intenta reforzar en estos días un mensaje contundente y urgente de la Secretaría de Salud. El sábado, el subsecretario Hugo López-Gatell, portavoz de la institución dijo que el país está “ante la última oportunidad para frenar la pandemia. No de evitarla, eso es imposible. Pero sí de retrasar la transmisión”.

La aceleración de contagios y la situación límite que vive México ante la pandemia no parece hacer mella en los discursos de López Obrador, además de su mensaje del viernes. Pues a su llegada a Culiacán este sábado, ha insistido en otro vídeo que no se realizará ninguna prueba pese a que el gobernador de Hidalgo —Omar Fayad, del PRI— que ha dado positivo por Covid-19 estuvo con él la semana pasada en una reunión. En el hotel donde se ha alojado el presidente se había instalado también un huésped infectado por coronavirus y sobre este tema ironizó López Obrador: “El coronavirus tampoco es la peste”.

Únete a EL PAÍS para seguir toda la actualidad y leer sin límites.
Suscríbete




Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Sobre la firma

Elena Reina
Es redactora de la sección de Madrid. Antes trabajó ocho años en la redacción de EL PAÍS México, donde se especializó en temas de narcotráfico, migración y feminicidios. Es coautora del libro ‘Rabia: ocho crónicas contra el cinismo en América Latina’ (Anagrama, 2022) y Premio Gabriel García Márquez de Periodismo a la mejor cobertura en 2020

Más información

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_