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La casa de Los Picapiedra saca de quicio a sus opulentos vecinos: “Es una monstruosidad”

La reforma del jardín de la vivienda, situada cerca de San Francisco y adquirida por su actual dueña por dos millones y medio hace dos años, ha desencadenado una demanda

La vivienda de Florence Fang, en Hillsborough (California).

Ni la mínima intención de mover ni un ladrillo. La propietaria de la mansión más heterodoxa de la exclusiva ciudad de Hillsborough (unos 11.000 habitantes), en la californiana bahía de San Francisco, asegura que luchará por mantener intacta la residencia que adquirió en 2017 por dos millones y medio de euros. La vivienda, que recuerda la morada de Pedro y Wilma en la serie de los años sesenta Los Picapiedra (The Flintstones), ha irritado tanto a los adinerados vecinos que han desencadenado una demanda contra sus moradores. "Es una monstruosidad muy visible fuera de los estándares de la comunidad", aseguran sus conciudadanos sobre la finca. 

La casa, construida en 1976, nunca fue del agrado de sus vecinos, pero todo empeoró cuando la dueña de tan particular construcción, Florence Fang, decidió ampliar el exotismo de sus exteriores e instaló en el jardín varios dinosaurios y un mamut lanudo de metal, setas, réplicas de los personajes de la serie de dibujos animados y otros coloridos objetos que según la denuncia de las autoridades de la ciudad ante el Tribunal Superior del Estado de California "violan la normativa local" y perturban el paisaje. Lo que para los turistas es un reclamo que rompe con la monotonía de la zona, para los habitantes del lugar es un incordio insoportable, que atenta contra la arquitectura local, consagrada a las enormes mansiones en colinas y los bungalós a la orilla del mar.

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La ciudad ha tomado cartas en el asunto y ha impulsado la demanda porque considera que las obras en el jardín trasero de la vivienda, situada junto a un viaducto, se han realizado sin los permisos necesarios y constituyen una molestia pública. “Una cosa es divisar esta casa al conducir por la autopista, que podría resultar divertido", dijo el pasado lunes a The New York Times el abogado de la ciudad Mark D. Hudak, "pero es diferente ser un vecino y verlo todo el día, todos los días". Según la demanda, la propietaria realizó "unas obras muy intrusivas que imponían la visión de la demandada a otras propiedades y paisajes sin tener en cuenta los deseos de otros residentes".  

Florence Fang, una importante empresaria de medios de comunicación ya jubilada, pagó el año pasado una multa de 200 dólares por las transformaciones que estaba acometiendo en la residencia. La denuncia pide a Fang que retire las enormes figuras y la frase "Yabba Dabba Doo" formada con gigantescas letras de colores. La propietaria ya ha dicho que no tiene intención de desmantelar su vistoso jardín y su nieto ha afirmado en un comunicado distribuido la semana pasada por la agencia Associated Press que los dinosaurios son hermosos y deben quedarse: "Hacen que todos sonrían".

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