El día que Instagram confundió humor con violencia
El viñetista de 'The New Yorker', Ellis Rosen, es otro caso de la censura en las redes sociales tras publicar una serie de viñetas sobre el presidente Trump
Para Ellis Rosen, viñetista de la revista estadounidense The New Yorker, no es habitual recibir una notificación de Instagram anunciándole que su publicación ha sido eliminada por infringir las normas de su comunidad. Extrañado, fue a dar con la raíz del problema: el ilustrador había seleccionado sus viñetas preferidas de Donald Trump, de entre todas las que había publicado en 2018.
Pregunta: ¿Qué ocurrió para que Instagram decidiese borrar su publicación?
Respuesta: "Estaba etiquetado como contenido que incita a la violencia. Me imagino que fue llevado a cabo por un grupo de personas que no estaban de acuerdo con el mensaje de las viñetas. Si varias personas lo denuncian, el algoritmo debe hacer que te eliminen la publicación directamente, incluso antes de que alguien de Instagram lo pueda ver. Pero solo son mis conjeturas".
P: ¿Le había ocurrido antes?
R: A mí no, pero sí a compañeros, a Jesse Duquette (@The.Daily.Don). Sabía que Instagram le había repuesto el post, así que le pregunté qué había hecho. Me dijo que hizo una publicación para llamar su atención, así que seguí su ejemplo y monté un pollo.
P: ¿Qué contenía su publicación?
R: Es una colección de algunos de mis dibujos de Trump, que han sido publicados como las viñetas diarias del New Yorker. Todos se burlan del presidente por varios acontecimientos que ocurrieron en 2018. Ninguna de ellas es particularmente ofensiva, más bien son bromas tontas.
P: ¿Y qué sintió cuando le acusaron de violento?
R: Sentí que me había metido en un lío. Después me sentía enfadado porque sentía que estaba metido en problemas sin haber hecho nada. No me gustaba haber sido acusado de dibujar algo violento, pero llegué a la conclusión de que es lo que usaron como excusa para conseguir que la borrasen.
P: ¿Suele recibir ataques en sus redes sociales? ¿Nota que vienen de algún grupo social específicamente? ¿Ha llegado a recibir amenazas?
R: Cualquier publicación sobre política está destinada a recibir respuestas desagradables. La gente encuentra la forma de llevarse una crítica humorística de un presidente a lo personal. Nunca he recibido una amenaza e ignoro los comentarios de odio. Me imagino que está bien tratar de interactuar con la audiencia, pero no me gustan las confrontaciones.
P: ¿Cómo decidió Instagram cambiar su decisión? ¿Le pidieron disculpas? ¿Se ha sentido apoyado por su comunidad de seguidores?
R: Creo que se dieron cuenta del error y lo corrigieron, y quiero darles el crédito que merecen por hacerlo. Me sentí totalmente apoyado por mis seguidores, me encantaron sus comentarios y chistes. Me recuerda por qué me dedico a dibujar viñetas. Su continuo apoyo me da confianza y les estoy profundamente agradecido. ¡Son los mejores!
P: Como humorista, es Trump un regalo del cielo? ¿Lo echará de menos cuando ya no esté en la Casa Blanca?
R: No estoy de acuerdo en absoluto. Hacer humor de Trump es fácil y complicado a la vez. Es fácil por razones obvias, y eso es lo que lo hace tan complicado. Es fácil perder el foco del verdadero daño que hace a la vida de las personas. No es fácil conseguir aportar algo más en un dibujo. Yo al menos no lo consigo siempre. La dura realidad es que hace un daño al mundo del que es complicado sacar algo de humor. No le voy a echar de menos. Creo que todos los viñetistas nos sentimos así.
P: ¿Cree que las personas estaban más abiertas al humor antes de las redes sociales? ¿O es algo que ya existía antes con los medios de comunicación de masas?
R: El consenso general es que Estados Unidos está más dividido que nunca. Estoy seguro de que las redes sociales juegan un papel en eso, pero el extremismo siempre ha estado ahí. No sé si la gente era más abierta de mente sobre las viñetas antes de que llegase Trump a la presidencia. La sección de comentarios es una forma muy rápida de vocear tus opiniones, así que supongo que ahora se ha amplificado más todo.
P: En España ha habido grandes polémicas recientemente, que han sentado a algunos humoristas frente a la justicia. Un presentador de televisión tuvo que dar explicaciones a un juez por sonarse la nariz con la bandera nacional en un sketch. ¿Cree en los límites del humor?
R: Mi única regla para el humor es no golpear hacia abajo. Me refiero a que no haría humor de quien está oprimido por la sociedad. Golpear hacia arriba implica hacer humor de quien está en el poder, lo que es la mejor parte del trabajo de un viñetista. Sonarte los mocos con una bandera no es el caso de golpear hacia abajo y la idea que alguien se meta en problemas legales por ello es opresiva. Las banderas son para honrarlas y para sonarse los mocos. Mancillar una bandera o un himno no implica que odies a tu país, sino que crees que tu país puede hacerlo mejor. Es lo contrario del odio.
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