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Bolsonaro arrasa en ciudades blancas y ricas: un mapa del voto en 5.500 municipios

INTERACTIVO | La geografía refleja la fractura del electorado brasileño. Es la parte visible de una brecha que también es racial y económica

Kiko Llaneras

El ultraderechista Jair Bolsonaro ganó con rotundidad la primera vuelta de las elecciones brasileñas. Consiguió el 46% de los votos y aventajó en 17 puntos a su principal rival, Fernando Haddad. Pero el dominio de Bolsonaro no alcanzó a todo el país. Un análisis de los resultados en 5.500 municipios detecta patrones claros: Bolsonaro arrasó en las ciudades, en los lugares más ricos y de mayoría blanca [si no ve el mapa interactivo, pulse aquí].

Pueblo rico, pueblo pobre

Existe una relación fuerte entre el voto de un municipio y la riqueza de sus habitantes. Se puede ver en el gráfico más abajo: Bolsonaro obtuvo hasta el 75% de los votos en municipios de rentas medias o altas, pero no alcanzó ni el 25% en muchas localidades pobres, que se mantuvieron fieles al candidato del PT, Fernando Haddad.

No es habitual encontrar una brecha tan clara en los votantes. En Brasil existen dos polos y en cada uno se impuso un candidato: Bolsonaro fue el más votado en el 95% de los municipios ricos (aquellos con rentas superiores a los 350 reales al mes), mientras que Haddad se impuso en 9 de cada 10 municipios pobres (aquellos con rentas inferiores a los 200 reales).

Bolsonaro ganó en las 10 ciudades más ricas de Brasil. En muchas de ellas aplastó a Haddad, logrando hasta ocho veces más votos. Haddad se impuso, en cambio, en 9 de las 10 ciudades más pobres.

La brecha entre ricos y pobres se observa también en estadísticas como el analfabetismo o el riesgo de pobreza.

Bolsonaro ganó en los municipios más prósperos, mientras que Haddad logró mejores resultados en pueblos y ciudades con altas tasas de analfabetismo y pobreza. Imaginad que dividimos Brasil en dos mitades, una con los municipios con más pobreza y otra con los municipios con menos: Haddad ganaría en el 79% de los municipios del Brasil pobre y Bolsonaro lo haría en el 89% de los del Brasil rico.

Estas diferencias que encontramos entre municipios existen también cuando miramos el voto de personas individuales. Según las encuestas de Datafolha para la segunda vuelta, Bolsonaro conseguirá el 66% de votos entre personas con rentas medias o altas, pero quedará por detrás de Haddad entre las rentas más bajas. Aunque en general no es posible inferir la naturaleza de los individuos a partir de una estadística territorial —porque podríamos caer en una ‘falacia ecológica’—, en este caso ambas cosas coinciden.

La brecha racial: Bolsonaro y el voto blanco

Las divisiones raciales también tuvieron su reflejo en los votos de la primera vuelta: Bolsonaro se impuso en 9 de cada 10 municipios de mayoría blanca; Haddad se impuso en 7 de cada 10 municipios de mayoría no blanca.

Bolsonaro ganó con suficiencia en las ciudades donde casi toda la población es blanca, la mayoría en el sur del país. En Nueva Hamburgo, donde el 90% de las personas son de origen alemán, Bolsonaro logró el 63% de los votos y Haddad apenas el 14%. El candidato del PT obtuvo unos resultados muy pobres en esas ciudades, pero se impuso en todas aquellas donde los blancos no llegan al 20% de la población.

En muchos municipios las variables renta y raza van de la mano, porque los blancos componen a menudo las clases acomodadas del país. Sin embargo, hemos encontrado que ambas variables tienen un efecto independiente. Es decir, si tomamos dos municipios con rentas similares, los resultados de Bolsonaro tenderán a ser mejores en el que tiene más votantes blancos. Podría haber ocurrido que fuese la renta la que explicase las diferencias de voto que encontramos al analizar la composición racial de los municipios, pero no es así.

Además, como ya ocurría con la renta, la relación entre raza y voto también se observa con datos de encuestas personales. Según Datafolha, Bolsonaro recibirá el doble de votos (68%) que Haddad (32%) entre los blancos, mientras que Haddad es el preferido de la población de color.

La brecha en cada región

En el mapa inicial era evidente que las cinco regiones de Brasil han votado de forma diferente. El PT conservó su bastión en el nordeste, donde Haddad fue el más votado. Es la región más pobre y allí se concentran los beneficiarios de “Bolsa Familia”, el programa de ingresos mínimos que creo el primer Gobierno de Lula en 2003. En cambio, Bolsonaro se impuso en el sudeste (más industrializado) y en el sur y centro-oeste (más agrícolas), donde viven dos terceras partes de la población.

Pero las diferencias regionales no eclipsan la relación entre voto y riqueza. Al contrario, como muestra el gráfico siguiente, dentro de cada región los apoyos de Bolsonaro crecen con la renta de los municipios.

Ocurre lo mismo con la raza. Cuando comparamos los municipios de una región entre sí, encontramos que Bolsonaro recibe más apoyos ahí donde más población blanca. No ocurre en la región nordeste, pero sí en las regiones del norte o del sudeste.

Notas metodológicas. Todas las estadísticas de los municipios se han tomado del Censo 2010 del IBGE. Los datos del voto en la primera vuelta se tomaron del escrutinio al 100%, según la web de Globo. La variable "renta" es el ingreso mensual mediano de los hogares por persona, expresado en reales brasileños. La variable "riesgo de pobreza" es el porcentaje de personas en el municipio que tienen ingresos son inferiores al 60% de la renta mediana del país.

Hemos comprobado que la relación entre voto y renta es robusta en sentido estadístico. Para ello hemos construido un modelo de regresión sencillo que incluye controles por población, región, ruralismo, población anciana, sexo e interacciones entre regiones y razas, entre regiones y renta, y entre regiones y números de homicidios. La relación entre voto y renta es significativa al 95% de confianza, y el tamaño del efecto es fuerte en todas las regiones. Hemos hecho la misma comprobación con la relación entre voto y raza del municipio.

Sobre la firma

Kiko Llaneras
Es periodista de datos en EL PAÍS y doctor en ingeniería. Antes de llegar al periódico en 2016 era profesor en la Universitat de Girona y en la Politécnica de Valencia. Escribe una newsletter semanal, con explicaciones y gráficos del día a día, y acaba de publicar el libro ‘Piensa claro: Ocho reglas para descifrar el mundo’.

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