May busca el apoyo empresarial en defensa de su plan para el Brexit
El ministro de Economía promete "regenerar el capitalismo" durante el congreso del Partido Conservador
El canciller de Hacienda (ministro de Economía) de Reino Unido, Philip Hammond, ha lanzado este lunes una patada al estómago del exministro de Exteriores Boris Johnson y un grito de auxilio a los empresarios británicos. En el discurso central de la segunda jornada del congreso del Partido Conservador, en la ciudad de Birmingham, Hammond ha proclamado ante los militantes que aquellos a los que Johnson dijo "que se jodan" (fuck business, dijo el líder euroescéptico ante los temores de las empresas por el Brexit), siguen estando en el centro de las políticas del partido tory: "En caso de que alguien, en algún lugar, aún albergue dudas, dejadme decirlo alto y claro: el Partido Conservador es, y siempre será, el partido de los empresarios", afirmó.
El ministro con fama de más aburrido y antipático del Gobierno de May, Philip Hammond, ha conseguido hasta el momento dar la respuesta más articulada a los euroescépticos, a los militantes y a los votantes conservadores. Era una intervención muy esperada. No solo porque el ala dura del partido ha colocado en la diana al canciller ante sus continuas advertencias sobre el desastre económico que supondría el Brexit sin negociar que anhelan, y estaban a la espera de ver si su tono sería desafiante. También porque Hammond ha ofrecido, al menos, una alternativa conservadora clara, bien recibida por los suyos, al atractivo discurso del laborista Corbyn. "Este país se enfrenta a una elección, entre la seductora simplicidad de un mundo feliz dibujada por el populismo de Corbyn o nuestro acreditado pragmatismo, siempre escéptico ante las ideologías y que intenta ver el mundo tal y como es y mejorarlo", ha dicho.
Hammond, sin embargo, ha reconocido abiertamente que el laborismo ha dado con las preguntas correctas en el siglo XXI, con lo que, ha concluido, es necesario que el conservadurismo ofrezca respuestas diferentes. Y ha prometido regenerar el capitalismo. Sin el dramatismo empleado hace dos años por su jefa, Theresa May, cuando accedió al liderazgo conservador, pero en perfecta consonancia con su mensaje, Hammond ha apelado a los más perjudicados por la crisis económica, y se ha comprometido a "cambiar las reglas del juego" para que ellos se beneficien también de la recuperación.
Y esta llegará, ha prometido este lunes, si sale adelante el plan Chequers que May ofreció a la UE y que fue rechazado por los socios comunitarios en la pasada cumbre de Salzburgo. "Donald Tusk [presidente del Consejo Europeo] nos dijo que nuestro plan no funcionaría. Es lo mismo que dijo la gente de la bombilla en 1878. Nuestra tarea es demostrarles que se equivocan", ha dicho Hammond, aunque el propósito principal de su discurso era más bien convencer a los suyos de que solo un plan como el de May asegurará que el Brexit llegue a buen puerto. Por eso les ha recordado realidades más que evidentes: Europa sigue siendo nuestro principal mercado, y tras 45 años como miembros, la economía de Reino Unido se ha configurado en torno a ese hecho. 11.000 camiones cruzan cada día la frontera de Dover. Nuestras empresas y trabajadores dependen de que siga existiendo ese acceso fluido", ha afirmado.
Hammond tenía por delante una tarea complicada. Era la vacuna para contrarrestar, en las horas previas, el discurso del euroescéptico Johnson. Su golpe de efecto ha sido colmar de elogios al mundo empresarial, que aborrece al líder del ala dura conservadora, y anunciar nuevas medidas de cooperación público-privadas. Debía recabar la unidad de los militantes con argumentos económicos de peso. Y estaba obligado a allanar el camino a May, que este miércoles se enfrentará a uno de los mayores retos políticos de su carrera: lograr que el Partido Conservador le permita sobrevivir de nuevo.
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