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Las cárceles portuguesas se llenan de ‘ángeles’ y ‘leones’

Dos redadas de grupos violentos ligados al fútbol y a las motos obligan a distribuir presos por el país

Moteros de Ángeles del Infierno, en una concentración internacional en Alicante en 2002.
Moteros de Ángeles del Infierno, en una concentración internacional en Alicante en 2002.EFE

En dos meses las cárceles portuguesas se han llenado de ángeles y leones; en realidad, de una treintena de motoristas Ángeles del Infierno y de otra treintena de la peña ultra Juventud Leonina, asociada al Sporting de Lisboa (simbolizado por un león). Todos en prisión preventiva acusados de delitos por violencia y hasta por terrorismo. Más de medio centenar de hombres forzudos y organizados en una misma prisión era una bomba de relojería y las autoridades judiciales y penitenciarias portuguesas han decidido distribuirlos por varias cárceles.

La avalancha de jóvenes detenidos en juzgados y cárceles comenzó hace dos meses y se acentuó en la última semana cuando la policía judicial desarrolló una mega operación por todo el país para detener a miembros del club de motoristas Ángeles del Infierno, que celebran este año el 70º aniversario de su nacimiento en California.

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Hubo arrestos en Oporto, Cascais, Lisboa y Algarve. En total 58 detenidos, acusados de haber cometido delitos de violencia, extorsión, robos, intentos de homicidio y tráfico de drogas. Excepto cuatro arrestados, todos se negaron a hablar ante la juez, que los envió preventivamente a prisión.

En la misma semana, caían otras ocho personas de la banda que en mayo entró en las instalaciones deportivas del Sporting de Lisboa y golpeó a futbolistas, entrenadores y cuerpo técnico. Una marabunta que entró corriendo en formación y salió en BMW ante la complacencia de la vigilancia —que abrió la barrera de entrada— y en un día que casualmente no estaba presente ningún directivo del club.

En total ya son 37 los detenidos por el ataque a las instalaciones del Sporting de Lisboa, que llegó días después de las críticas públicas del presidente a sus jugadores. Todos los detenidos, ligados en más o menos grado a la peña futbolística Juventud Leonina, también han ingresado en prisión, acusados de ofensas graves a la integridad física de la persona y de actos terroristas.

Entre leones y ángeles, la autoridad penitenciaria tiene que redistribuir a los internos, tanto a los nuevos ingresados como a los antiguos a los que, las nuevas compañías, no les hacen ningún bien ni les convienen. La prisión de los cafres del balón y de las motos va para largo. Algunos de los atacantes a los futbolistas ya llevan dos meses y no se espera que salgan pronto, más aún cuando muchos de ellos se han negado a declarar. En el caso de los Ángeles del Infierno, aún son más graves los delitos que pesan sobre ellos y el material incautado, en una operación que ha contado con la participación de policías de varios países europeos. El miércoles, el juez decidió mantener en prisión a 39 de los 58 motoristas detenidos; el resto tiene prohibido acercarse a la localidad de Faro.

Según la policía portuguesa, la organización local de Ángeles del Infierno ha quedado descabezada con su operación. En el caso del ataque al Sporting de Lisboa, su presidente Bruno de Carvalho fue destituido por el 71% de los votos de los socios.

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