La Fiscalía investiga a la mano derecha de Macron por supuesto conflicto de intereses
Alexis Kohler, actual secretario general del Elíseo, tiene vínculos familiares con un armador cliente de los astilleros franceses
Un miembro clave en el círculo más estrecho de Emmanuel Macron afronta la sospecha de haber usado su posición pública para beneficio de los intereses privados de su familia. La Fiscalía Nacional Financiera anunció este lunes que investiga por posible conflicto de intereses a Alexis Kohler, secretario general del Elíseo y mano derecha del presidente francés.
El actual secretario general está emparentado con la familia que controla el grupo italo-suizo de transporte marítimo y cruceros MSC (Mediterranean Shipping Company), que fue cliente del Estado francés cuando él trabajaba en el Ministerio de Economía. La fiscalía deberá aclarar si Kohler informó a su jerarquía en la Administración el posible conflicto de intereses, si participó en negociaciones que implicaban a MSC y si finalmente usó sus cargos para ayudar a la empresa, en la que acabó trabajando unos meses.
En un comunicado, la fiscalía dice que el objetivo de la investigación se "verificar si las reglas relativas a la disponibilidad de los agentes públicos se han respetado". La "disponibilidad de los agentes públicos" se refiere a las condiciones en las que los funcionarios pueden trabajar en el sector privado. Una condición es que no haya un conflicto de intereses con sus antiguas funciones públicas.
La presidencia francesa declaró que las sospechas, inicialmente reveladas por el diario Mediapart, están “totalmente infundadas" y "se han lanzado sobre él en razón de sus funciones como secretario general del Elíseo", informa Le Figaro. “El señor Kohler suministrará todos los documentos necesarios para mostrar que en su comportamiento en todo momento respetó las leyes”, aseguró el Elíseo.
La investigación preliminar responde a una denuncia de la organización Anticor contra Kohler por “tráfico de influencias” y “toma ilegal de intereses” durante estos años. El “tráfico de influencias” consiste en el uso de una posición en la administración para conceder ventajas a alguien o a sí mismo. La "toma ilegal de intereses” describe la existencia de intereses en una empresa u operación para un funcionario público encargado de supervisarla.
Episodios en cuestión
El diario Le Monde señala que, en sus decisiones durante los años de Alexis Kohler en el Ministerio de Economía, el Estado no parece haber favorecido particularmente a MSC. Pero cita dos episodios, ambos revelados por Mediapart, que pueden resultar problemáticos.
El primero es una reunión en 2012 en la que el Consejo de Administración de STX autorizó la venta de un paquebote a MSC. Kohler participó en el consejo, y dos años después la comisión de deontología del Ministerio de Economía alegó esta reunión para negarle a Kohler la petición de irse a trabajar a MSC.
El segundo episodio ocurrió en marzo de 2017, cuando Kohler, por entonces directivo de MSC, visitó su viejo lugar de trabajo, el Ministerio de Economía. El objetivo era defender los intereses de MSC ante la posible entrada del competidor italiano Fincantieri en los astilleros de Saint-Nazaire, según Mediapart. La presión para evitar esta operación no funcionó. Con Kohler ya como secretario general, y tras un amago de nacionalización de los astilleros, Fincantieri se convirtió en el accionista mayoritario de STX. El acuerdo que garantiza al Estado francés la posibilidad de retomar el control.
Kohler, un alto funcionario formado como Macron en la elitista Escuela Nacional de Administración y con amplia experiencia en la Administración, está ligado a MSC, número dos mundial en el transporte de contenedores, por vía materna. La madre de Kohler es prima de Rafaela Aponte, cofundadora de la empresa.
Macron llegó al poder en mayo de 2017 con la bandera de la "moralización de la vida pública". Ya en las primeras semanas, varios ministros de peso —entre ellos el veterano François Bayrou, ministro de Justicia— dimitieron al estar bajo sospecha de actuaciones irregulares.
El posible conflicto de intereses en caso de Kohler habría comenzado a principios de la década, cuando Kohler trabajaba en el departamento de transportes de la Agencia de participaciones del Estado, adscrita al Ministerio de Economía. En virtud de este cargo, se sentaba en el Consejo de Administración de los astilleros STX de Saint-Nazaire, que tenía a MSC como principal cliente. El Estado francés posee un 33% de acciones de los astilleros.
El conflicto de intereses, según la denuncia, habría continuado cuando Kohler trabajó en los gabinetes del ministro de Economía y Finanzas, Pierre Moscovici, y más tarde del ministro de Economía, Emmanuel Macron. En 2016, Kohler abandonó el Ministerio de Economía para trabajar como director financiero de MSC, etapa durante la cual empezó a colaborar con la campaña de Macron para la presidencia.
"En cada etapa, los elementos revelados por la prensa permiten pensar que se aprovechó de estos cargos para defender los intereses de su sociedad familiar, Mediterranean Shipping Company", dice en un comunicado la oenegé anticorrupción Anticor.
En su defensa, el Elíseo asegura que Kohler siempre informó a sus superiores de los vínculos familiares con MSC, y se abstuvo de tratar cuestiones relacionadas con esta empresa en todas sus etapas en el ministerio y en el Elíseo.
Kohler, de 45 años, es una pieza fundamental en el engranaje del Estado francés. Lo es por el cargo que ocupa, poco visible pero influyente, casi un primer ministro bis.
En el caso de Macron, un presidente que ha centralizado el poder en un grupo muy reducido de personas, este papel adquiere aún más relevancia. La tarea de Kohler consiste en diseñar las políticas del presidente y coordinar su ejecución. Es el responsable último de hacer funcionar cada día la maquinaria del Estado francés. Su relevancia contrasta con la reticencia a los focos.
"No soy un gran fan de las discusiones sobre las cocinas [del poder]. Lo más importante es la comida que se sirve en los platos", dijo en marzo durante un encuentro con periodistas en su despacho. "No estamos aquí para felicitarnos ni para mirarnos el ombligo sobre la manera cómo actuamos".
El macronismo es indisociable del trabajo en la sombra de Kohler. Quien apunta a Kohler apunta a Macron.
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