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“Estas son las elecciones más confusas de la historia de Italia”

El ex primer ministro italiano analiza el complejo panorama electoral, acusa a Renzi de destruir el PD y augura un bloqueo parlamentario con repetición de elecciones

Daniel Verdú
El ex primer ministro de Italia, Massimo D'Alema.
El ex primer ministro de Italia, Massimo D'Alema. Carlos Spottorno

No hay batalla política que se precie en Italia en los últimos 20 años en la que no haya estado involucrado Massimo D'Alema (Roma, 1949), ex primer ministro y figura clave de la socialdemocracia. Refinado, astuto y corrosivo con los adversarios, ha sobrevivido a todas las implosiones de la izquierda, lo que equivaldría en Italia a algo cercano a la inmortalidad. Incluso cuando un joven Matteo Renzi anunció a su llegada y sin pestañear que él y los de su cuerda iban a ser desguazados para abrir paso al futuro. Cinco años después, D’Alema preside la fundación Italianieuropei —donde recibe a EL PAÍS—, ha montado un partido nuevo y va camino de provocarle una jaqueca mortal a su presunto desguazador.

Capaz de dar a luz maravillosos encuentros, como cuando presentó a Manuel Vázquez Montalbán y Andrea Camilleri, es también el arquitecto de otros distanciamientos sonados, como el que ha dado pie a la última escisión de la izquierda. Junto a varios clásicos y también a algunos jóvenes descontentos con las políticas “neoliberales” de Renzi, ha diseñado ahora Liberi e Uguali, un artefacto político con el histórico juez antimafia siciliano Piero Grasso al frente que aspira recoger el voto descontento del PD. Él se presentará por Salento, una pequeña y complicada circunscripción para “echar una mano”, desliza quitándose importancia. Quien lo conoce sabe que difícilmente podrán contener su instinto político en el enrevesado escenario que analiza durante una hora de conversación.

Pregunta (P). Italia se encamina a unas elecciones donde lo más interesante sucederá el día después de la votación. ¿Cuál es su pronóstico?

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Respuesta (R). Son las elecciones más confusas de la historia de nuestro país, así que nadie sabe qué pasará. Pero con toda probabilidad no habrá una mayoría de Gobierno. Tenemos una ley electoral proporcional travestida de mayoritaria. Se presentan las alianzas, pero es una ficción, porque si haces las cuentas para tener una mayoría, una coalición tendría que superar la barrera del 40% y ganar en el 75% de los colegios. Y no parece que nadie esté en condiciones de hacerlo. Creo que ninguno de los candidatos será primer ministro, todavía no le conocemos.

P. ¿Se aliarán Berlusconi y Renzi como la última vez?

R. Yo ni siquiera creo que tengan los números sin el resto del centroderecha. Pero es que Berlusconi estará unido con la extrema derecha soberanista y antieuropea. Hay un riesgo altísimo de ingobernabilidad.

“Desde el referéndum constitucional, Renzi ha conducido al Partido Democratico al hundimiento”

P. ¿Ve posible una repetición electoral?

R. Si hay un escenario así, que será culpa de quienes han hecho esta chapuza de ley, creo que el presidente de la República debería proponer a una persona por encima de todo esto y que se forme un Gobierno, al menos, hasta que se haga otra ley. Repetir las elecciones con la misma [ley] no serviría.

P. El bloqueo sucedió en España, casi pasa en Alemania y amenaza con llegar aquí. No parece una cuestión sólo italiana.

R. Es cierto. Estamos ante una crisis del bipartidismo entre socialdemocracia y conservadores. Ese bipolarismo colapsa con el auge de movimientos antiestablishment que nacen por la incapacidad de los gobiernos de dar una respuesta a los grandes problemas de la desigualdad, a la marginación… Y eso debería transformar Europa y también sus políticas.

Massimo D'Alema, en su despacho de la fundación Italianieuropei.
Massimo D'Alema, en su despacho de la fundación Italianieuropei.Carlos Spottorno

P. Pero dos grandes fuerzas que suman casi el 40% de los votos como Movimiento 5 Estrellas y Liga Norte hablan de salir del euro. ¿Se ha vuelto Italia un país antieuropeo?

R. La confianza en la UE ha caído, pero no es un fenómeno solo italiano. El euro era el garante de una estabilidad monetaria y un rigor financiero, pero el gran problema que se plantea ahora es el de un crecimiento de calidad. Los mecanismos de redistribución ya no funcionan. La cohesión y la justicia social no están entre los criterios de la UE.

P. Y ¿por qué en un momento tan crítico en Italia la izquierda vuelve a estar desunida?

R. Porque el PD, bajo la guía de Renzi, ha hecho políticas neoliberales cultivando la idea de que el crecimiento económico iba ligado a dar incentivos a empresas o con la liberalización del mercado laboral, reduciendo derechos a los trabajadores. Esto ha llevado a una fractura profunda dentro de nuestro electorado y perdió todas las elecciones imaginables: Roma, Turín, Génova y 100 ciudades más. Nunca llegamos a un punto tan bajo.

No habrá una mayoría clara tras las elecciones. Ninguno de los candidatos será primer ministro

P. Renzi fue un ciclón. Aquí y en Europa. ¿Qué pasó?

R. Al principio sí. Estábamos unidos, suscitó esperanzas. Pero la secuencia de la derrota es alucinante. Desde el referéndum constitucional ha conducido al PD a un hundimiento. Se puso contra nuestros valores pensando en conquistar al electorado de centroderecha. Pero no lo logró y, además, perdió a sus votantes.

P. La realidad es que convocó primarias, votaron dos millones de personas y obtuvo el 80% de apoyo. Renzi sí tiene fuerza en el partido.

R. Sí, muy bien, pero es uno de los líderes políticos peor valorados entre los italianos. Mírelo en las encuestas. Y si el PD elige a un líder sin consenso ciudadano, pierde las elecciones. Me sabe mal por ellos, pero esto no es un complot urdido por mí.

P. Y eso que usted siempre parece detrás de todos los complots.

R. Ya lo sé, pero detrás de la opinión de los ciudadanos italianos no puedo estar.

P. En cambio detrás de la escisión sí estuvo. ¿Cómo fueron aquellas negociaciones?

R. Renzi nunca mostró un mínimo interés para evitarlo. Siempre dijo que si nos íbamos serían más fuertes.

P. Él dijo que les desguazaría a usted, a Bersani y a otros líderes. ¿Le espera a él ese final?

R. La política no es un duelo rusticano entre personas concretas. Esta separación nació por sus elecciones políticas, no por odios personales. Pero cuando Renzi constituyó el Gobierno, aunque el método era discutible, nos sentimos con deber de echarle una mano.

El Movimiento 5 Estrellas es una extraordinaria máquina de obtener votos, tocan la sensibilidad de la gente

P. Ustedes fueron líderes del partido durante muchos años. Alguna responsabilidad tendrían.

R. Sí, sí. Sin duda, la responsabilidad fue no ganar las elecciones de 2013. Nosotros teníamos esa posibilidad… Yo no era candidato ni el líder del partido, pero asumo mi responsabilidad. Mi oficina estaba en Bruselas y me ocupaba de asuntos culturales. Pero fuimos en 2013 con la candidatura de Bersani y llegó el resultado de M5S que no había valorado bien nadie. Explotó ese fenómeno político que se incubaba bajo las cenizas de un malestar social. Y eso nos cortó las alas.

P. Un fenómeno único.

R. En Europa estos movimientos antiestablishment tienen una caracterización política más clara. Son de derechas o de izquierdas. En cambio, ellos mezclan elementos propios de la izquierda más asistencial y también de la derecha, como la posición sobre los inmigrantes. Es una forma de populismo transversal capaz de atraer electores de varios sectores de la sociedad. Y con una crítica a la política tradicional que seduce a los más jóvenes.

P. No les pasa factura la gestión.

R. Cuando han empezado a ser un partido como los otros, se ha visto su debilidad. Son una extraordinaria máquina de obtener votos, tocan la sensibilidad de la gente. Pero cuando son llamados a una responsabilidad no son capaces de asumirla.

P. ¿Qué tipo de líder es Luigi di Maio?

R. Una persona muy agradable, pero incapaz de gobernar este país. Ni él ni nadie de los que están poniendo en primera fila. Pero el PD ha estado en el Gobierno años, tratando de hacer reformas que han fracasado… Algo se ha hecho mal también.

P. Ustedes no tienen ninguna posibilidad de ganar. ¿Con quién se piensan aliar?

R. Somos una fuerza de centroizquierda. Si tenemos éxito, espero que eso empuje al PD a cambiar de ruta. El actual centroizquierda pierde, digámoslo claro. Una mayoría de izquierdas no va a haber.

P. ¿Y si el PD recurre a Gentiloni?

R. Ya es demasiado tarde. Si quería hacer una operación de este tipo, haberla propuesto hace cinco semanas. Las alianzas se han terminado, estamos haciendo las listas. Además, Gentiloni es menos agresivo, menos de ruptura, pero en los contenidos es lo mismo que Renzi. Pero mire, nosotros no le quitamos votos al PD. Nuestros electores han dejado de votarlo.

“Berslusconi es un tiburón que se come a sus delfines”

P. ¿Cómo es posible que Berlusconi esté en condiciones de decidir quién gobernará Italia después de todo lo que hizo?

R. La derecha tiene raíces profundas aquí y Berlusconi representa una idea de individualismo, búsqueda del interés personal de una gran parte de la burguesía. Yo nunca pensé que el berlusconismo fuera a desaparecer, ese es el error del PD. Pensaban que podían ocupar ese espacio haciendo cosas que él había prometido. Renzi creyó que podía ocupar ese espacio central. Cuando la izquierda hace política de derecha pierde sus votos y legitima a la derecha. Para hacer el programa de Berlusconi, los electores prefieren al original.

P. ¿Cuál será su papel?

R. Berlusconi no tiene la fuerza que tenía en el pasado. Pero puede ser el pegamento de un centroderecha dividido. Será el coordinador de la minoría más grande. El candidato de Berlusconi es siempre Berlusconi. Si presenta a alguien más, es para quemarlo. Es un tiburón que se come a los delfines.

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Sobre la firma

Daniel Verdú
Nació en Barcelona pero aprendió el oficio en la sección de Madrid de EL PAÍS. Pasó por Cultura y Reportajes, cubrió atentados islamistas en Francia y la catástrofe de Fukushima. Fue corresponsal siete años en Italia y el Vaticano, donde vio caer cinco gobiernos y convivir a dos papas. Corresponsal en París. Los martes firma una columna en Deportes

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