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Joshua Wong, encarcelado por segunda vez en menos de un año

Este activista en favor de la democracia en Hong Kong, que lideró la Revolución de los Paraguas en 2014, pasará tres meses en prisión por desacato a la autoridad

Joshua Wong, a su llegada al tribunal. En vídeo, declaraciones de Joshua Wong y Lester Shum antes de entrar a los juzgados.Vídeo: Jerome Favre (EFE) | EPV

Tres meses. Ese es el periodo de tiempo que pasará en prisión Joshua Wong, el rostro más conocido del movimiento de los paraguas que, en el otoño de 2014, sacó a miles de ciudadanos a las calles de Hong Kong para exigir a Pekín sufragio universal en las elecciones de este territorio semiautónomo. La sentencia de hoy lleva al líder estudiantil a pisar por segunda vez la cárcel por su actuación en aquellas protestas.

“Podéis encerrar nuestros cuerpos, pero no podéis encerrar nuestras mentes”, declaró desafiante Wong antes de conocer la sentencia a las puertas del tribunal donde una veintena de manifestantes coreaban consignas en su apoyo. En verano, el entonces líder estudiantil y ahora secretario general del partido Demosisto —formación política que se creó a raíz de aquellas protestas—, fue sentenciado por primera vez a ocho meses de prisión por un delito de asamblea ilegal relacionado con aquel movimiento. Tras cumplir dos meses, se le otorgó la libertad provisional bajo fianza. Si en aquella ocasión fue condenado junto a los otros líderes juveniles, Nathan Law y Alex Chow, esta vez le ha tocado el turno al vicepresidente de la Liga de los Socialdemócratas, Raphael Wong, que también fue penado con cuatro meses y medio de cárcel. Una decena más de activistas recibieron penas de entre uno y dos meses y multas que oscilan entre los 1.000 y los 1.600 euros.

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Sin mostrar remordimiento, el joven de 21 años se declaró culpable por desacato a una orden judicial que pretendía desmantelar uno de los campamentos que ocupó durante 79 días las principales arterias de la excolonia británica, erigido en favor de la democracia y el sufragio universal. Para los simpatizantes de Wong, el fallo de hoy es una muestra más de la injerencia del Gobierno central en los asuntos de una ciudad que se rige por el principio de “un país, dos sistemas”, el marco legal que dirige la vida de Hong Kong desde que volviera bajo soberanía china en 1997 y que permite disfrutar a sus ciudadanos de mayores libertades que las de sus compatriotas de la China continental.

Sin embargo, en los últimos años, los sectores de la ciudad más críticos con Pekín han alertado de la erosión de este sistema y la cada vez mayor pérdida de libertades. El año pasado, varios parlamentarios —entre ellos Nathan Law, compañero de Demosisto de Wong— fueron descalificados por el Gobierno central tras haber sido elegidos en unas elecciones legislativas a las que confluyeron diversos partidos proindependencia y en favor de la autodeterminación de la metrópoli. La razón: haber modificado sus votos de lealtad a China durante la ceremonia de la jura de cargo que se celebró en octubre de 2016.

La chinización de la ciudad, como llaman muchos a la cada vez mayor presencia de Pekín en Hong Kong, también se revela en otras áreas. Este enero, 10.000 personas se manifestaron en contra de la implantación de una oficina de inmigración gestionada por el Gobierno central en una nueva estación de tren de alta velocidad en pleno corazón de la ciudad. Otro asunto polémico es la puesta en marcha de una ley que contempla penas de prisión contra conductas tales como pitar el himno chino, algo que sucede con frecuencia en los partidos de fútbol disputados en la ciudad. Esta misma semana el último informe anual de la ONG Freedom House revelaba que la libertad en la ciudad ha caído a mínimos históricos desde hace siete años, otorgándole una puntuación de 59 sobre 100 y culpando a la "influencia cada vez mayor" de Pekín en la política hongkonesa.

Todo esto no ha amedrentado sin embargo a Wong, que tras conocer su sentencia espetó a los presentes un “sigamos adelante” confirmando su intención de seguir luchando por la autodeterminación de la ciudad con la vista puesta en los próximos comicios de marzo, a los que se presenta su compañera de partido Agnes Chow. “Votaremos en prisión en las elecciones de marzo. Lo aceptaremos con calma. Esperamos que el campamento a favor de la democracia se mantenga unido”, aseguró.

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