Un palestino mata a tiros a tres agentes israelíes en un asentamiento cerca de Jerusalén
El atacante fue abatido y hay un cuarto israelí herido grave. El atentado se produce en plena celebración de las principales fiestas judías
En el atentado más grave registrado en tres meses, un palestino armado con una pistola ha matado a tiros a primera hora de este martes a dos guardas de seguridad israelíes y a un sargento de la policía de fronteras (cuerpo paramilitar) de 20 años en el asentamiento de Har Adar, (Cisjordania ocupada), de 4.000 habitantes y situado 15 kilómetros al noroeste de Jerusalén. Un cuarto israelí de 32 años sufrió heridas graves de bala.
"Un terrorista que llegó al acceso posterior de Har Adar disparó sobre las fuerzas de seguridad que había en el lugar cuando iba a ser identificado por su sospechosa vestimenta", precisó un comunicado policial. El atacante, que pretendía infiltrarse en la colonia entre un grupo de trabajadores palestinos, fue abatido a tiros por otros agentes y falleció poco después. Ha sido identificado como Nimer Jabar, de 37 años. Procedía de la aldea de Beit Surik, situada en las inmediaciones de Har Adar, donde vivía con su esposa y sus cuatro hijos. Las entradas a la aldea fueron inmediatamente bloqueadas por el Ejército. Jabar Contaba con permiso de trabajo en Israel y no había sido considerado peligroso por el Shin Bet (servicio de seguridad interior israelí).
Un portavoz de la organización islamista Hamás dijo que el atentado es “un nuevo capítulo de la Intifada de Al Quds (Jerusalén, en árabe) contra los intentos de judaizar una ciudad que es árabe e islámica”. El ataque coincide con el inicio de una nueva ronda diplomática el mediador estadounidense Jason Greenblatt, con el objetivo de reactivar las negociaciones entre israelíes y palestinos, suspendidas desde abril de 2014.
Más de 40.000 palestinos acuden cada día a trabajar con un permiso oficial a territorio israelí o a empresas situadas en las colonias en Cisjordania. Los servicios de seguridad civiles y militares han solicitado al Gobierno del primer ministro Benjamín Netanyahu que incremente el número de permisos de trabajo para mejorar la economía y la seguridad en el territorio palestino ocupado desde hace 50 años.
Después de un periodo de relativa calma, este atentado vuelve a disparar las alarmas en plena celebración de las festividades judías de Año Nuevo (la pasada semana), Yom Kipur o Arrepentimiento (este fin de semana) y de la Fiesta de los Tabernáculos, un momento en el que tradicionalmente se han registrado ataques. El pasado mes de julio un palestino apuñaló hasta la muerte a tres miembros de una familia judía en el asentamiento cisjordano de Halamish.
Se cumple precisamente ahora el segundo aniversario del inicio de una ola de violencia –la mayor desde la Segunda Intifada (2000-2005)– que ha causado la muerte de 50 israelíes, 7 extranjeros y 295 palestinos, dos tercios de los cuales fueron abatidos por las fuerzas de seguridad al ser considerados atacantes. Los atentados con arma de fuego han sido poco frecuentes. En la mayoría de los casos los agresores —considerados lobos solitarios sin relación con organizaciones terroristas— utilizaron armas blancas o vehículos.
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