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La Comisión Electoral Suprema rechaza la petición de la oposición turca de anular el referéndum

Decenas de personas han sido detenidas por la policía por participar o convocar manifestaciones de protestas contra el supuesto fraude electoral

Andrés Mourenza

“¡NO, esto no ha terminado!”. Con este eslogan, miles de turcos han salido a las calles cada noche desde la celebración del reciente referéndum de reforma constitucional, dejando claro que para ellos las urnas no cerraron el domingo. El estrecho margen que separó a la opción del (los partidarios de dar más poderes al presidente de la República) y el no, apenas 1,3 millones de votos, y el elevado número de quejas por supuestas irregularidades durante la votación y el escrutinio (2,5 millones de votos están bajo sospecha) han elevado la tensión política. Una tensión que podría seguir aumentando ya que la Comisión Electoral Suprema se ha negado a admitir la petición de la oposición de anular un plebiscito cuyos resultados los partidos contrarios al Gobierno se niegan a aceptar.

Partidarios del 'no' marchan juntos para presentar a título personal la solicitud de anulación del referéndum, este martes en Estambul.
Partidarios del 'no' marchan juntos para presentar a título personal la solicitud de anulación del referéndum, este martes en Estambul.YASIN AKGUL (AFP)

Hasta ahora, las manifestaciones contra el presunto fraude electoral se habían celebrado en calma y sin intervención policial, cosa extraña en la Turquía del último año en la que, estado de emergencia mediante, cientos de concentraciones han sido disueltas por la fuerza. Sin embargo, este miércoles se inició con la detención de decenas de personas. De madrugada, agentes de policía se personaron en los domicilios de 38 personas para llevarlos a comisaría. “Tenían una lista con 38 nombres pero no han podido hallar a todos”, explicó a EL PAÍS Alper Tas, dirigente del Movimiento Junio Unido, al que pertenecían varios de los arrestados. Se les acusa de “incitar al odio y provocar protestas poniendo en duda la legitimidad del referéndum”, un delito que “ni siquiera existe en el Código Penal turco”, afirma Tas: “Son personas que habían participado o dirigido las manifestaciones en Estambul. El único objetivo es tratar de debilitar el movimiento de protesta y amedrentar a la gente. Esta noche habrá más protestas, y mañana por la mañana, probablemente, nuevas detenciones”. También en la localidad suroriental de Gaziantep se produjeron 11 detenciones cuando en la noche del martes una manifestación fue dispersada por orden del delegado del Gobierno en esa provincia, amparándose en los poderes extraordinarios que le confiere el estado de emergencia.

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En los últimos dos días, las sedes de la Comisión Electoral Suprema (YSK) en Ankara y Estambul han visto formarse extensas colas en su exterior debido a las alegaciones presentadas por las dos principales formaciones de la oposición, el Partido Republicano del Pueblo (CHP, socialdemócrata) y el Partido de la Democracia de los Pueblos (HDP), otros grupos y asociaciones más pequeños y cientos de ciudadanos que, a título individual, también han pedido la anulación o un nuevo recuento de los votos, bien sea del total o de algunas provincias. Pero diez de los once miembros del YSK votaron en contra de admitir las peticiones de los partidos opositores de declarar nulo el referéndum, aunque todavía deberá examinar otras reclamaciones. Sin embargo, no parece que la cosa vaya a acabar ahí. 

El líder del CHP, Kemal Kiliçdaroglu, dejó claro que su partido “no reconoce” los resultados y una dirigente de la formación socialdemócrata, Selin Sayek Böke, llegó a amenazar con abandonar el Parlamento como forma de protesta, aunque fue posteriormente desautorizada por otro portavoz. El vicepresidente del CHP Bülent Tezcan afirmó, en declaraciones a CNN-Türk, que agotará todas las vías legales para impugnar los resultados y se plantea recurrir al Tribunal Europeo de Derechos Humanos.El primer ministro, el islamista Binali Yildirim, tachó de “groseras” las declaraciones de sus rivales políticos y les advirtió de que “si no respeta la voluntad del pueblo, el pueblo no respetará” al CHP.

Pero cada día surgen a través de las redes sociales nuevas muestras de irregularidades, como los vídeos de supuestos miembros del gobernante Partido de la Justicia y el Desarrollo (AKP) marcando varios votos con el o miembros de mesas electorales sellando papeletas que no habían sido validadas con antelación. Precisamente la principal queja de la oposición es que la YSK no descartase, como exige la ley, los votos emitidos en papeletas sin el preceptivo sello de la comisión electoral. Y, si los aceptó, se preguntan algunos, ¿por qué en numerosas mesas encargó que se sellase a posteriori papeletas que habían salido sin sello de las urnas? La justificación de la YSK para admitir los votos es que no admitirlos, por mucho que estén emitidos de forma inválida, equivaldría a “una violación mayor” al negar el derecho voto a aquellos que lo emitieron en dichas papeletas sin sellar.

La organización Hayir ve Ötesi (No y más allá) ha emitido además un informe en el que llama la atención sobre cómo colegios electorales en los que anteriormente la oposición obtenía un número nada desdeñable de votos, el domingo registraron el 100 % de votos a favor del defendido por el Gobierno. Solo en el sudeste kurdo de Turquía ha habido un aumento de 450.000 votos hacia las posiciones progubernamentales respecto a las últimas elecciones, lo que equivale a un 10 % del electorado de la región, según estima en un interesante análisis estadístico Erik Meyersson, profesor de la Escuela de Economía de Estocolmo. Y una parte importante de ese aumento se ha producido en localidades en las que el HDP kurdo cuenta normalmente con un respaldo del 80-90 %, por lo que ese repentino cambio de voto resulta cuanto menos sospechoso. Curiosamente, algunas de esas localidades en las que se produjo ese incremento en los votos del coinciden con aquellas en las que se impidió a los observadores e interventores del HDP ejercer su misión.

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