_
_
_
_

El hermano de Kim Jong-un es asesinado en un aeropuerto de Malasia

Los medios surcoreanos aseguran que dos mujeres clavaron unas jeringuillas a Kim Jong-nam

A la izquierda, Kim Jong-Nam en Macao en 2010. A la derecha, cuando trató de viajar a Japón en 2001.Foto: reuters_live | Vídeo: AFP/REUTERS / REUTERS-QUALITY
Macarena Vidal Liy

Sucedió tal y como en las novelas más clásicas de espías. Un hombre de mediana edad, entrado en carnes, curioseaba el lunes por la mañana por la terminal de vuelos económicos de Kuala Lumpur mientras esperaba la salida de su vuelo. Alguien se le acercó y, según las distintas versiones, le clavó una jeringuilla o le pasó una sustancia por la cara. El hombre empezó a encontrarse mal y a los pocos minutos se desplomó.  Trasladado en una ambulancia, murió de camino al hospital de Putrajaya.

Más información
Kim Jong-un ha purgado a 340 cargos desde que llegó al poder, según Seúl
El régimen de Corea del Norte ejecuta al tío de Kim Jong-un

No era un desconocido cualquiera. Se trataba, según adelantaban inicialmente los medios surcoreanos y ha confirmado la Policía malasia este martes, de Kim Jong-nam, el hermano mayor del líder supremo norcoreano Kim Jong-un y cuyo nombre alguna vez corrió de boca en boca como el posible sucesor del padre de ambos, el Querido Líder, Kim Jong-il.

La cadena de televisión surcoreana Chosun cita fuentes de su país para apuntar que quien se acercó a Kim fueron dos mujeres, probablemente agentes norcoreanas, que le clavaron una jeringuilla. Las mujeres huyeron en un taxi y se encuentran en paradero desconocido.

La Policía malasia, que precisa que Jong-nam había llegado al país el pasado día 6 y planeaba tomar un vuelo a las 10 de la mañana del lunes hacia Macao, ha subrayado que aún desconoce la causa de la muerte. En Washington, fuentes de inteligencia han indicado a Reuters la convicción del Gobierno estadounidense de que los servicios secretos norcoreanos son culpables del asesinato de Kim.

Según ha explicado el portavoz policial Fadzil Ahmat, en declaraciones que recoge el diario malasio "The Nation", Kim Jong-nam acudió a los mostradores del aeropuerto para explicar que "alguien le había agarrado por detrás y le había echado un líquido a la cara". Empezaba a encontrarse mal, y la recepcionista le envió a la clínica del aeropuerto. "En ese momento, le dolía la cabeza hasta el punto de casi desmayarse". Ya en la clínica, empezó a sufrir convulsiones. Trasladado de urgencia en una ambulancia, se le declaró muerto antes de llegar al hospital.

La Policía malasia ha abierto una investigación sobre el caso y estudiará los movimientos de Kim durante su estancia en el país y los de la gente con la que se hubiera reunido. Las autoridades norcoreanas han pedido que se les entregue el cuerpo, pero Ahmat ha precisado que antes de ello se le practicará una autopsia para esclarecer las causas de la muerte.

El crimen ocurrió apenas un día después de que el régimen norcoreano lanzara un misil balístico de alcance intermedio al mar, una iniciativa destinada a poner a prueba al nuevo gobierno estadounidense que preside Donald Trump.

El asesinato de Kim se suma a una serie de novelescas actuaciones de sus servicios secretos en el exterior, y que han incluido el secuestro de ciudadanos japoneses en suelo nipón para trasladarlos a Corea del Norte. También sería el mayor caso de muerte violenta durante el régimen de Kim Jong-un desde la ejecución en diciembre de 2013 de Jang Song-thaek, tío del líder supremo y hasta entonces considerado el auténtico poder en las sombras.

La ejecución de Jang Song-thaek marcó un antes y un después en la política norcoreana. Jang mantenía importantes contactos con el régimen de Pekín y era partidario de un acercamiento al país vecino que incluyera una evolución del régimen similar a la que, en la esfera económica, ha acometido China en los últimos 30 años. Desde entonces, y pese a que Mao calificó en su día a la relación bilateral como tan cercana como la que mantienen “los labios y los dientes”, los vínculos entre los dos países han sido muy distantes.

Kim Jong-nam no solo tenía en común con Jang los lazos de familia. Él también mantenía vínculos con China.

Nacido en 1970, fruto de la relación extramatrimonial de Kim Jong-il con la actriz Song Hye-rim, inicialmente fue tratado como el heredero del régimen. Era, probablemente, el hijo más parecido a su padre en cuanto a aficiones: le gustaban el cine y las artes. Pero en 2001 fue descubierto mientras intentaba entrar en Japón con un pasaporte dominicano falso y acompañado de dos mujeres y un niño para visitar Disneylandia en Tokio.

Cayó inmediatamente en desgracia -un hecho que posibilitó la llegada al poder de Kim Jong-un a la muerte de su padre en 2011-, y desde entonces había residido la mayor parte del tiempo en Macao. Los analistas consideran que Pekín lo percibía como una posible alternativa para liderar Corea del Norte en sustitución de su hermano.

En una serie de mensajes por correo electrónico con un periodista japonés, Jong-nam ha rechazado mantener ningún tipo de aspiraciones a gobernar su país natal y expresó su apoyo a reformar lo que consideraba un régimen dinástico. Su hijo Kim Han-sol, que ha cursado estudios superiores en París, se ha pronunciado en términos similares y ha llegado a declarar a su tío Jong-un “un dictador”.

Jong-nam ya había sido objetivo de los servicios secretos norcoreanos en el pasado. En octubre de 2012, los fiscales surcoreanos afirmaron que un supuesto espía del Norte había reconocido su participación en una trama que pretendía asesinar al hermano del Líder Supremo y hacerlo pasar por un accidente de tráfico.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

Macarena Vidal Liy
Es corresponsal de EL PAÍS en Washington. Previamente, trabajó en la corresponsalía del periódico en Asia, en la delegación de EFE en Pekín, cubriendo la Casa Blanca y en el Reino Unido. Siguió como enviada especial conflictos en Bosnia-Herzegovina y Oriente Medio. Licenciada en Ciencias de la Información por la Universidad Complutense de Madrid.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_