El sí de los diputados al ‘Brexit’ refuerza a May y hunde a los laboristas
La Cámara de los Comunes aprueba sin enmiendas la activación de las negociaciones de salida de la UE entre una nueva rebelión en la oposición que presiona aún más Corbyn
El camino hacia el inicio del Brexit ha superado este miércoles por la tarde, con la aprobación definitiva de la Cámara de los Comunes, una prueba crucial. La primera ministra ha salido libre de rasguños y su proyecto de ley, libre de enmiendas. La oposición laborista, con la enésima rebelión contra su líder y la dimisión del cuarto miembro de su Gobierno en la sombra en una semana, se ha hundido en cambio aún más en el fango de una crisis que coloca a Jeremy Corbyn en una situación extremadamente delicada.
El escueto proyecto de ley que solicita al Parlamento la autorización para que Theresa May active el artículo 50 del Tratado de Lisboa, y abra el periodo de dos años para negociar la salida de la UE, ha sobrevivido a tres días de debate sin sufrir alteraciones, a pesar de las decenas de enmiendas presentadas. Ni siquiera se ha aprobado la que exigía que el Gobierno garantice unilateralmente los derechos de los ciudadanos de otros países europeos residentes en Reino Unido. Los diputados lo han aprobado por un cómodo margen (494 contra 122), aunque algo menor que en la votación de la semana pasada.
La única concesión que ha hecho May, para evitar una eventual rebelión conservadora, encierra una trampa. Ha accedido a que el voto en ambas cámaras sobre el acuerdo que se alcance con los 27, al final del periodo de dos años que abre el artículo 50, se produzca antes de que lo ratifique el Parlamento Europeo. El compromiso ha sido celebrado por los laboristas como una “enorme” concesión y ha apaciguado un conato de rebelión en las filas tories, algunos de cuyos diputados más proeuropeos defendían que el Parlamento tuviera veto sobre los términos de salida de la UE. Y lo tendrá, pero si lo utiliza deberá asumir la responsabilidad de un Brexit kamikaze. El Gobierno ha trasladado así hábilmente la presión a los diputados al advertir de que sí, habrá voto, pero será del tipo “lo tomas o lo dejas”: si el Parlamento lo rechaza, el Gobierno no volverá a la mesa de negociación; Reino Unido simplemente saldrá de la UE sin acuerdo y el Brexit será un salto sin red.
“Sera un voto significativo: aceptar el acuerdo alcanzado por el Gobierno… o que no haya acuerdo. Francamente, esa será la elección que esta cámara va a tener que realizar”, advirtió David Jones, secretario de Estado del Brexit. El portavoz del ramo en la oposición laborista, Keir Starmer, vino a tildar de farol la propuesta del Gobierno. Preferir estrellarse antes que volver a la mesa de negociación para tratar de mejorar el acuerdo y satisfacer al Parlamento, opina Starmer, sería “un acto temerario”.
El líder del Partido Laborista, Jeremy Corbyn, había ordenado a sus diputados que votaran a favor del proyecto de ley del Gobierno, fueran o no aceptadas las enmiendas que presentó su propio partido. Lo contrario, sostenía Corbyn, sería traicionar la voluntad del pueblo expresada en el referéndum del pasado 23 de junio.
La semana pasada, en la votación de la cámara previa al debate de las enmiendas, 47 diputados -una quinta parte del total- se rebelaron y votaron contra las instrucciones de su líder. La decisión de Corbyn de imponer el máximo grado de disciplina de voto provocó las dimisiones de tres miembros de su equipo de oposición. Esta tarde, tras haber sido rechazadas las enmiendas presentadas por los laboristas, ha dimitido uno más, y uno de peso: el portavoz de negocios, Clive Lewis, que ha abandonado a su líder para votar según su conciencia.
La situación de Corbyn dentro del grupo parlamentario es tan delicada que, tras sucesivas dimisiones en su equipo, cada vez tiene más complicado ya solo rellenar los puestos de su Gobierno en la sombra con diputados afines y que tengan apenas nociones sobre la cartera correspondiente. Al mediodía el equipo del líder se vio obligado a desmentir rotundamente los rumores de que Corbyn estuviera preparando su propia dimisión.
Una vez aprobada en la cámara baja, el proyecto de ley pasará a la Cámara de los Lores el próximo 20 de febrero, después del receso parlamentario de la semana que viene. Los lores podrán proponer cambios al proyecto de ley y votarán, pero su naturaleza de cámara no electa hace altamente improbable que decida contradecir la decisión tomada ayer en los Comunes. Superado el escollo la autorización parlamentaria, a la que el Gobierno se vio forzado por decisión del Tribunal Supremo, el Gobierno espera cumplir su promesa de activar la negociación de salida antes del final de marzo.
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