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Egipto se pone serio con el acoso sexual

Una nueva ley aprobada por el Parlamento dobla las penas de prisión por la lacra del acoso sexual

Desde hace más de dos décadas, el acoso sexual constituye una auténtica epidemia en Egipto, y muy especialmente, en El Cairo. Las cifras confirman los relatos de muchas chicas que afirman que los comentarios soeces, las miradas lascivas e incluso los tocamientos en espacios públicos son un tormento diario. Según una encuesta realizada en 2013 por la agencia de la ONU para los derechos de la mujer, un 99% de las mujeres confiesan haber sido acosadas en la calle. Ahora, una nueva ley aprobada por el Parlamento egipcio dobla las penas de prisión para los condenados de esta lacra moderna.

Un joven egipcio, seguido por sus amigos, agarra una mujer cruzando la calle con sus amigos en El Cairo.
Un joven egipcio, seguido por sus amigos, agarra una mujer cruzando la calle con sus amigos en El Cairo.AP

Ante la pasividad de unas autoridades alineadas con la cultura patriarcal dominante, ya fuera en la era Mubarak o las surgidas de la primavera árabe, hubo de ser la sociedad civil la que diera el grito de alarma. Varias ONG, como HarrassMap, que compila las agresiones y las sitúa en el mapa para alertar de las zonas y horarios más peligrosos, o Shuft taharrush (“Vi el acoso”), que organizaban patrullas de protección en las fechas más peligrosas, iniciaron una tarea de concienciación de la sociedad. El mundo de la cultura colaboró con varios documentales y con el exitoso filme El Cairo 678, que fue capaz de traspasar las fronteras del valle del Nilo.

No fue hasta 2014, cuando se produjo una brutal agresión frente a las cámaras en una manifestación a favor del presidente Abdelfatá al Sisi, cuando las autoridades se vieron obligadas a reaccionar, y promulgaron la primera norma que tipificaba como delito el acoso sexual. Sin embargo, pocas condenas han tenido lugar desde entonces. No en vano, cuando sucede en la calle, la víctima debe capturar ella misma al agresor, llevarlo a una comisaría de policía, y procurarse al menos dos testigos, según explica Hala Mustafá, la presidenta de Shuft Taharrush. Pero aún en el caso de que la víctima consiga apresar al acosador, no siempre cuenta con el apoyo de los agentes, que a veces la presionan para que no presente la denuncia.

A principios de mes, el Parlamento egipcio aprobó una ley que endurece los castigos a los perpetradores de este tipo de delitos. En concreto, se dobla la pena de prisión de seis meses a un año para los agresores e incrementa la multa mínima, que pasará de 5.000 libras (unos 250 euros) a 10.000 libras (unos 500 euros) en los casos de acoso sexual, cuya definición incluye no solo tocamientos en zonas erógenas, sino también gestos o palabras de contenido sexual. Además, también endurece el castigo para los abusos sexuales a menores.

Desde HarassMap, se ha aplaudido el reciente cambio legal, considerado "un paso" en la buena dirección. Sin embargo, se apunta que si no va acompañado de otras acciones del Estado, servirá de poco. “Mucha gente de la calle no sabe que la ley existe y por eso no actúan... En paralelo a un endurecimiento de la ley, es necesario hacer más campañas de concienciación”, explica a través de un correo electrónico Alia Soliman, la responsable de comunicaciones de esta organización. Ahora bien, Soliman reconoce que en los últimos años se ha producido una mejora importante de la situación, sobre todo gracias a que los medios hablan de un tema otrora considerado tabú y a la implicación de varias universiades en esta lucha.


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