El terrorista de Niza preparó el atentado durante meses
La fiscalía francesa acusa de complicidad a cinco detenidos tras el ataque
Mohamed Lahouaiej Bouhlel, el autor del atentado de Niza, se radicalizó en poco tiempo, pero su acto fue premeditado; preparado durante meses antes. Así lo indica la fiscalía, que acusa de complicidad a cinco detenidos. Dos de ellos estuvieron previamente en el camión que el terrorista utilizó para matar a 84 personas. Las simpatías por el yihadismo son evidentes, aunque aún no se ha hallado vínculo directo con el ISIS (Estado Islámico), que reivindicó el ataque.
Hace exactamente un año, Labouaiej Bouhlel ya fotografió los fuegos artificiales artificiales de la ciudad de julio de 2015 y mucho antes incluso envió mensajes y consultó artículos relacionados con el yihadismo. Tres de los cinco detenidos mantenían un contacto permanente con el autor de la matanza que ha costado la vida a 84 personas y ha dejado heridas a 330 en el ataque del 14 de julio pasado. Se trata de dos franco-tunecinos (uno de ellos, nacido en Niza), un tunecino y dos albaneses (un hombre y una mujer). Los tres primeros mantenían estrechos contactos con el autor de la masacre. Los albaneses son una pareja que presuntamente facilitaba armas a los otros.
La fiscalía no sabe si estos cinco detenidos participaban enteramente del proyecto mortífero de Labouaiej Bouhlel. “No he podido corroborar si hubo premeditación en ellos”, ha explicado el fiscal de la República François Molins, que sí ha afirmado: “El autor de la matanza se ha beneficiado de su apoyo y de su complicidad”. Al menos dos de ellos estuvieron en el camión que el terrorista utilizó para matar. Hay huellas en la puerta del camión del tunecino Choukri C., de 37 años, y fotos del 12 de julio pasado en la cabina del mismo de otro detenido, el franco tunecino de 40 años Mohamed Walid G, que además estuvo en el lugar de los hechos justo después de la matanza. A ambos les envió el terrorista tres mensajes minutos antes del atentado.
Molins ha dado a conocer un enigmático mensaje que también podría tener relación directa con los hechos. En abril de 2016, Choukri C. le dice al terrorista de Niza que cargue un camión y actúe mientras él mira. Mohamed Walid G. es, por su parte, uno de los que más contactos mantenía con el terrorista de Niza (1.278 intercambios con él en el último año).
Las simpatías por el yihadismo son evidentes. “¿Yo no soy Charlie?”, le escribió Mohamed Walid G. a Labouaiej Bouhlel tres días después del atentado de Charlie Hebdo, el 10 de enero de 2015. “Estoy contento. Habrá que traer a los soldados de Alá para terminar el trabajo”, añadía. En mayo de ese mismo año, el terrorista de Niza fotografiaba con su móvil un artículo periodístico titulado “Captagón, la poción mágica de los combatientes”, en referencia a la droga habitual de los que se inmolan. En enero de este año recogía otra noticia de prensa: “Se lanza sobre la terraza de un restaurante”.
Todos ellos son datos que lleva al fiscal a suponer que Labouaiej Bouhlel "fijó y maduró su acción varios meses antes de entrar en acción".
El autor del atentado de Niza portaba una pistola calibre 765, pero este mismo miércoles la policía ha hallado un fusil de asalto en un sótano gracias a los datos aportados por los detenidos.
Agria polémica
Mientras tanto, una semana después del atentado, Francia sigue enredada en una áspera polémica acerca de la prevención y la gestión gubernamental del ataque. La ultraderecha y la derecha, que han acusado sin desmayo al Ejecutivo de ineficacia, han encontrado este jueves un aliado inesperado: el rotativo Libération. Este ha publicado que el 14 de julio no había un solo policía nacional en el acceso que utilizó el terrorista Mohamed Labouaiej Bouhlel para entrar en el Paseo de los Ingleses con su camión para arrollar a la muchedumbre, en contra de lo sostenido hasta ahora por el ministro del Interior Bernard Cazeneuve. No solo el Gobierno ha desmentido la información. También la policía ha salido a la palestra para negar tal aseveración.
Con fotos y testimonios, el periódico, de línea editorial progresista, asegura que en el acceso utilizado por el terrorista para entrar en ese paseo, cerrado al tráfico en el momento del ataque, solo había barreras metálicas y conos, un par de agentes municipales y uno de sus coches.
El Frente Nacional ha pedido la dimisión inmediata de Cazeneuve y este ha reaccionado prometiendo una investigación de la Inspección General de la Policía que, en menos de una semana, despeje todas las incógnitas. Desde Dublín, donde se encontraba esta mañana en visita oficial, el presidente François Hollande ha pedido el fin de la polémica, ha prometido verdad y transparencia y ha llamado a la concordia nacional.
“Esta polémica en la que se cuestiona todo el tiempo la palabra del Estado y de la policía es insoportable”, se ha lamentado el primer ministro Manuel Valls. “Las acusaciones que se nos hacen son injustas e hirientes”, ha protestado Adolphe Colrat, prefecto de los Alpes Marítimos. Poco después, la Asamblea Nacional ha aprobado definitivamente (con los votos de la derecha) la propuesta gubernamental de prorrogar hasta el 26 de enero el estado de excepción. Durante el debate, el grupo de Los Republicanos se ha felicitado por la puesta en marcha de la investigación policial y ha pedido que se rinda cuentas al parlamento cuanto antes.
La matanza de Niza fue de enormes dimensiones, pero el tiempo transcurrido entre el inicio del dramático trayecto de Labouaiej Bouhlel por el Paseo de los Ingleses no duró más que 45 segundos. Recorrió casi dos kilómetros, haciendo eses, a una velocidad punta de 90 kilómetros por hora. Fueron los tiros de la policía nacional, situada frente al Palacio del Mediterráneo, los que acabaron con el terrorista.
Según los datos oficiales, el día de la tragedia, con el estado de excepción en vigor, hubo en el lugar 185 policías nacionales, 20 militares y 42 agentes municipales. En función de los turnos había simultáneamente entre 64 y 92 policías. En el Paseo de los Ingleses se congregaron esa noche 30.000 ciudadanos. Según indicó siempre Cazeneuve, se confió a la policía nacional los puntos más sensibles del perímetro. “Mentira”, respondía Libération esta mañana en grandes caracteres.
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