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El emperador de Japón anuncia su intención de abdicar

La decisión no está prevista en la ley nipona y obligaría a que el Parlamento aprobara una reforma

Akihito, el pasado diciembre en Tokiola celebración de su 82 cumpleaños.Vídeo: Thomas Peter
Macarena Vidal Liy

El emperador japonés, Akihito, de 82 años, planea abdicar en su hijo Naruhito por cuestiones de salud. Aunque no será de modo inmediato, sino "en los próximos años". Así se lo han indicado fuentes de la Casa Real nipona a la cadena de televisión NHK, según la que el soberano ya ha informado de su idea a su esposa, la emperatriz Michiko, y al propio Naruhito.

Según han indicado las fuentes a NHK, el emperador desea abandonar el trono debido a su avanzada edad y antes de que se encuentre demasiado débil para poder cumplir sus deberes como jefe de Estado. La Casa Real está buscando un momento adecuado para que el emperador se dirija al público, explica la cadena televisiva.

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La agencia japonesa Kyodo ha publicado una información similar, en la que precisa que el emperador no padece problemas inmediatos de salud pero sopesa la decisión desde hace un año. No obstante, cita también a un alto cargo de la Casa Imperial que niega las informaciones.

De confirmarse, es una decisión insólita para el Trono del Crisantemo. La última ocasión en que abdicó un soberano nipón fue hace dos siglos, cuando el emperador Kokaku renunció en 1817. Y no puede ponerse en práctica de inmediato: la posibilidad ni siquiera está prevista en la Ley de la Casa Real, por lo que requeriría una reforma que debería aprobar la Dieta, o parlamento.

"En cierto modo, la decisión de Akihito tiene un carácter liberal, ya que contribuye a mostrar al emperador de una manera más 'humana'. Es algo que puede estar en desacuerdo con la opinión de algunos de los partidarios más conservadores del primer ministro Shinzo Abe, que defienden el retorno a un culto más tradicional del emperador", sostiene desde Tokio Celine Pajon, del Instituto Francés de Relaciones Internacionales.

Akihito había sufrido problemas de salud desde que en 2003 se le detectó un cáncer de próstata. El tratamiento que le ayudó a superarlo le creó una osteoporosis. En 2011 sufrió una fuerte neumonía y un año más tarde se sometió a una operación de bypass de corazón.

El actual soberano nació en 1933, hijo del emperador Hirohito (llamado tras su muerte emperador Showa, por el nombre de su era) y la emperatriz Nagako. Como príncipe heredero –aunque entonces aún sin haber recibido ese título formalmente–, vivió de niño el auge del expansionismo japonés primero y la derrota de su país en la Segunda Guerra Mundial después. Las dos bombas atómicas lanzadas por EEUU contra Hiroshima y Nagasaki en agosto de 1945 precipitaron que Hirohito, en cuyo nombre se habían sacrificado centenares de miles de soldados, anunciara por radio la rendición. Fueron eventos que marcaron para siempre a Akihito y a su mandato como emperador.

Aunque científico por vocación –ha publicado estudios sobre ictiología e historia de la ciencia en revistas especializadas–, fue nombrado formalmente heredero en 1952. En 1957 conoció mientras jugaba al tenis a Michiko Shoda, hija de un adinerado empresario, con la que se casó en 1959 y que se convertiría en la primera plebeya miembro de la familia real nipona.

Akihito subió al trono en 1989, a la muerte de su padre, inaugurando la era imperial "heisei" o del "logro de la paz" en japonés. Desde entonces manifestó su intención de modernizar y acercar a los ciudadanos una de las casas reales más cargadas de formalidades del mundo, algo que solo ha conseguido parcialmente.

Aunque desprovisto de un papel activo en la política japonesa, como prevé la Constitución nipona de la posguerra, ha querido actuar como una voz conciliadora y fuera de su país. Especialmente en el resto de los Estados asiáticos, ha tratado de restañar las heridas dejadas por el militarismo nipón antes y durante la Segunda Guerra Mundial. En 1990 se disculpó por la colonización de Corea entre 1910 y 1945. Dos años más tarde, visitó China –fue el primer emperador japonés en visitar el Imperio del Centro– y reconoció el "gran sufrimiento" que había causado la ocupación nipona.

El sucesor de Akihito, Naruhito, inaugurará una nueva era en Japón, de nombre aún por determinar. Naruhito y su esposa, la princesa Masako, tienen una hija, Aiko. Dadas las actuales normas de sucesión japonesas, que impiden reinar a las mujeres, el heredero del próximo emperador será su sobrino Hisahito.

El pacifismo de Akihito

En agosto del año pasado se cumplía el 70 aniversario del fin de la guerra. El actual primer ministro, Shinzo Abe, estaba a punto de conseguir la aprobación definitiva en el Parlamento de una polémica reinterpretación constitucional que, según sus críticos, abandona parcialmente el pacifismo de la Carta Magna nipona. Akihito pronunció un discurso en el que declaró su "profundo arrepentimiento" por los actos de su país en aquel conflicto. "Espero sinceramente que los desastres de la guerra no se repitan nunca", declaró el emperador, que con sus palabras parecía enmendar la plana a su jefe de Gobierno. En su propio discurso, Abe había indicado que las nuevas generaciones no deberían tener que seguir pidiendo disculpas por aquellos hechos.

La noticia sobre los planes imperiales se da a conocer en la misma semana en la que el nacionalista Abe ha logrado, por primera vez en el Japón de la posguerra, una mayoría en la dos cámaras del Parlamento suficiente para una posible reforma constitucional que abandone definitivamente el pacifismo institucionalizado.
Aunque de confirmarse la decisión de Akihito, no tiene carácter político, sí "tendrá el efecto de atraer la atención sobre el emperador y su legado pacifista", opina Celine Pajon, del Instituto Francés de Relaciones Internacionales. Además de su discurso del año pasado, el emperador también efectuó varias visitas simbólicas a países víctimas de la invasión nipona. "En este sentido, es posible que tenga un efecto político, en cierto modo", considera la experta.

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Sobre la firma

Macarena Vidal Liy
Es corresponsal de EL PAÍS en Washington. Previamente, trabajó en la corresponsalía del periódico en Asia, en la delegación de EFE en Pekín, cubriendo la Casa Blanca y en el Reino Unido. Siguió como enviada especial conflictos en Bosnia-Herzegovina y Oriente Medio. Licenciada en Ciencias de la Información por la Universidad Complutense de Madrid.

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