Un atentado en Túnez contra la guardia presidencial causa 12 muertos
Según un portavoz del Ministerio del Interior, varios atacantes han hecho estallar el vehículo
El terrorismo ha vuelto a golpear con dureza Túnez, cuna de la primavera árabe y único país de la región que culminó su transición a la democracia. Un atentado perpetrado por un terrorista suicida contra un autobús de la Guardia Presidencial causó este martes la muerte de al menos 12 personas y heridas a otras 17, según informaron las autoridades tunecinas. El atentado, que no ha reivindicado ningún grupo, tuvo lugar en el centro de la capital, cerca de los ministerios de Turismo e Interior. El presidente Beji Caïd Essebsi ha decretado el estado de emergencia en todo el país y el toque de queda en el área metropolitana de la capital entre las 21.00 y las 5.00 horas.
Túnez ya ha sido víctima este mismo año de dos brutales atentados a manos del yihadismo, ambos dirigidos contra el sector turístico, uno de los puntales de la economía del país. El pasado mes de marzo, un ataque contra el Museo Nacional del Bardo segó la vida de 21 personas, la mayoría turistas europeos. Posteriormente, a finales de junio, un terrorista abrió fuego indiscriminadamente en una playa de la localidad costera de Susa provocando la muerte de 38 personas, la gran mayoría turistas de nacionalidad británica. En ambos casos, el autodenominado Estado Islámico se atribuyó las dos acciones.
Minutos después del atentado, la policía acordonó la zona, mientras camiones de bomberos y ambulancias se dirigían hacia el lugar de los hechos. La conflagración sucedió en hora punta y el tráfico en el corazón de la capital era muy denso. Según fuentes del Ministerio del Interior, un terrorista suicida detonó un artefacto explosivo a la puerta del autobús mientras los policías estaban entrando en el vehículo. “La mayor parte de los agentes que se encontraban en el autobús han muerto”, declaró una fuente de las fuentes de seguridad tunecinas a la agencia de prensa France Presse. Todas las víctimas mortales pertenecían a la Guardia Presidencial.
“Túnez se encuentra en una guerra contra el terrorismo”, dijo solemnemente el presidente Essebsi, adoptando la misma retórica que el presidente francés, François Hollande, tras los atentados de París. El veterano mandatario, que dirigió un breve mensaje televisado a la nación, solicitó la ayuda de la comunidad internacional.
Durante los días previos a la acción terrorista, no se había registrado ningún indicio de un atentado inminente, ni el gobierno había decretado el estado de alerta. Ahora bien, las medidas de seguridad en el centro se habían reforzado sensiblemente por la celebración durante toda la semana de las Jornadas Cinematográficas de Cartago.
A pesar de ser un país de tradición laica y de haber sido el único país de la primavera árabe que culminó su transición, Túnez es uno de los países que ha enviado más militantes a luchar en Siria e Irak, ascendiendo a más de 3.000. Y es que el yihadismo se encuentra bien implantado en el país, en parte, por contagio de los países vecinos. De hecho, según las autoridades, el autor de la masacre de Susa, Seifeddine Rezgui Yacubi, recibió adiestramiento en Libia, un país sumergido en el caos y sin un gobierno central.
Desde la revolución del 2011 que depuso al dictador Ben Alí, al menos 80 miembros de las fuerzas de seguridad han fallecido en atentados yihadistas y otros 200 han resultado heridos. Una de las zonas con una mayor actividad terrorista son las montañas del Chaambi, en la zona fronteriza con Argelia. Como sucede en otros países de la región, existe una competición entre grupos yihadistas por liderar este movimiento: la rama local del Estado Islámico y la brigada Oqba bin Nefaa, vinculada a Al Qaeda.
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