Putin ensalza al príncipe Vladímir
Vladímir, que introdujo la fe cristiana en el mundo eslavo oriental, falleció en 1015 y esa fecha es conmemorada por Rusia, Ucrania y Bielorrusia por separado
Con una recepción de gala para 400 invitados, el presidente de Rusia, Vladímir Putin, conmemoró el martes en el Kremlin el milenio de la muerte de Vladímir, el príncipe medieval que introdujo la fe cristiana en el mundo eslavo oriental (en 988 presuntamente). Vladímir falleció en 1015 y la fecha es conmemorada por Rusia, Ucrania y Bielorrusia, cada una por separado y con su propia interpretación.
Dirigiéndose a los invitados, entre ellos la jerarquía de la Iglesia Ortodoxa Rusa, Putin subrayó la importancia del acontecimiento que dio al pueblo la “fe y la base espiritual”. La cristianización de Rusia fue un “giro fundamental” en la historia, el Estado y la cultura de este país, dijo el presidente, según el cual el evento permite “comprender la continuidad de nuestra historia de muchos siglos”. La elección de Vladímir sirvió para que Rusia se estableciera como un “único país-civilización”, afirmó el dirigente, y añadió que, gracias a ella, “Rusia se fortaleció, incrementó su potencia y su autoridad a ojos de los vecinos próximos y lejanos y habló a nivel de iguales con los pueblos de Occidente y del Este”.
La interpretación ucrania de Vladímir considera a aquel príncipe como el “fundador del Estado europeo medieval Rus-Ucrania”, y de tal manera ha sido calificado por el líder ucranio Petró Poroshenko en el decreto para celebrar el aniversario.
La comisión de becas presidenciales de Rusia ha repartido varias asignaciones a proyectos para la divulgación de Vladímir y de su papel en la historia. La beca más cuantiosa, de 9,8 millones de rublos (más de 150.000 euros), se destinó a la organización de un foro histórico-cultural dedicado a demostrar “la continuidad de las bases espirituales del moderno Estado ruso”.
Sobre el telón de fondo de la anexión de la península ucrania de Crimea por Rusia en 2014, Vladímir se ha convertido en un instrumento ideológico para justificar la política del Kremlin en aquella península. Los argumentos rusos hacen hincapié en tres puntos: el carácter sagrado de Crimea por haber sido el escenario supuestamente elegido por Vladímir para convertirse (Hersonés, en las afueras de Sebastopol); la continuidad histórica del Estado, y Rusia como civilización (en contraposición a la idea de civilización europea).
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