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El error de la estelada

Lluís Bassets

El error es serio y tendrá consecuencias. Con los símbolos no se juega y mucho menos cuando se trata de la clase de símbolos que reconocemos como nacionales, que sirven para identificar una comunidad de ciudadanos.

Se ha cometido un error con la estelada y quienes lo han cometido, al contrario de lo que puedan pensar los más irreflexivos, no son ni la Junta Electoral Central, que ha exigido su retirada de los locales públicos y de los colegios electorales, ni la entidad privada Sociedad Civil Catalana, que presentó la denuncia por su presencia en los balcones municipales de tres centenares de localidades catalanas.

El error de la estelada lo han cometido los plenos municipales, los concejales y los alcaldes que han decidido, en el atolodramiento de su entusiasmo y sin que les frenara la prudencia ni el sentido de la ecuanimidad -no hablemos ya de la legalidad vigente-, situar en el lugar de la bandera de todos la bandera de una parte de la población, la de un partido, vaya.

No es así. La Junta Electoral Central, con la resolución, y Sociedad Civil Catalana, con la petición, han hecho un buen servicio incluso a quienes desean que las elecciones municipales sean la primera vuelta de las autonómicas y tengan incluso un carácter pre-plebiscitario. Sobre todo si quieren que las sucesivas elecciones tengan credibilidad y valor democrático para el proceso independentista.

Sólo los que querrían convertir la ceremonia de las urnas en unas manifestaciones de entusiasmo que desbordaran las normas y las reglas de equidad y de juego limpio entre todos los candidatos y partidos podrían desear que llegara el día de las elecciones con la bandera de un partido en los balcones municipales y en buena lógica también en los colegios electorales, las escuelas públicas o concertadas y en multitud de instalaciones pagadas con los impuestos de todos. Imaginemos qué percepción se daría internacionalmente de la idea de juego limpio que preside el proceso soberanista.

El error de la estelada no es anecdótico y viene de lejos. Es de fondo. Recordemos lo que dice la doctrina oficiosa que acompaña su utilización: se trata de la bandera de una insurrección, ahora pacífica, es evidente, pero insurrección al fin y al cabo, con voluntad de romper la legalidad en caso de que convenga. Se levanta cuando comienza el movimiento y no se arria hasta que triunfa, momento en que la bandera de todos, la bandera cuatribarrada desnuda, volverá a ser la única que se utilizará.

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En su imposición en los locales públicos hay, pues, dos ideas implícitas: una, rompamos ya la legalidad; y dos, esto no hay quien lo pare. En la medida en que haya muchos ayuntamientos que lo hagan, más clara será la ruptura y más irreversible.

El error es doble: creer que la comunidad internacional y sobre todo la Unión Europea podrían aceptar un movimiento rupturista, y creer que el proceso es irreversible. El primer error ya se ha ido esclareciendo con el tiempo y hoy hay muy poca gente que crea en una comunidad internacional rendida a los pies de una DUI (declaración unilateral de independencia). El segundo error aún no lo han reconocido todos, pero sí el soberanismo menos cegado por la pasión política: vender que el proceso es irreversible debilita el proceso.

Este último error pertenece a la misma clase de errores que las consignas "Ahora o nunca", "Tenemos prisa", "España nos roba", "Ahora es el momento", o todavía más la invención del concepto de unionismo para oponerlo al de soberanismo y de forma mucho más indecente todavía el de dependentismo para oponerlo al independentismo. Como la estelada, estos conceptos crean el espejismo de que convocan y agrupan gracias a la presión que ejercen, pero, de hecho, dividen y inmovilizan.

Hay momentos en que hay que elegir entre ser un país o ser una causa. Lo dijo Henry Kissinger muy solemnemente a propósito de Irán, pero me parece que tiene validez universal. La bandera tiene una gran virtud que hay que preservar: no es la bandera de una causa, sino de un país, de una nación que incluye a todos, los que quieren hacer una nueva, los que sólo quieren rehacerla con el conjunto de los españoles y los que quieren que siga tal como está.

Se trata de una virtud histórica, símbolo de la capacidad de supervivencia por encima de épocas y de regímenes y de la eficacia del catalanismo a la hora de hacer avanzar las cosas con el entendimiento y el pacto. Imaginemos por un momento que en el lugar de cada estelada hubiera simplemente la bandera catalana. El efecto político, me parece a mí, sería aún más fuerte que esta confusión actual de esteladas azules y estreladas rojas, todas banderas de partido.

La estelada no debe tener sitio en los edificios oficiales y en las instalaciones pagadas por todos los contribuyentes. Pero hay que respetar, solo faltaría, a quienes la quieren exhibir públicamente en edificios de su propiedad, en sus automóviles o sobre uno mismo. Pero también hay que recordarles la responsabilidad que significa esta exhibición. Cuanto más esteladas haya sin que después se sigan resultados, mayor será la decepción.

Último argumento, para mi gusto definitivo. Todo lo que ha conseguido Cataluña hasta ahora, y es mucho a pesar de lo que digan los derrotistas, se debe a lo que simboliza la señera. No tenemos noticia de que la estelada haya dado algún fruto positivo, pues todo lo que ha dado hasta ahora han sido atolondramientos, fracasos y decepciones.

Comentarios

Como ocurre con tantas otras “peculiaridades” del nacionalismo catalán, esta monserga de la estelada es una muestra más de que esa Cataluña que los soberanistas pretenden usurpar al siglo XXI para hacerla sólo suya es una construcción no sólo contra la modernidad sino, sobre todo, contra el resto de los españoles, por la simple razón de no ser éstos únicamente lo que ellos, los nacionalistas con pedigrí, creen ser. Cabría redactar un texto extenso sobre el particular pero hoy El País ha publicado una Tribuna lo bastante significativa como para no requerir más comentario:"Cataluña vive actualmente en un clima democrático que no es normal y que está dando lugar a graves casos de intolerancia procedentes de todos los sectores. Le ha tocado esta vez a Marina Pibernat Vila, candidata de ICV-EUiA por la ciudad de Girona. La cuarta en la lista, de la cual se ha visto obligada a salir a raíz de la violenta reacción que han provocado unas declaraciones suyas en Twitter. La presión que se ejerce sobre quienes no comulgan con la causa independentista llega a menudo a hacerles objeto de acosos y linchamientos verbales colectivos sin que nadie haga nada por evitarlo.El pasado 8 de mayo de 2015, durante la emisión de un debate electoral, Marina Pibernat tildó de “derechona catalufa” a los candidatos soberanistas y calificó de “asqueroso” al nacionalismo. Pero ya hacía tiempo que, debido a su tono beligerante y sarcástico, se veía acosada en las redes por un entorno incapaz de aceptar con normalidad democrática que una catalana de izquierdas no sea soberanista.Significativamente, ha sido la expresión “catalufo”, y no “derechona”, la que ha desencadenado el torbellino que le ha hecho imposible a esta militante comunista su participación en política y la presencia en las redes. No es cierto que todos los catalanes que simpaticen con la independencia compartan esta actitud agresiva. Se trata sólo de una pequeña parte, pero manifiesta tal voluntad de control que ha conseguido intervenir en la confección de listas ajenas a su ámbito. Se suscitan, por tanto, dudas sobre la salud colectiva de una sociedad incapacitada para la discusión, para la ironía y para frenar a tiempo situaciones como éstas.El pretexto para el linchamiento al que Marina Pibernat se ha visto sometida ha sido el supuesto carácter catalanófobo de la palabra “catalufo”. Cuesta aceptar que una palabra según quién la use tenga un significado u otro. Articulistas soberanistas utilizan en sus escritos el término “catalufo” con intención coloquial y lejos de darle un sentido catalanófobo. (Véase, por ejemplo, La Vanguardia del 17 de junio de 2008, pág. 21). Es inaceptable que cuando esa misma expresión la emplea alguien que se niega a seguir el independentismo, se despliegue una inusitada campaña de intimidación inquisitorial, llegando a afectarle al derecho democrático elemental de presentarse a unas elecciones.A Marina Pibernat se la ha acusado incluso de inventarse sus apellidos catalanes, pues se daba por hecho que alguien realmente llamado como ella no podía más que ser soberanista. Comprobada la autenticidad de su nombre, se le ha reprochado caer en un “autoodio” catalán, argumento idéntico al que utiliza la derecha nacionalista de Israel.Lo que se le ha hecho a Marina Pibernat es propio de una sociedad represiva e intolerante, de un modelo de convivencia condicionada, que una parte muy activa y fanatizada quiere imponer a toda la población. Al acusar a Marina Pibernat de catalanofobia se reproduce una situación que recuerda las creadas por el ayatolá Jomeini, el cual acuñó el término “islamofobia” para blindar los desmanes de su régimen integrista.No sólo por el linchamiento y la exclusión política a la que se ha sometido a Marina Pibernat, sino por todo lo que viene pasando en los últimos años, creemos que de nuevo hay que insistir en que esta situación no debe seguir. Todos los catalanes, los partidarios del soberanismo y quienes no lo somos, debemos ayudar a sacar a la luz las actitudes de intolerancia, vengan de donde vengan. Tenemos que encontrar una manera de convivir sin agredirnos.Con Marina Pibernat se ha cruzado una línea roja insólita que ha conducido a que sean los sectores más belicosos de la sociedad los que determinen quién va en las listas electorales. Quienes han inspirado esta carrera tienen la responsabilidad de frenar un curso de los acontecimientos que, además de ser peligroso, es innecesario.Estamos por la tolerancia y el respeto, y por que todo el mundo pueda ejercer sus derechos democráticos básicos. Esa es nuestra manera de decir basta y de reclamar la necesidad de trabajar en común para construir una convivencia democrática, y desde ella seguir luchado por nuestras propias, diversas y legítimas aspiraciones políticas.”Firman Javier Pérez Andújar es escritor, Beatriz Silva, periodista, Xavier Roig, consultor y Francesc Trillas, economista. Se adhieren, además, Carlos Jiménez Villarejo, Higinio Polo, Daniel G. Andújar, Ángel Duarte, Juan Cerezo, Félix Ovejero, Miguel Riera, Soledad Bengoechea, Juan-Ramón Capella, Salvador López Arnal, Carlos Pastor, Beatriz Ballestín, Ferran Gallego y Siscu Baiges.http://elpais.com/elpais/2015/05/15/opinion/1431697452_055394.html
Lo mas patético no es que discrepen Vds.Lo mas patético es que nadie consiga hacer adherir a los demas a la necesidad de un dialogo sin tabues...De que sirve mencionar lo que harian las instancias internacionales?El problema somos nosotros que no conseguimos convencer al otro de que hablemos.Perdonenme pero es una estupidez supina negar que el problema es enorme y cerrar la puerta a saber quienes quieren esa independencia y porqué, para encontrar soluciones...Pero que mas da, ya me he acostumbrado a ser parte de esa minoria que les dice que lo estan haciendo mal desde Felipe Gonzalez y no atienden a ninguna razon.Tan soberbios e imbuidos de autocomplacencia y condescendencia estan Vds. que, les digamos lo que les digamos los que propugnamos que sin hablar vamos al desastre, no se dan Vds. por aludidos y montan barricadas que hacen cada vez mas dificil ese tan necesario dialogo? Que ganan Vds. denigrandose unos a otros?????Que habra que decirles para que sean conscientes de la enormidad de su ignoranca e intolerancia?Es normal que no haya aun (despues de 37 años) una ley clara de licitaciones publicas que deje hacerle el juego a taifas partidistas, instituciones y bancos/cajas/empresas? Es normal que nadie abra esas fosas de la discorda? Es normal que el PP, y luego se le unieron todos, haya arrinconado Catalunya? Es normal que haya cientos de imputados por corrupcion de los partidos mas poderosos de la peninsula sin que nadie se movilice para que dimitan todos esos chorizos?Es normal que todas las instituciones, bancos, cajas, empresas esten tocadas por la corrupcion generalizada?Que les hara falta para que el tufo les impida continuar con la farsa de esta democracia de opereta?Sigan Vds. dando la imagen un pais patético, sin intelectuales que den la talla que hasta se permite tener un lio entre policias autonomicas, nacionales y de los centros de informacion en materia de seguridad nacional y terrorismo!!!!Sigan hablando de nimiedades mientras les dejan un pais hundido y podrido a las jovenes generaciones...Que les enseñan en las escuelas ? A decir beeee, en coro?Que mas les hace falta para que se rindan ante la evidencia de la necesidad de un debate nacional para conseguir esos consensos que nos permitan entrar realmente en democracia y resolver todos esos disfuncionamientos que todos posponen?Ahora si se dan las condiciones para un debate constiuyente sin ruidos de sables y conseguir una racionalizacion de la politica y administraciones publicas.Son todos Vds. sordos y ciegos pero mudos y con teclado no. Hacen Vds. tanto ruido y escriben tantas lineas para solo decir una palabra: NO!Patético.... Basta de debates de ingenuos y crédulos!!!! Debate real, ya!
TRIBUNAL egipcio condena a muerte a Mohamed Mursi, el anterior y efimero presidente, lider de los terroristas Hermanos Musulmanes que tanto dañaron a Egipto en tan poco tiempo. Esto y lo de Boston es el camino con estos salvajes criminales. No hay otra opción!
''ERES un ángel de paz'' dice E.P. que le dijo Francisco, el Papa Peronista, a Mahmud Abbas, el dictador palestino que abandonó las Negociaciones de Paz antes del tiempo prefijado, para formar el ''Gobierno de Unidad Palestino con los Terroristas Hamas, nada menos!! Vaya Papa!! si es verdad la noticia.
LLAMEMOS a las cosas por su nombre! Situar en el lugar de la bandera de todos, la bandera de una parte de la sociedad, la de un partido, es la típica conducta del autoritarismo, del fascismo que quiere imponer su ideología por la fuerza al conjunto. Se demuestra una vez mas de que pié cojean estos separatistas, su verdadera naturaleza fascista. Es lo que hacía ETA en el P.V., con la venia de los lendakaris.
De casualidad vi la nota y, que recalcitrantes son los catalanes, antes de argentina los veía como agradables pero son de espanto con ese odio hacia España y lo presumidos, el lugar de ampliar se achican? el Barça jugarán con quien? tendrán ejército si un día no está la UE y los atacan de áfrica..., jamás iría a Cataluña
El sr. articulista se muestra muy amable con los particulares que quieran mostrar esas banderas en sus propiedades, etc. pero se les tiene que indicar que detrás del único juego de las banderas y de los uniformes se esconde una falta considerable de criterio personal que conduce a un gregarismo , que puede ser de todo pelaje; gregarismo que puede ser utilizado por cualquier líder que no tenga en absoluto o en más ni menos intención , la consecución de lo que se simboliza con estos objetos de única y simple exhibición externa.
Una nota para el sr Lieberman, por si quiere leerla y responder: " P. ej:El otro día murió un soldado español, es decir un ciudadano, por un fallo de tiro de baterías del ejército de Israel.. Como el sr Lieberman tiene muy claro , eso parece, la distribución de bondades y maldades en el conflicto que le ocupa, le preguntamos: ¿Qué opinión le merece la muerte de dicho ciudadano?;:
Frente a esta España inmoral, codiciosa e intelectualmente pobre, me siento camusiano observando la impersonalidad sartriana y el peso de una vida dolorosa heidegeriana de un pueblo que sigue a vueltas con su alma y espiritualidad porque las luces de la mente no consiguen alumbrar la noche angustiosa de una religion de la venganza que deja de lado la humanidad, en una religiosidad eterna...... Aquella de las reglas inamovibles y los pecados mortales...Todo es esencial y no existen los matices...
España existe ahora. Pero el fantasma interrogador de 1898 sigue sin respuesta. ¿Qué somos? ¿Qué queremos ser? Cada tropiezo nos sumerge en un mar de dudas, con la sombra de la mala autoestima, y cierta certeza culposa nos abruma . Pues rara vez nos hemos exigido a nosotros, y a nuestros gobernantes, la más completa honestidad. Del mismo modo que nunca pudimos asumir la pérdida del postrer ajuar imperial, nunca asumimos que fue por complacencia. También por complacencia asumimos que la burbuja inmobiliaria sería casi "inpinchable", tanto ciudadanos como gobierno. Y las mismas CCAA nacionalistas y no-nacionalistas asumieron el aluvión de crédito como maná divino. Cuando las cosas van mal, el amor salta por la ventana. Por otro lado, el nacionalismo siempre es tacticista: una independencia sin consensuación ni preparación sería tirarse al mar sin flotador, y teniendo que aprender a nadar sobre la marcha. En este sentido, el País Vasco está cómodo con lo conseguido (de ahí su postura callada y prudente con respecto al tema catalán). Teniendo en cuenta la estructura del poder informal en el R78, lo más probable es que sea un movimiento de fichas entre las oligarquías políticas, las "familias", de Madrid y Barcelona. Al fin y al cabo, en Cataluña, una de las regiones donde más caló el mensaje del 15-M (con el argumento de la necesidad de la regeneración de TODO el Estado), dicho movimiento ha quedado relegado a un segundo plano. Desactivado el activismo ciudadano, todo vuelve a la tabla política entre partidos políticos "aspirantes" (Podemos, C´s...) y "asentados" (PP, PSOE, IU, PNV, CIU...), dejando en el olvido a la manifestación ciudadana fuera de los partidos políticos (conveniente Ley Mordaza). La presión inmediata, popular, ha quedado sustituida por el "what if..." de los "nuevos partidos". Ciertamente, España no es Islandia. Pero por un breve momento, soñamos en decir algo en esta democracia con algo más que los cheques en blanco del voto cada cuatro años. "Faisons semblant , més fréres...!"
¿Qué opinión le merece la muerte de dicho ciudadano? ¿Accidente? ¿O somos tan paranoicos que creemos que le dispararon a matar al estilo de Couso? Todos sabemos que Couso fue asesinado con premeditación, ventaja y alevosía.

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Sobre la firma

Lluís Bassets
Escribe en EL PAÍS columnas y análisis sobre política, especialmente internacional. Ha escrito, entre otros, ‘El año de la Revolución' (Taurus), sobre las revueltas árabes, ‘La gran vergüenza. Ascenso y caída del mito de Jordi Pujol’ (Península) y un dietario pandémico y confinado con el título de ‘Les ciutats interiors’ (Galaxia Gutemberg).

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