Los conservadores fuerzan la segunda vuelta en las presidenciales polacas
El ultranacionalista Duda impone el descontento social al discurso sobre la confrontación con Rusia del liberal Komorowski
Polonia se dispuso este domingo a elegir jefe de Estado con el convencimiento de que sería el mismo que el antiguo, Bronislaw Komorowski, presidente desde 2010 y apoyado por los liberales de la Plataforma Cívica (PO en sus siglas en polaco). Sin embargo, las encuestas a pie de urna difundidas a última hora de la noche por las televisiones locales reflejaban un vuelco inesperado. Andrzej Duda, el candidato de los ultranacionalistas de Ley y Justicia (PiS) ganaba por dos puntos a Komorowski (34% contra 32%). El resultado exacto es irrelevante, porque ambos deberán pasar a una segunda vuelta el 24 de mayo, pero refleja un cambio de tendencia en el país, donde el Gobierno liberal deberá enfrentarse a unas elecciones parlamentarias en otoño.
Komorowski, antiguo ministro de Defensa de 62 años, partía como favorito gracias a su amplia aceptación popular. Su campaña, sin embargo, ha resultado de todo menos movilizadora. Centrada en la seguridad y las malas relaciones con Rusia, ha soslayado los asuntos sociales que más afectan a la población. Al contrario, Duda (42 años), que partía con unas expectativas bajísimas, ha ganado tirón defendiendo una política de apoyos sociales a las clases más desfavorecidas y el regreso a los valores cristianos. Se espera que alcance el 30% de los votos.
Las propuestas que han reportado mayores apoyos al PiS han sido el adelanto de la jubilación (postergada hasta los 67 años por el PO), el rechazo al euro (que Polonia aún tiene pendiente introducir) y el fomento de la familia y la natalidad (mediante medidas sociales pero también con la lucha contra los anticonceptivos y una amalgama de ataques al aborto y la fecundación in vitro). Todas estas propuestas entroncan con los grandes debates nacionales, pero sobre ninguna tiene potestad el presidente, sino el Parlamento, controlado por el PO.
De confirmarse los sondeos, el europeísta Komorowski se vería perjudicado en su reelección por una peculiaridad del sistema electoral polaco. Para presentarse a presidente lo único que necesita cualquier ciudadano mayor de 35 años son 100.000 firmas. Ese reducido umbral de apoyos fomenta la aparición de personajes inclasificables que suelen atraer el voto del descontento. Entre las clases más educadas y los profesionales con mejores condiciones laborales, el apoyo a Komorowski ha sido erosionado por la opción de protesta que representa el cantante de rock Pawel Kukiz, que alcanza un sorprendente 20% en los sondeos y se revela como una figura emergente de cara a las elecciones parlamentarias. Es en las clases populares, víctimas de los bajos salarios y la precariedad, donde cala el discurso de renacionalización económica del PiS.
Siete candidatos más concurrían a la cita electoral, desde Janusz Palikot, un empresario que se presenta a las entrevistas con pistolas, dildos o cabezas de cerdo sangrantes, a Janusz Korwin-Mikke, defensor de la monarquía, la pena de muerte y la inferioridad intelectual de las mujeres. En el apartado de las decepciones queda Magdalena Ogorek, la candidata de los socialdemócratas, que no habría alcanzado el 3% de apoyos. El partido intentó contrarrestar su pérdida de popularidad presentando por sorpresa a esta historiadora de 36 años, famosa por su belleza y un papel de enfermera en una teleserie. Sin embargo el movimiento se ha vuelto contra el partido y todo apunta a una debacle.
No se esperan resultados oficiales hasta la última hora del lunes.
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