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Un elogio al Gobierno pone en crisis al partido socialista portugués

Costa, favorito para ganas las elecciones, reconoce que el país está mejor que hace 4 años

António Costa con Pedro Sánchez.
António Costa con Pedro Sánchez.GERARD JULIEN (AFP)

Mejor no mojarse. Esta máxima le había dado muy buenos resultados al secretario general del partido socialista portugués, António Costa, que encabeza todas las encuestas para ganar las elecciones generales de este otoño. Pero esta semana ha cometido dos tropiezos, uno de los cuales ha provocado una crisis en su mismo partido.

Alfredo Barroso, uno de los fundadores del PS, ha anunciado que se da de baja del partido después de que el líder de la formación reconociese, el pasado 19 de febrero, que el país está ahora "en una situación diferente" a la de hace cuatro años, cuando gobernaba su correligionario José Sócrates, hoy en la cárcel. Estas declaraciones las realizó en Lisboa, en un acto con empresarios en la Casa del Pueblo Chino.

Barroso, con el carné número 15, había apoyado a Costa en las primarias del partido. Ahora le acusa ahora de prestar "vasallaje" a los chinos y de olvidarse de los "centenares de miles de parados y de los dos millones de portugueses en el límite de la pobreza".

En el discurso, el actual alcalde de la ciudad agradeció a los chinos su "gran contribución para que Portugal pueda estar hoy en la situación en que está, bastante diferente de la que estaba hace cuatro años". Esas palabras son, según Barroso, un "vasallaje a la dictadura comunista y neoliberal de China". Barroso califica la declaración de "vergonzosa".

Aunque no hubiera directamente un elogio al Gobierno, sus palabras han servido para ponerlo en contradicción con la crítica fundamental que el PS hace a la política económica del Gobierno que, según el mismo Costa ha afirmado, "solo ha creado desempleo, paralización económica y emigración".

Costa se ha justificado diciendo que se trataba de un acto ante autoridades extranjeras y que delante de ellas no iba a criticar a su país. El líder socialista ha lamentado la renuncia de Barroso, a quien le ha explicado personalmente sus palabras.

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El PS ha acusado a los partidos que forman el Gobierno, PSD-CDS, de desviar la atención de los problemas del país y de provocar esta polémica, lo que es cierto, pues las palabras de Costa solo se han conocido gracias a un vídeo que grabó en aquel acto el eurodiputado del CDS, Nuno Melo, y que fue subido a la Red.

Pero esta polémica no es la única que esta semana ha afectado al máximo candidato a ganar las elecciones generales de otoño. Acusado de criticar, pero de no desvelar nada de su programa electoral, Costa confesó en un acto organizado por la revista The Economist que no se pueden lanzar promesas porque el resultado depende de otros factores. "Lo que es esencial", dijo, "es identificar correctamente los problemas".

Tras el triunfo electoral de Syriza en Grecia, Costa se desligó de su homónimo griego PASOK y dijo que estaban más cerca del partido ganador, liderado por Alexis Tsipras. Con su estrategia de hacer suyas las reivindicaciones de Syriza, como la petición de la reestructuración de la deuda, Costa ha conseguido mantener a su electorado y ha impedido que crezcan movimientos portugueses nacidos bajo la sombra de Syriza.

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