Putin y Poroshenko esbozan un pacto para frenar el conflicto ucranio
El Kremlin propone un plan de siete puntos como base para un alto el fuego
El presidente ruso, Vladímir Putin, y su homólogo ucranio, Petró Poroshenko, conversaron telefónicamente este jueves para frenar el conflicto en Ucrania. Ambas partes apreciaron un acercamiento de posiciones y, tras el diálogo, el mandatario ruso esbozó un plan de siete puntos que, según su punto de vista, podría ser la base para un alto el fuego. El plan incluye tanto la retirada de las tropas de Kiev de las proximidades de las ciudades como el cese de la exitosa ofensiva lanzada hace una semana por los separatistas. Putin dio a conocer el plan de siete puntos en Mongolia, donde se halla en visita oficial, después de que hablara por teléfono con su homólogo ucranio, Petró Poroshenko, con el que discutió las vías para conseguir un pronto alto el fuego en la zona de conflicto.
Ante todo, según Putin, las Fuerzas Armadas de Ucrania y las milicias de las provincias de Donetsk y Lugansk tienen que cesar las operaciones ofensivas. Además, las tropas ucranias deben retirarse a una distancia que excluya la posibilidad de bombardear con su artillería y con misiles a las ciudades para evitar que sigan pereciendo civiles. El tercer punto contempla “un control internacional objetivo y verificable del alto el fuego”, que debe ser ejercido por observadores que cuenten con la confianza y el respeto de ambas partes.
Como cuarto punto el líder ruso propone excluir “el uso de la aviación de guerra contra la población civil y las ciudades en la zona del conflicto”. La quinta de las medidas —que, según Putin confesó, elaboró durante su vuelo a Ulan Bator, la capital de Mongolia— consiste en un canje de prisioneros y retenidos “sin condiciones previas” y con la fórmula de “todos por todos”.
Es asimismo indispensable “abrir corredores” por donde se puedan desplazar los refugiados y por los cuales sea posible entregar ayuda humanitaria a las localidades de las provincias de Donetsk y Lugansk.
Por último, el acuerdo, que las partes en conflicto podrían cerrar mañana viernes durante las negociaciones en Minsk del Grupo de Contacto para Ucrania, debe prever el envío de especialistas para “la reparación de las infraestructuras sociales y comunales” que han sido destruidas por la guerra.
Putin considera, después de la conversación telefónica con Poroshenko en la que debatieron “detalladamente la crisis militar y humanitaria en Ucrania” que su visión sobre las vías para terminar con el conflicto y la del presidente ucranio son “mayormente coincidentes”.
Horas antes de que Putin hiciese público su plan, la oficina de prensa de Poroshenko se había apresurado a informar de que ambos mandatarios habían alcanzado un acuerdo para un alto el fuego permanente en las provincias rebeldes. Sin embargo, poco después llegó el desmentido del Kremlin, que reiteró lo que ha dicho desde un principio: Rusia puede contribuir a lograr un arreglo pacífico, pero no puede pactarlo, ya que ella no es parte del conflicto; se trata de un problema interno de Ucrania, y con quien Kiev tiene que negociar y llegar a acuerdo es con los separatistas.
Kiev deja Crimea a media luz
Rusia es riquísima en hidrocarburos y tiene suficientes recursos para producir la energía eléctrica que consume, pero no así Crimea, que depende todavía en un 80% de los suministros de electricidad de Ucrania. Y Kiev ha hecho ver claramente lo que significa esta dependencia, al reducir drásticamente la electricidad que envía a la península anexionada por Rusia en primavera, lo que ha provocado que en los últimos días Crimea se haya visto sin electricidad durante horas.
Más aún, el miércoles Ucrania amenazó con cortar completamente los suministros de electricidad, con el argumento de que el país sufre una crisis energética, que sería consecuencia del conflicto en el Este, que ha paralizado numerosas plantas térmicas que trabajan con carbón, principal riqueza de las provincias rebeldes de Donetsk y Lugansk.
Las centrales térmicas proporcionan cerca del 40% de la energía eléctrica de Ucrania, lo que unido al déficit de gas (Moscú, debido a la multimillonaria deuda de Kiev, sólo lo suministra si los ucranios pagan por adelantado), ha llevado a una situación tan difícil que Ucrania ha declarado el estado de emergencia en el mercado eléctrico.
En estas circunstancias, la compañía estatal Ukrinterenergo ha anunciado el drástico recorte del suministro: recibirá 300 megavatios durante la mañana y la tarde en lugar de los 1.000 que necesita.
Al no existir conexiones de red eléctrica entre Rusia y Crimea, lo único que puede hacer Moscú para aliviar la situación es enviar generadores, con los que se estima que se alcanzaría a generar hasta 700 megavatios diarios. Además, el agua potable escasea en Crimea, y el Kremlin tendrá que realizar ingentes inversiones para solucionar esa carencia.
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