La división de las alas militar y política de Hamás bloquea el diálogo en Gaza
Israel ataca 100 objetivos y los grupos palestinos lanzan 180 cohetes
Nadie quiere dar formalmente por muertas las negociaciones entre Israel y las milicias palestinas y, sin embargo, parece difícil devolverlas a la vida. Hamás está dividido, con su rama política tendente a un acuerdo parcial y progresivo que ponga fin al cerco sobre Gaza frente a la militar, partidaria del todo o nada. El martes, cuando acababan las treguas encadenadas que dieron calma durante nueve días a la Franja, se había llegado a un consenso mínimo. Permitía iniciar la reconstrucción de Gaza con la apertura de algunos pasos fronterizos con Israel y posponer un mes decisiones más complejas, como la desmilitarización. Pero cuando las facciones estaban de acuerdo, la violencia se impuso de nuevo.
El anuncio de que el Ejército de Israel había atacado la residencia de Mohamed Deif, jefe de las Brigadas Ezzedin al Qassam, brazo armado de Hamás, llevó a los islamistas a responder con contundencia —40 cohetes, algunos de los cuales llegaron hasta la periferia de Tel Aviv y a Jerusalén— y a amenazar con desatar un “infierno”. “Es un hecho demasiado grave como para impedirles que respondieran, pero se podía haber actuado de otra manera”, reconocía el miércoles un responsable de Hamás en Gaza. Aludía a la amenaza de lanzar cohetes contra el aeropuerto de Tel Aviv. Hamás lanzó una “advertencia” a las compañías aéreas internacionales para que no vuelen a partir de las seis de la mañana del jueves hasta el aeropuerto internacional Ben Gurion. A principios de la actual ofensiva ya se produjeron dos jornadas de anulaciones con un coste millonario para las compañías.
Las brigadas han confirmado que la vivienda de su jefe en Gaza fue atacada el martes con cinco proyectiles. Cinco personas murieron: la esposa de Deif y su hijo de ocho meses, dos menores de 4 y 14 años y un adulto. El mismo bloque ya fue golpeado en 2012, en la Operación Pilar Defensivo, matando a 10 miembros de esa última familia, los Al Dalou. Hamás niega que su jefe miliciano esté muerto. “Quienes viven cerca de la frontera de Gaza no podrán volver a sus casas hasta que Deif lo decida”, advirtió el portavoz Sami Abu Zuhri. La cadena Fox, en cambio, citó una fuente de inteligencia israelí que constató que fue asesinado.
Israel guarda silencio pero hasta tres ministros defendieron el miércoles que era un “blanco legítimo” comparable a Osama bin Laden, líder de Al Qaeda abatido por Estados Unidos. Tzipi Livni, titular de Justicia, calificó de “error” la negociación con Hamás. Sus palabras, viniendo del ala más centrista del Gobierno, evidencian que también ahí hay división. La ultraderecha —encabezada por Avigdor Lieberman— lleva semanas rechazando los contactos y pidiendo una ofensiva que “derrote” a las milicias. Ahora se suman los moderados —como Yair Lapir, ministro de Finanzas—, que no quieren volver a la mesa de diálogo con Hamás. En consecuencia, el primer ministro, Benjamín Netanyahu pierde apoyos.
La reunión del gabinete de seguridad acabó sin decisiones claras sobre la operación militar —tras haber llamado a 2.000 reservistas—, o sobre si se reanudan las conversaciones. Eyal Danino, consejero político de la Embajada israelí en Egipto, sigue intentando “restablecer la calma”. Mientras tanto, Azzam al Ahmad, líder de la delegación palestina, insiste en que ellos están “dispuestos a volver a las negociaciones cuando haya un ambiente adecuado”, pero otra vez la rama militar de Hamás pidió en público que la delegación abandone el país vecino y cierre esta vía. El presidente palestino Mahmud Abbas ha viajado a Qatar para tratar de reactivar las iniciativas de paz.
La violencia dejó el miércoles en Gaza 22 muertos en 24 horas; entre ellos ocho menores y una mujer embarazada. La cifra total de víctimas de la devastadora ofensiva asciende ya en la Franja a 2.040 muertos y 10.200 heridos, mientras se mantiene la cifra de tres civiles y 64 militares muertos en Israel. Por su parte, Israel atacó un centenar de objetivos, en tanto que las milicias palestinas lanzaron contra suelo israelí al menos 180 cohetes.
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