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España delega en Portugal su representación al inicio de la cumbre

El presidente, que viajaba desde Malabo, es el único dirigente europeo que no ha comparecido

Rajoy busca apoyos para entrar en el Consejo de Seguridad.Foto: reuters_live

El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, ha considerado que la cumbre de la Unión Africana en Malabo (Guinea Ecuatorial), a la que asistió el jueves como único invitado europeo, era estratégica para los intereses españoles. Tanto que asumió dos costes importantes para estar allí. El primero, la fotografía con el dictador Teodoro Obiang, ante quien reclamó “pleno respeto a los derechos humanos”. Y el segundo, su ausencia en una cena clave en Bruselas en la que estaba previsto que comenzara el nuevo reparto de poder en la UE. Rajoy no llegó a tiempo desde Malabo —fue el único mandatario europeo ausente— y delegó su representación en el portugués Pedro Passos Coelho, ya que al Consejo Europeo solo acuden los primeros ministros o presidentes. Pese a todo, el encuentro acabó siendo breve y sin debates cruciales.

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La Moncloa argumenta que la cumbre africana era estratégica, mientras la cena en Bruselas no por tratarse de una cita informal. Rajoy llegó en la noche del jueves a Bélgica y el viernes estará en las reuniones oficiales de la cumbre y en la votación del nuevo presidente de la Comisión Europea, que será Jean-Claude Juncker, el candidato por el que el presidente español apostó cuando así se lo reclamó la canciller alemana Angela Merkel en el congreso del Partido Popular Europeo en Dublín.

Para el Gobierno español, la ausencia en esta cena no es tan significativa —aunque sea la primera vez que Rajoy hace algo así y aunque en la historia de la UE haya ocurrido en contadísimas ocasiones— porque las decisiones importantes se toman el viernes. Además, fuentes del Ejecutivo sostienen que lo que más interesa a España, el reparto de cargos clave como el de presidente del Eurogrupo —al que aspira Luis de Guindos—, no se decide en esta cita, sino en otra a finales de julio. Esta vez solo se hablará del presidente de la Comisión Europea, argumentan estas fuentes, algo que ya está decidido. En Bruselas, no obstante, se matiza que todo el esquema de cargos está ya sobre la mesa, aunque formalmente se apruebe en julio.

El Gobierno confía en lograr ese puesto para Guindos, a pesar de la ausencia de Rajoy, porque la negociación se está produciendo fuera de las reuniones formales, y en ella el presidente y el ministro de Economía creen contar con el aval de Merkel y Wolfgang Schaüble, su ministro de Finanzas.

El Ejecutivo insiste en que el presidente sí llegará al momento principal de la cumbre, la reunión del viernes, la que formalmente elegirá al presidente de la Comisión Europea y la que discutirá en profundidad la estrategia de los próximos años (que también comenzó a tratarse el jueves por la noche).

Rajoy estaba especialmente interesado en acudir a Malabo, aun a costa de asumir las críticas, por dos motivos. Uno, el de ampliar sus contactos en África, una zona que, según ha reconocido él mismo, España tiene bastante abandonada desde el punto de vista estratégico. “Voy porque África nos importa”, resumió esta misma semana.

El segundo motivo también es clave para la estrategia internacional de Rajoy. El presidente quería tener el máximo número de contactos posible entre los 54 miembros de esta organización porque todos ellos suponen votos clave para el gran objetivo: el regreso de España como miembro no permanente del Consejo de Seguridad de la ONU, que se vota en otoño en Nueva York. Si se cumplen los planes de La Moncloa, con Guindos al frente del Eurogrupo y España de nuevo en el Consejo de Seguridad, Rajoy podrá sostener que ha logrado que su país vuelva a ser importante.

Con esta decisión de optar por la cumbre africana, Rajoy se perdió un encuentro de gran importancia para la UE, según fuentes comunitarias. El presidente no llegó para unirse a sus socios en Ypres, localidad belga donde conmemoraron el jueves el centenario de la Primera Guerra Mundial. Fuentes comunitarias que exigen anonimato describen la ausencia como “muy poco habitual”. Otras fuentes diplomáticas expresan también su extrañeza ante esta ausencia, aunque matizan que el encuentro decisivo es el viernes—con un formato de almuerzo, también propicio para la deliberación— y que ahí sí estará Rajoy.en uno de sus escenarios más cruentos—, pero no pudo participar en la cena. La silla española quedó, pues, vacía.

Fue el ministro español de Exteriores, José Manuel García-Margallo, quien acudió a los actos de conmemoración de la guerra —en uno de sus escenarios más cruentos—, pero no pudo participar en la cena. La silla española quedó, pues, vacía.

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