Aquilino Morelle, alias ‘El Marquesito’, debilita aun más a Hollande
El principal asesor político del presidente se ve forzado a dimitir tras ser acusado por Mediapart de conflicto de intereses, de beberse el vino más caro del Elíseo y de tener un limpiabotas personal
Después de nombrar y verse obligado a cesar a un ministro de Hacienda que tenía una cuenta secreta en Suiza, François Hollande ha afrontado este viernes la segunda dimisión de un colaborador cercano. Su principal asesor político, Aquilino Morelle Suárez (París, 1962), hijo y nieto de emigrantes asturianos, se ha visto obligado a dejar su cargo apenas 24 horas después de que la web Mediapart publicara una investigación que le acusa de haber cobrado ilegalmente dinero de la industria farmacéutica cuando era inspector de un organismo público de Sanidad. El reportaje revela además que Morelle, pluma ocasional de los discursos del presidente, utilizaba a un negro para esa tarea, y tenía contratado a un limpiabotas personal que enceraba sus 30 lujosos pares de zapatos una vez por semana en un salón del palacio del Elíseo.
Antes de presentar su dimisión, Morelle ha negado a través de su cuenta de Facebook haber incurrido en conflicto de intereses, y ha explicado que “como servidor público, hay ciertas actividades al margen de la Administración que están permitidas por la ley”.
Pero, según el artículo publicado el jueves por Mediapart, Morelle cobró 12.500 euros en 2007 por asesorar a Lundbeck, un laboratorio danés, al mismo tiempo que elaboraba informes para la Inspección General de Asuntos Sociales (IGAS) en los que cuestionaba la relación entre la industria farmacéutica y la política, y reclamaba mayor trasparencia.
La web de investigación asegura que Morelle “hizo todo lo posible para ocultar” esa doble tarea, ya que creó una sociedad pantalla, que luego puso a nombre de su hermano, para cobrar los emolumentos del laboratorio, y nunca pidió la autorización necesaria para efectuar ese trabajo de asesoría privada.
Además, Mediapart traza un perfil demoledor de Morelle, muy alejado de la República sobria y ejemplar que prometió Hollande durante la campaña presidencial. El reportaje cuenta que, en el Elíseo, Morelle era conocido como le petit marquis (El Marquesito o El Petimetre); que empleaba a chóferes de la Presidencia para asuntos personales, que cada semana llamaba al Elíseo a un limpiabotas para abrillantar sus zapatos, y que abría caras botellas de vino de la bodega del palacio –bodega que Hollande ordenó vender parcialmente hace unos meses- para simples almuerzos de trabajo.
La renuncia de Morelle ha calmado los ánimos dentro de un Partido Socialista francés fracturado tras la derrota en las municipales y que desconfía cada vez más abiertamente de la política económica de corte neoliberal adoptada por Hollande.
Durante su primer viaje oficial tras las municipales, el presidente ha afirmado en Clermont-Ferrand que la dimisión era "la única opción posible" para que su asesor pueda "clarificar" los hechos que se le reprochan, y ha añadido que había “trabajado bien” durante los dos años pasados en la Presidencia, aunque le corresponde “a él, y solo a él”, responder sobre “lo que hizo antes" de llegar al Elíseo.
Hollande también ha dejado en el aire una frase que sus adversarios podrán quizá recordarle dentro de un par de años; el presidente ha afirmado que, si no logra reducir el desempleo, “no habrá ninguna razón” para que vuelva a ser candidato a las presidenciales en 2017.
El nuevo tropezón del presidente más impopular del último medio siglo acrecienta sin duda la debilidad de Hollande. El nuevo primer secretario de los socialistas, Jean-Christophe Cambadélis, había dejado claro por la mañana que Morelle no tenía otra opción que dimitir si no ofrecía rápidamente un argumento sólido para defenderse de las graves acusaciones. Y los Verdes, antiguos socios de Gobierno de los socialistas, también habían criticado abiertamente al asesor.
Amigo de Valls
Diplomado por la Escuela Nacional de Administración (ENA) y médico de profesión, Aquilino Morelle es un buen amigo de Manuel Valls, con quien coincidió trabajando como asesores en el Gabinete del exprimer ministro Lionel Jospin. Morelle ha visitado hoy a Valls antes de tomar su decisión de dimitir; según ha contado el entorno del primer ministro, este le ha recomendado que deje el Elíseo para que pueda “responder libremente a las preguntas de la prensa”.
Hace unos meses, Morelle contó su historia familiar en un reportaje publicado por EL PAÍS SEMANAL. Sus abuelos, de Mieres y Sama de Langreo, emigraron a Francia en los años veinte, pero en 1936 volvieron de vacaciones a España; les pilló el inicio de la Guerra Civil y pasaron años sin poder regresar a su país de adopción. Sus padres se instalaron en Belleville, un barrio proletario del norte de París, a finales de los años cincuenta.
Su padre trabajó como obrero en la fábrica de Citroën de Nanterre, al oeste de la capital, mientras su madre se ocupaba de cuidar a los siete hermanos. “Nos criaron con una lógica de asimilación total, sin nostalgia de España, con la idea de que teníamos que ser más franceses que los franceses, y yo me entregué en cuerpo y alma a esa idea”, dijo entonces Morelle.
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