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Conciencias tranquilas

Lluís Bassets

Tengo la conciencia tranquila. Así se oye una y otra vez de boca de sospechosos, imputados, enjuiciados y puede incluso que de condenados. Estamos en una época de tranquilidad de las conciencias. En la superficie todo se agita, pero las conciencias están conformes y serenas, satisfechas del comportamiento de sus propietarios.

Los tribunales dirán lo que quieran. No hablemos ya de la prensa. Ni siquiera dejaremos margen para las evidencias, esa prueba que se exhibe bajo la luz del sol y a la vista de todos. Lo único importante es la tranquilidad de conciencia. La democracia ha llegado hasta aquí: la única ley moral que sigo es la que yo invento e improviso para mi conciencia. El totalitarismo está ya a mano de todos y cada uno de esos sujetos individualistas que solo atienden a una conciencia cómoda y adaptable, la suya, única soberana y señora.

Quien busque explicaciones para la corrupción puede encontrarlas en la extendida e impudorosa apelación a la conciencia por parte de quienes se ven implicados. El juez último y mayor que es la propia conciencia no me condena, nos dicen; por tanto, de nada valen las condenas que puedan pronunciar otros jueces y menos todavía los jueces sin títulos que son los periodistas que pregunta e inquieren.

De ahí que cada vez que alguien nos diga que tiene la conciencia tranquila debemos entenderlo como reconocimiento de una culpa que confiesa que no se dejará atrapar; que evitará incluso acogerse a la última salvación moral del culpable mediante algún arrepentimiento y reparación. Las numerosas conciencias tranquilas de nuestro tiempo son las carpas felices que chapotean en la charca podrida de la corrupción como sistema.

Comentarios

Estoy de acuerdo
Creo que viene al caso una frase de la película Django desencadenado y que puede definir la situación política en nuestro paísEstán escapando. Los cobardes siempre hacen eso.
Pedir a los cínicos y a los sinvergüenzas que tengan valores morales es uno de esos esfuerzos inútiles que producen melancolía. Además, declaraciones como esas no me parecen importantes, lo preocupante es la insufrible lentitud judicial. Si los juicios fueran más rápidos a nadie le preocuparía el cinismo de esos comentarios; pues en la cárcel, según nos informan las películas, todo el mundo dice que es inocente y nadie se escandaliza por ello. Simplemente necesitamos instituciones más eficaces para no seguir acumulando enfado tras enfado, indignación tras indignación.
La tranquilidad de la conciencia de algunos es directamente proporcional a la cantidad que han conseguido robar y dejarla a buen recaudo. Y eso tranquiliza un montón.
Ni hay conciencia de rectitud ni rectitud de conciencia, menos de lo primero que de lo segundo, en el supuesto de que no sean la misma cosa. Mal puede sentirse mal alguien al que le falta la conciencia de qué es ser recto, por más que la tenga muy clara con respecto al resto.
Estoy de acuerdo con el artículo del Sr. Bassets, y solo precisar que los paraisos fiscales, donde se esconde lo robado, tranquiliza las conciencias de los ladrones y de sus cómplices.
Si hay un refrán que resume esta situación a las mil maravillas: dime de qué presumes y te diré de qué careces. Y además el dicho cuadra por un lado y por el otro. Todos estos imputados por robar presumen de carecer de todo lo que se les imputa, luego carecen de toda carencia.
LAS CONCIENCIAS.Febrero 2013-02-26A mi, como ciudadano común, me preocupa más la ausencia de un sistema judicial, rápido y eficaz capaz de juzgar y condenar en un tiempo razonable que la tranquilidad de conciencia de unos profesionales, en cuya clase, salvando las honrosas y escasas excepciones la agenesia de este atributo resulta consustancial.Si a cualquier ciudadano, en la situación económica imperante, se le ocurriera, asaltar y robar la residencia, de alguno de estos señores, que habiendo despilfarrado en sus bacanales los millones tomados del bolsillo de los contribuyentes, pasean libremente disfrutando de las comodidades que les proporciona su punible conducta, seguramente no le pondrían ninguna pulsera ni le retirarían el pasaporte, simplemente le colocarían tras las rejas y le darían el tratamiento de delincuente. Claro que, en el plano estrictamente legal no se justificaría su acción, pero en el plano ético, resulta repugnante el trato privilegiado a los grandes bandidos que pululan libremente en nuestra sociedad Y lo que la experiencia ha demostrado fehacientemente a lo largo de los años es que finalmente, ninguno terminará en la cárcel, pues en última instancia, el grueso del producto de sus fechorías está a buen recaudo en los paraísos fiscales. Pericles
Justicia lenta. ¿Porqué será?
no politica es corupta , los personajes son coruptos, mmmmmmm Django ... que pelicula.
El pueblo que más habla de conciencia es precisamente el italiano pero es evidente que la palabra la han incorporado por repetición constante desde la escuela y no por asimilación del significado de la palabra.

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Sobre la firma

Lluís Bassets
Escribe en EL PAÍS columnas y análisis sobre política, especialmente internacional. Ha escrito, entre otros, ‘El año de la Revolución' (Taurus), sobre las revueltas árabes, ‘La gran vergüenza. Ascenso y caída del mito de Jordi Pujol’ (Península) y un dietario pandémico y confinado con el título de ‘Les ciutats interiors’ (Galaxia Gutemberg).

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