Homeland
Todo agente secreto es doble por definición. Y si es doble, puede ser triple o cuádruple.
¿Es una maniobra para dinamitar el proceso o una estructura de Estado que se despliega anticipadamente? ¿O ambas cosas, es decir, una operación a dos bandas?
Hay una profunda lección de humildad en los efectos del espionaje: todos tenemos nuestras debilidades, nuestros vicios, nuestros pecados ocultos de los que avergonzarnos.
El espía es como el sacerdote. Lo sigue siendo aunque haya colgado los hábitos. Nadie puede darse de baja en este oficio. Todo ex espía es un espía.
El espionaje adquiere toda su trágica significación cuando lo que está en juego no es una marca comercial, una carrera política o el resultado de las elecciones, sino el destino de la misma causa a la que servimos o traicionamos.
Hay que ir con cuidado en este juego. No es una película. No es una novela. Como es la causa sagrada, la patria, la que está en peligro, al final siempre se juega a muerte, se mata o se muere.
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