Los chiíes de Pakistán exigen al Gobierno que los proteja de una milicia suní
Un atentado este sábado y otro en enero han matado a 200 hazaras. Los parientes de las víctimas se niegan a enterrarlas para presionar a las autoridades
Los chiíes de Pakistán han dicho basta. Y se niegan a enterrar a sus muertos en señal de protesta. Exigen que las autoridades les protejan después de que el sábado un atentado con coche bomba matara a 89 personas de etnia hazara (de credo chií) en un mercado atestado de mujeres y niños en Quetta. El ataque se suma a otro similar en la ciudad que el mes pasado mató a otro centenar de hazaras. Ambos han sido asumidos por milicianos suníes –que consideran que los chiíes no son musulmanes- de un grupo denominado Lashkar e Jhanvi.
Miles de hazaras han hecho una sentada este lunes y, como medida de presión, han eludido la obligación islámica que urge a enterrar a los fallecidos cuanto antes y han velado 71 cadáveres junto a un templo. “No les daremos sepultura hasta que cumplan nuestras exigencias”, ha declarado a Syed Muhamad Hadi, portavoz de la alianza de los grupos chiíes citado por Reuters. Su demanda es clara: “Que entreguen la ciudad al Ejército y este lance operaciones selectivas contra los terroristas y quienes les apoyan”, ha dicho Hadi.
Los ataques contra los hazara en Pakistán, un país mayoritariamente suní, han aumentado mucho. El año pasado fue, con 400 hazaras muertos en atentados, el peor para los chiíes en cuanto a la violencia sectaria.
El gobernador provincial, Nawab Zulfikar Magsi, nombrado recientemente después de que su predecesor fuera relevado tras el anterior atentado, hizo unas declaraciones contundentes horas después del atentado en las que culpó a los agentes de inteligencia: “Están demasiado asustados para perseguir a los que promueven el terrorismo o están tan perdidos que ni siquiera saben a qué se enfrentan”, dijo. Magsi, según la BBC, explicó que había dado manos libres a las fuerzas de seguridad y que estas claramente habían fallado. “Su trabajo es prevenir este tipo de ataques. Para eso les pagan”.
Miles de pakistaníes se manifestaron este lunes en varias ciudades contra los atentados, incluidas la capital, Islamabad, y Lahore, donde activistas chiíes protagonizan una sentada que pretenden mantener hasta que el Gobierno frene lo que consideran “un genocidio chií en Pakistán”, en palabras de Ammar Yasir, un líder local de esa rama del islam. Una huelga en protesta ha paralizado Karachi, la capital comercial del país.
La ofensiva antisuní se produce a solo unos meses de las elecciones generales. El grupo Lashkar e Jhanvi, que pretende convertir Pakistán en una teocracia suní, se suma a los talibán y Al Qaeda como los principales factores desestabilizadores de Pakistán, potencia atómica.
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