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Chicago se hunde en la violencia

La localidad que vio nacer a Obama como político ha visto crecer de manera alarmante el número de asesinatos por armas En 2012 fueron 506, 200 más que los fallecidos en Afganistán

Eva Saiz
Un altercado en el funeral de Hadiya Pendleton, en Chicago.
Un altercado en el funeral de Hadiya Pendleton, en Chicago.JOHN GRESS (REUTERS)

El pasado 29 de enero, Hadiya Pendleton, una joven de 15 años, era asesinada de un disparo en un parque de Chicago. Su muerte hubiera pasado desapercibida, como la del medio millar que se registraron en esa localidad a lo largo de 2012, de no haberse reactivado el debate sobre las armas en Estados Unidos, tras la masacre de Newtown. Hadiya, sin embargo, representa a otro tipo de víctimas de la violencia armada que nada tiene que ver con las de las matanzas en colegios o cines. Se trata de las víctimas de los tiroteos aislados, que se cobran muchas más vidas que los que terminan en masacres, pero que no suscitan la misma atención.

La muerte de Hadiya es, además, el enésimo ejemplo de la situación de creciente inseguridad que se vive en los últimos años en las calles de Chicago. En 2012, la ciudad más poblada de Illinois contabilizó 506 asesinatos relacionados con armas de fuego, un 16% más que en 2011. En el primer mes de 2013, ya se han registrado 43 muertes por disparos de balas, se trata del mes de enero más letal en varias décadas.

En 2012, la ciudad más poblada de Illinois contabilizó 506 asesinatos relacionados con armas de fuego, un 16% más que en 2011

En 2012, la policía de la localidad contabilizó 2.364 tiroteos, un 12% más que en 2011. Los jóvenes son uno de los colectivos más afectados por este tipo de violencia. El año pasado, 319 estudiantes de escuelas públicas de la localidad recibieron disparos, 24 de ellos mortales –en Afganistán en ese mismo periodo fallecieron 300 soldados estadounidenses-. La organización Cure the Violence asegura que entre el 20 y el 30% de los menores de Chicago han sido testigos de un tiroteo.

Ante la crudeza inapelable de estas cifras es imposible no caer en la tentación de comparar la situación de violencia e inseguridad que se respira en determinadas zonas de la ciudad con el terror del Chicago de los años 20.

Pese a todo, Chicago no es una de las ciudades con mayor índice de violencia de Estados Unidos –ni siquiera se encuentra entre las 20 primeras-, pero el hecho de que el incremento de la criminalidad en sus calles se haya producido bajo el gobierno local de Rahm Emanuel, antiguo jefe de Gabinete de Barack Obama, y, sobre todo, que esa sea, precisamente, la localidad que vio nacer como político al actual presidente de EE UU, ha polarizado la atención. El propio Obama, cuando presentó su plan para el control de armas a principio de este año, además de enumerar las matanzas en Colorado, Virginia o Connecticut, también mencionó las muertes que se suceden cada día en las “esquinas de las calles de Chicago”.

El índice de homicidios en Chicago y Nueva York era bastante similar en los años 90. Dos décadas después, el ratio en la primera ciudad es tres veces superior que en la segunda, según el Chicago Crime Lab de la Universidad de Chicago. “Incluso es más alto que el de la ciudad de Los Ángeles, una localidad asociada a la violencia de las bandas”, aseguran desde ese centro. Chicago es la localidad con mayor población que ha visto crecer de manera exponencial su índice de violencia armada justo cuando en el resto del país se produce un descenso generalizado del número de muertes violentas.

El año pasado, 319 estudiantes de escuelas públicas de la localidad recibieron disparos, 24 de ellos mortales –en Afganistán en ese mismo periodo fallecieron 300 soldados estadounidenses-

El recrudecimiento de la violencia en esta ciudad es alarmante si tenemos en cuenta que Chicago y el Estado de Illinois tienen una de las legislaciones más restrictivas en cuanto al uso de armas. En Chicago no se pueden comprar armas, las pistolas estaban prohibidas hasta que, en 2010, el Tribunal Supremo estableció que esa medida era inconstitucional y los propietarios de armas deben registrarlas ante la policía. Illinois es, también, el único Estado de la Unión que no permite extender licencias para portar armas ocultas, una disposición que deberá alterar ya que un Tribunal de Apelación estatal ha fallado que atenta contra la Segunda Enmienda.

Los defensores del derecho a llevar armas ponen a la ciudad de Chicago como ejemplo de que una mayor regulación no ayuda a la prevención de la violencia armada. Sin embargo, la policía de la localidad tiene otra explicación. El superintendente Garry McCarthy explicó a la radio local WBEZ que las armas que se utilizan en las calles de Chicago “se compran legalmente fuera de los límites de la ciudad y se introducen en ella ilegalmente”. “Esas son las que acaban matando a nuestros vecinos”, aseguró McCarthy, que indicó que, en 2012, se incautaron 7.400 armas de fuego. En lo que va de año, según datos del Departamento de Policía de la localidad, ya son casi 300.

Organizaciones como Black Youth Porject, Cease Fire Illinois o Cure the Violence coinciden en que parte del problema del aumento de la criminalidad en Chicago se debe a las desigualdades sociales. De hecho, los tiroteos se concentran en los barrios con menor índice de ingresos y en el que residen las minorías afroamericana e hispanas. Desde Cure the Violence sostienen que el problema es eminentemente económico. “El desempleo en esas zonas ronda el 35%. Uno de cada cinco habitantes afroamericanos está en el paro y uno de cada tres vive por debajo del umbral de la pobreza”, indican. “En esas zonas, un arma ofrece seguridad. El arma es poder”.

El recrudecimiento de la violencia en esta ciudad es alarmante si tenemos en cuenta que Chicago y el Estado de Illinois tienen una de las legislaciones más restrictivas en cuanto al uso de armas

Los responsables de Cease Fire Illinois ponen el foco de atención en el efecto que la violencia ejerce en los jóvenes. “Los adolescentes que son testigos o experimentan la violencia crecen en un constante estado de trauma y esa situación les lleva a una parálisis o a abrazar con mayor ahínco la violencia”, señala un portavoz.

El alcalde Emanuel ha advertido de que presentará su propio plan para el control de armas, tras comprobar cómo fracasaba en el Congreso de Illinois una propuesta de ley para prohibir los rifles de asalto. El Superintendente de Policía de la ciudad también ha reiterado que la principal prioridad de su departamento es luchar contra la violencia de las armas y ha abogado por aumentar las penas de prisión a los que sean condenados por delitos relacionados con armas de fuego.

La iniciativa de Obama sobre el control de las armas ha logrado poner el foco no sólo en las grandes matanzas en escuelas, cines o universidades, sino en la violencia por que se cobra más vidas, que es más constante y que, hasta ahora, pasaba desapercibida.

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Sobre la firma

Eva Saiz
Redactora jefa en Andalucía. Ha desarrollado su carrera profesional en el diario como responsable de la edición impresa y de contenidos y producción digital. Formó parte de la corresponsalía en Washington y ha estado en las secciones de España y Deportes. Licenciada en Derecho por Universidad Pontificia Comillas ICAI- ICADE y Máster de EL PAÍS.

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