Un año clave para la acción política
Llegamos al último día de 2012 con la amenaza de una recesión provocada por la falta de política en Estados Unidos y con la entera Unión Europea y Japón que están ya en recesión. La preocupación más inmediata viene de Washington, donde faltan días e incluso horas para que entren en vigor automáticamente unos recortes de presupuesto público e incrementos de impuestos que “podrían inclinar la economía estadounidense a la recesión y pesar negativamente en el crecimiento global”, según palabras de Ángel Gurría, secretario general de la OCDE.
Además de la amenaza de recesión, tres más son las amenazas, estas de tipo bélico, que pesan sobre la estabilidad del mundo en 2013, según los expertos del think-tank estadounidense Council on Foreign Relations. El primero es la extensión a los países vecinos y el total descontrol del actual conflicto armado entre la oposición y el Gobierno en Siria, tras el hundimiento del régimen y la muy probable caída este año de Bachar el Asad. El segundo, que finalmente se produjera el ataque israelí a las instalaciones nucleares de Irán, con el efecto de arrastre sobre Estados Unidos. El tercero sería una dramática escalada de tensión entre Japón y China por las islas denominadas Diaoyu en chino y Senkaku en japonés, que podría llegar al incidente armado.
El primero es el hundimiento del euro, que ha conseguido sobrevivir a 2012, debido a una salida desordenada de Grecia de la Unión Monetaria. El segundo es una crisis política en China, fruto de una primavera democrática muy acorde con el próximo salto en la renta per cápita hasta los 15.000 dólares, el umbral actual para una transición, según algunos especialistas. El tercero es una evolución reformista en Irán, donde hay elecciones presidenciales en junio, que comportaría una apertura internacional y una negociación en buena forma sobre su programa nuclear. El cuarto es un acontecimiento bélico, quizás de nuevo tipo, en forma de ciberataque, guerra nuclear o uso de armas de destrucción masiva, por parte de actores informales o de alguna de las actuales potencias, como Rusia, Pakistán, Irán o Corea del Norte.
Entre las megatendencias para los próximos 15 años, el Global Trends 2030 señala una mayor difusión del poder en el mundo, algo que ya se puede observar en las actuales dificultades políticas de gobernanza mundial para 2013: “No habrá un poder hegemónico. El poder se trasladará a las redes y a las coaliciones en un mundo multipolar”. El primer afectado por esta megatendencia es el primer receptor del informe, Barack Obama. Karl Rove, eficaz asesor electoral de los Bush con vocación de pájaro de mal agüero para el presidente demócrata, ha escrito en el Wall Street Journal que “el señor Obama descubrirá que la influencia y el poder presidenciales en el segundo mandato son casi siempre menores que en el primero”.
Según Ryan Lizza, el corresponsal del semanario The New Yorker en la Casa Blanca, los próximos 18 meses serán decisivos para Obama. “Los límites del mandato son crueles con los presidentes”, escribía en junio pasado, lejos todavía de la victoria de noviembre (El segundo mandato, ¿qué hará Obama ahora si es reelegido?, 18 de junio). Esta ventana de oportunidad de año y medio que tiene Obama es también el plazo que tiene Europa para resolver su propia crisis de gobernanza y empezar a crecer, a menos que quiera arriesgarse a una crisis social pavorosa.
Momentos decisivos para el desenlace de la crisis serán tanto las elecciones generales en Alemania como las de Italia en febrero, en las que la sombra de Berlusconi es todavía una amenaza persistente. De las urnas podría salir una modulación más social y orientada al crecimiento de la cansina y torturada construcción de la unión fiscal, bancaria y presupuestaria en la que está metida la UE.
De la resolución en las próximas horas o días del abismo fiscal no depende tan solo la entrada en recesión de la economía estadounidense y el efecto de arrastre global, sino también la posibilidad para Obama de completar su programa de reformas, sobre todo en inmigración y energía, asentar su política exterior con el nuevo equipo presidencial, y demostrar que sí se puede. Si Obama no puede hacer política en 2013, ¿quién podrá hacerla?
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