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Las protestas contra Morsi en El Cairo llegan al palacio presidencial

Los manifestantes han intentado romper el cordón de seguridad del recinto

Foto: overonaelpais | Vídeo: Khaled Elfiqi (EFE) / Vïdeo: Reuters-LIVE!

El clima de creciente tensión en Egipto a raíz de las últimas y controvertidas decisiones del presidente Mohamed Morsi ha llegado literalmente hasta las puertas de su palacio presidencial. Decenas de miles de personas respondieron a la convocatoria de las fuerzas de oposición, y participaron el martes por la tarde en diversas marchas que confluyeron en la sede de la presidencia. Una información de Reuters asegurando que Morsi había abandonado el palacio por cuestiones de seguridad generó un gran revuelo. No obstante, el Ministerio del Interior informó que, tras su jornada laboral, simplemente volvió a su residencia habitual, en un barrio acomodado de la capital.

Ya a primera hora de la tarde, la policía había extremado las medidas de seguridad, formando un cordón de seguridad alrededor del palacio, y colocando alambradas en el perímetro del edificio, situado en el barrio cairota de Heliópolis, así como en las calles colindantes. El ministro del Interior se tomó en serio una convocatoria con un título amenazador: El último aviso.

Cartel a favor de la huelga mediática.
Cartel a favor de la huelga mediática.

No obstante, las fuertes medidas de seguridad no disuadieron a los manifestantes, que tras cortar algunas alambradas, avanzaron hacia la sede de la presidencia. En respuesta, las fuerzas de seguridad intentaron dispersar a los manifestantes con el lanzamiento de gases lacrimógenos. Según informan medios locales, unas diez personas resultaron heridas en el altercado. “La policía ha lanzado dos o tres latas de gases lacrimógenos, y la gente se ha desmayado. Las ambulancias se han apresado a entrar para llevárselos”, explicó el bloguero The Big Pharaoh en su cuenta de Twitter.

Tras unos breves minutos de altercados, tanto policías como manifestantes se reagruparon, dejando varias decenas de metros entre ellos. Mientras los antidisturbios recibían refuerzos, y se apostaban en los alrededores del palacio de Ittihadia, los activistas coreaban "No nos marcharemos, no nos marcharemos". También debió retumbar en los oídos de Morsi el ya célebre lema común a todas las revueltas árabes: "El pueblo quiere la caída del régimen”. Este es el mismo grito que la multitud entonó en Tahrir en enero del año pasado. Aquella vez el mensaje iba dirigido a Hosni Mubarak. Ahora, a Mohamed Morsi, el presidente de los Hermanos Musulmanes electo el pasado junio en unos comicios libres.

La actual crisis política arrancó el pasado 22 de noviembre, cuando el rais islamista aprobó un decreto con rango constitucional por el que se arrogaba poderes cuasi absolutos. Ante el enorme rechazo que suscitó su decretazo, los islamistas optaron por acelerar la redacción del borrador de la Constitución, que fue finalmente aprobado por la Asamblea Constituyente el pasado viernes. Sin embargo, este movimiento solo consiguió echar más leña al fuego del conflicto entre islamistas y laicos.

Los manifestantes piden una retirada inmediata del decreto de Morsi, y también la suspensión del referéndum constitucional, que debe celebrarse el próximo día 15 de diciembre. La oposición al presidente Morsi pide que se cree una nueva Asamblea Constituyente con una composición más equilibrada entre islamistas y laicos, y se redacte un nuevo borrador de la Carta Magna consensuado.

Con su último órdago, el rais islamista no solo ha tensado la inflamable escena política egipcia, sino que ha alienado a varios estamentos sociales de gran importancia, como la judicatura. Aunque el Consejo Judicial Supremo, el órgano máximo de la judicatura, se ha mostrado dispuesto a colaborar en la supervisión del referéndum, el Club de los Jueces insistió ayer en su llamada al boicot. Según sus estimaciones, solo una minoría de los magistrados realizará el monitoreo de la consulta.

Otro sector que se ha subido al carro de la oposición al rais es el de los medios de comunicación. Un total de 12 periódicos no han salido a la calle como protesta por el riesgos a las libertades individuales, y en concreto a la de expresión, que representan las últimas decisiones del presidente Morsi. Está previsto que mañana otras cinco cadenas de televisión se sumen al apagón informativo, y dejen de emitir cualquier señal.

En un panorama mediático con una fuerte presencia pública —el Estado posee tres periódicos de gran tirada, y cerca de una decena de canales—, todos los grandes medios privados del país árabe han participado en la iniciativa, lo que supone seria advertencia a Morsi. Cada día parece más claro que el presidente cometió un error de cálculo, e infravaloró la oposición que generarían sus medidas.

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