La victoria tiene permiso para llegar tarde
A las 11 y cuarto de la noche, 05.15 en la hora española, ha caído la victoria, como cae el gordo de la lotería. Se sabe que saldrá, pero no se sabe cuándo. Nada en la larga noche electoral, que fue decantándose lentamente, hizo presagiar en ningún momento que Obama pudiera caer derrotado. La dilación de su llegada le da más sabor y satisfacción para los vencedores.
Ha sido la victoria de la aritmética sobre la economía. La aritmética tiene que ver con la composición étnica, el voto juvenil, el nivel de la participación y la distribución de los delegados. Entre todas las variables, la que mejor ha activado el voto para Obama, ha sido la pujante población hispana, especialmente sensible a las políticas contra la inmigración del partido republicano y a las promesas en sentido contrario del presidente.
Tan favorables eran las expectativas de las grandes cifras que se llegó a especular con que Obama obtuviera la victoria en delegados y no en cambio en votos populares. Esta hipótesis la ha contado en privado Bill Clinton a algunos de sus interlocutores internacionales, aunque en tal confidencia puede haberle jugado una mala pasada el vanidoso inconsciente del único presidente demócrata de doble mandato desde Roosevelt, ahora igualada por Barack Obama.
La economía, en cambio, pesaba sobre los electores en un país acostumbrado a crecer, crear puestos de trabajo y castigar a los presidentes por las recesiones incluso cuando ya se sale de ellas. El hombre de negocios, los beneficios, la empresa privada son excelentes argumentos populares, más fácilmente creíbles cuando los exhibe un multimillonario. Esta era la principal preocupación del electorado y también para Obama y su estado mayor electoral.
El impacto de este argumentario ha sido insuficiente para decantar a los votantes indecisos en favor de Romney, que finalmente no ha sido capaz de convencer a suficientes electores sobre la bondad de sus fórmulas desreguladoras.
Comentarios
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.