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Elogio de la transición

La española fue muy elogiada en su día. No ahora, cuando ni siquiera quienes la hicieron se atreven a reivindicarla. Véase a Jordi Pujol, que da por hecho que se equivocó. Ya que no podemos elogiar la nuestra, hagamos lo propio con la de Birmania, aunque todavía no haya desembocado en la democracia. Cae muy lejos, interesa poco y hay que esforzarse para encontrar paralelismos. Nadie va a reprochárnoslo.

Suu Kyi es la hija del general Aung San, héroe de la independencia asesinado en 1948 cuando ella solo tenía dos años. Desde 1988 encabezó la oposición a la Junta Militar y al año siguiente ya estaba bajo arresto, prolongado hasta 2010 salvo cortos periodos de interrupción. Al frente de la Liga Nacional para la Democracia, ganó en 1990 unas elecciones que la Junta Militar anuló. Y venció de nuevo y muy ampliamente en abril de 2011 en unas elecciones parciales, las primeras de la apertura democrática, en las que se jugaban 45 escaños sobre 600.

Suu Kyi tira de la cuerda cuando conviene, pero a la vez también echa una mano al gobierno tutelado por los militares al que se opone. En Estados Unidos ha sido recibida esta semana por Obama, Hillary Clinton y el Congreso como lo que es, una heroína de la libertad. Aunque encabeza la oposición, ha pedido en Washington que se levanten las sanciones contra su país. Como hacen los líderes responsables, actúa ya como si gobernara. Desde la epopeya de Mandela no se había visto nada igual.

De la ley a la ley. Sin rupturas. Con el consenso como método, “hasta conseguir que forme parte de la cultura política de Birmania”, según sus propias palabras. Así se hace camino, no con la remontada de los extremos que conocemos en Europa y en Estados Unidos, la denigración del adversario o la abominación del consenso y de las posiciones moderadas.

Suu Kyi es una mujer paciente y reformista, preparada siempre para el compromiso y el diálogo. Sin estas virtudes, nada hubiera conseguido. Y ha sabido aprovechar la aparición de una figura clave, el exgeneral y ahora presidente U Thein Sein, un moderado dispuesto a dirigir el país hacia una apertura democrática. Siempre es cosa de dos, al menos. Nadie puede abrir el baile de una transición desde el poder sin la pareja al otro lado con la que emprenderá unas complejas relaciones de pacto y de pugna, como sucedió entre nosotros con Suárez y Carrillo.

Comentarios

Tampoco es cuestión de quedarnos mirando embelesados y melancólicos la transición que hicimos en España tras la muerte de Franco. En aquella ocasión, como en Birmania, era fácil tener claro el objetivo: "dictadura no, democracia sí". Pero ahora nos tenemos que enfrentar a una situación mucho más compleja donde lo que faltan son ideas sobre lo que queremos que sea nuestra siguiente etapa colectiva. ¿Dónde están las nuevas ideas, los nuevos políticos, los nuevos intelectuales? http://www.otraspoliticas.com/politica/la-crisis-es-sobre-todo-de-ideas
Cómo hemos cambiado y cómo cambia todo respecto a lo cambiado en el pasado. Cuando se hablaba en positivo se decía el artífice, el alma de la Transición. Falta poco para empezar a buscar culpables, responsables en negativo, por muy desmemoriados que se encuentren. Pobre, quizás eso le salve de sufrir el búmeran del éxito/fracaso en la política, que primero te ensalza en el momento coetáneo y luego te envilece cuando la realidad se juzga en circunstancias que son muy otras. El caso es no reconocer la culpa actual. Y yo creo que hay que valorar las cosas en su momento y no criticarlas cuando todo ha cambiado y no se puede saber qué se habría hecho hoy en la misma situación. Ahora necesitamos mirar adelante y no atrás, y ojalá improvisen un consenso, una transición como aquella, siquiera para salir del atolladero económico-político-territorial y no añado más guiones porque no se me ocurren, pero seguro que hay más. Que no estamos contentos como estamos. Que no hay dinero y cuando no hay dinero todo son penas. Mas habla de fatiga. Sí, fatiga, y bolsillos vacíos, que al revés que en otras facetas de la vida normal, solo se anda más ligero y satisfecho cuando se llevan llenos.
La Tramsición española se hizo con un ruido de sables de fondo muy fuerte, y pienso que en esas condiciones no se podían esperar maravillas (de hecho no tardó mucho en haber un golpe de estado muy peligroso), pero desde luego tiene muchos defectos y quedó sin completar. En el juego político posterior, que en España rara vez miró más allá de las próximas elecciones, se tendió a mirar para otro lado y encima a mitificarla, como si nuestra Constitución no tuviera errores de bulto, empezando por el engendro del actual Senado. La crisis es una ocasión estupenda para revisarla...si los neocons no consiguen cargarse la democracia, que camino andado llevan.
El problema Nessie, es la concepción de Estado es demasiado antagonica entre mucha gente, sin deseos de bajar a un terreno común. En un país tan teatral en sus pasiones como este, el espectaculo seria risible sino fuese algo tan real como la agonía económica que viven a pie de calle. Al final es esa gente la que arde en las piras que levantan las soflamas. Los sacerdotes del fuego rara vez se queman...

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